Los grandes desafíos que debe afrontar nuestro país en materia de urbanismo e infraestructura demandan la intervención de la ingeniería civil con una visión que tenga cada vez más protagonismo bajo el concepto de sostenibilidad. Este término, del inglés "sustainability", resulta más abarcativo que el generalmente utilizado de sustentabilidad, ya que integra la ecología con la economía y el marco social.
El Consejo Profesional de Ingeniería Civil (CPIC), abocado desde hace más de 70 años a buscar soluciones a los más grandes desafíos de ingeniería para nuestra sociedad, considera que podrían mencionarse tres principales ejes temáticos sobre los cuales afortunadamente se estará poniendo foco en 2017 y los años venideros: la Ingeniería Urbana sostenible, las energías eficientes en edificios y las políticas públicas de energías renovables. Son temas estrechamente vinculados entre sí, porque implican abordar el impacto ambiental, la generación de energía limpia, el uso racional y eficiente en las construcciones y las emisiones de gases a la atmósfera, por ejemplo.
Hablar del primer eje, la sostenibilidad en las ciudades, implica abordar dos variables más urgentes: el transporte -en relación a la interconectividad, el vínculo productivo, la función social y el impacto ambiental- y los recursos hídricos e inundaciones. Esta última temática resulta uno de los principales desafíos para resolver con urgencia, debido al creciente riesgo de inundación que sufren nuestras ciudades, degradando la calidad de vida de la población, especialmente aquella de menores recursos.
De acuerdo con estudio del Banco Mundial, Argentina se encuentra tristemente ubicada en el puesto n° 14 respecto de los países en riesgo de sufrir graves inundaciones, con pérdidas millonarias cercanas al 1.1% del PBI. El problema radica en una planificación errónea, en la que se permite ocupar tierras que son reservorios naturales con los nuevos desarrollos de barrios privados, sin efectuar un estudio de impacto ambiental integral de las zonas afectadas por el desarrollo.
Con respecto al segundo eje, las energías eficientes en edificios, desde el Consejo Profesional de Ingeniería Civil se plantea el modo más efectivo de reducir el gasto de energía en edificios, en tres niveles de abordaje. Respecto de la primera solución al problema, los constructores deben tener muy en cuenta el proverbio que esgrime que “La energía más barata es la que no se gasta”. Para ahorrar energía utilizada en acondicionamiento térmico, es necesario fundamentalmente, lograr que aquella que brindamos sea mínima y que, por otra parte, se conserve. Para eso, es preciso mejorar la calidad de las aislaciones térmicas e hidrófugas en toda la envolvente edilicia.
El segundo nivel de soluciones está en las decisiones que se toman para el equipamiento eléctrico y de gas, especialmente en los sistemas de climatización, que consumen más de la mitad de la energía total de un edificio. El tercer nivel de solución, sumamente vinculado con el último desafío de la ingeniería civil sostenible, es lograr que un edificio pueda generar su propia energía a través de sistemas renovables como paneles solares fotovoltaicos o térmicos, generadores de energía eólica o intercambiadores geotérmicos.
En viviendas pueden generar hasta 60 o 70% de ahorro de energía utilizada en calefacción o provisión de agua caliente. Para estos casos, la amortización de inversión se produce en aproximadamente cinco años, con el nuevo cuadro tarifario. En edificaciones de gran consumo como clubes, hospitales y hoteles, los ahorros llegan hasta un 80% y los tiempos de amortización de los equipos, por consiguiente, son menores.
Las políticas de energías renovables requieren un mayor trabajo en equipo de los ingenieros civiles con la función pública. La compleja situación que atraviesa nuestro país en materia energética y los preocupantes niveles en cuanto a contaminación ambiental, encuentran una oportunidad en el ámbito de la energía renovable, al provenir de una fuente natural, casi inagotable y que, en la mayoría de sus recursos, no genera emisiones de gases a la atmósfera, siendo esto último especialmente valorable en Argentina, que ocupa el puesto 21 en el Listado de Emisores Globales. Actualmente, sin embargo, nuestra matriz de generación de energía eléctrica está compuesta sólo por un 2% de renovables, mientras que las usinas térmicas representan el 63%, las hidráulicas el 30% y las atómicas el 5%.
Principalmente, las de origen térmico utilizan combustibles de origen fósil, o sea, no renovables, como gas natural, carbón mineral, petróleo y sus derivados, fuel oil y gas oil. A este efecto, las autoridades de nuestro país han desarrollado un programa para aumentar la generación a través de energías renovables, y en el transcurso de este año se han concretado dos licitaciones nacionales. Asimismo, la Ley 26.190 exige a los edificios que consuman más de 300 kW generar un 8% de energía mediante fuentes renovables, a través tanto de fuentes propias como de prestadoras de energía, y debe ser cumplimentada para estos casos hasta fines del 2017, y en un 20% para 2025.
De acuerdo con el Ing. Roberto Policichio, Presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Civil: “Creemos que la inversión en energía renovable, desde los grandes proyectos hasta la generación en edificios, es uno de los temas clave para que nuestro país sea competitivo y tenga un desarrollo sustentable en el siglo XXI. El CPIC está abocado a concientizar a la sociedad sobre la importancia de las energías renovables, tanto para la optimización de la matriz energética como para impulsar políticas de sostenibilidad aplicadas a la construcción, especialmente en los edificios, que generan el 33% del gasto energético de nuestro país.”, concluye.