Por Carlos Sacchetto - csacchetto@losandes.com.ar - Corresponsalía Buenos Aires
Varios de los intendentes peronistas bonaerenses que formaron el Frente Renovador como una opción medianamente opositora al kirchnerismo, y que contribuyeron a derrotarlo en ese territorio en 2013, están volviendo al Frente para la Victoria. La pregunta es si también la mayoría de aquellos votantes hará lo mismo.
Una rápida mirada a la composición del voto que le permitió a Massa ganarle al oficialismo en el principal distrito del país (provincia de Buenos Aires representa casi el 40 por ciento del padrón nacional), permite detectar a peronistas que por aquellos días estaban descontentos, y a quienes sin compromiso partidario quisieron expresar su oposición al gobierno.
Más allá de los "aparatos militantes" que son alimentados por los llamados barones del conurbano, hay una masa de votantes que no se siente obligada por nadie a elegir según sus preferencias. De hecho, en 2013 junto a la boleta encabezada por Massa se colgaron muchos candidatos del Pro, que no contaba con estructura propia en ese territorio.
Opciones
A pesar de las evidencias negativas que proporciona cada uno de los dirigentes que se vuelven al oficialismo, y de lo que muestran las encuestas más serias, en el Frente Renovador confían en que Massa va a retener un buen caudal de votantes. Dan por descontado que los peronistas descontentos siguen siendo muchos y que los independientes opositores no querrán un cambio tan drástico como el que propone Mauricio Macri. En consecuencia, seguirán dando pelea hasta el final.
En el macrismo, en cambio, sostienen que aquel triunfo del Frente Renovador de 2013 fue producto de su discurso opositor, y que por más que muchos dirigentes peronistas que estaban con Massa ahora se están volviendo al kirchnerismo, hay en el país -y también en el distrito bonaerense- un sentimiento anti oficialista que será capitalizado por Macri. Agregan que los peronistas descontentos, en todo caso, se inclinarán en las primarias por José Manuel de la Sota en su interna con Massa.
De ese modo, el ex intendente de Tigre sufriría una dura derrota que lo obligaría a repensar su futuro. En varias de las mesas de análisis montadas por los candidatos y también en especulaciones periodísticas con capacidad de influencia se concluye en que Sergio Massa tiene por delante dos caminos: o mantiene su candidatura y su discurso, y queda muy lejos de la pelea entre el oficialismo y Macri, o él también prepara su regreso al kirchnerismo que lo supo prohijar, bajándose de su pretensión presidencial.
Ambas opciones -según las ingenierías electorales- llevan a Massa al desierto político, pero tienen un costo diferente. Si mantiene su candidatura y pierde, aunque sea por mucho, podrá esperar una nueva oportunidad para dar batalla. Pero si vuelve al kirchnerismo, por el solo hecho de incurrir en una grave contradicción quedaría señalado para siempre como un veleta sin propuesta propia. Es cierto que
Argentina es un país con poca memoria en estas cosas de la política, pero también hay actitudes que suelen ser imperdonables.
Mientras tanto, el gobierno desborda de felicidad y se atribuye la autoría de las penurias de Massa. A su vez Macri cree que saldrá beneficiado porque entre la continuidad y el cambio, la sociedad apostará por su propuesta.
¿Y esto?
Como en política nada es definitivo, hasta que se cuenten los votos todo es posible. Dos fuentes con fuerte militancia en el kirchnerismo consultadas para este panorama sostuvieron que no es descabellado pensar que Cristina autorice una operación que afectaría seriamente las chances de Macri. El oficialismo podría ofrecerle a Massa que se baje de su candidatura presidencial y se postule a la gobernación de la provincia de Buenos Aires.
El ofrecimiento incluiría el apoyo kirchnerista, que buscaría así contener los votos peronistas que le quedan al Frente Renovador. Las fuentes se basan en que por ahora los candidatos del oficialismo en ese distrito "no mueven el amperímetro" y que "con Massa se puede negociar". En Tigre, cuando se les menciona esa posibilidad reaccionan con indignación y afirman que forma parte de una campaña para desprestigiar a Massa.
Dentro de 20 días deberán ser oficializadas las candidaturas para participar de las elecciones primarias. Serán las mismas que competirán en la elección general de octubre, cuando se disputa el premio mayor. Ninguno de los protagonistas del espectáculo político ha dicho la última palabra.