Los desafíos de la democracia

Los desafíos  de la democracia
Los desafíos de la democracia

La democracia no tuvo buena prensa hasta el siglo pasado. Aristóteles la consideraba una forma degenerada de la politeia (equivalente a República), el gobierno de la mayoría, por no estar dirigido al bien común.

Montesquieu en su libro "Del Espíritu de las leyes" de 1748, inspirado en Aristóteles, afirmó: "La elección por sorteo es propia de la democracia; la designación por elección corresponde a la aristocracia", por ello cuando se dictaron las Constituciones de EEUU (1787) y de nuestro país (l853), se declararon republicanas y omitieron la palabra democracia.

En el siglo pasado, las trágicas experiencias totalitarias del stalinismo, del nazismo y del fascismo; de los autoritarismos de Francisco Franco, en España, y Antonio Oliveira Zalazar, en Portugal, de las dictaduras latinoamericanas y el horror de los genocidios armenio y judío, de las dos guerras mundiales y de las dos bombas atómicas en Japón, convencieron a la humanidad de que la democracia era la más perfecta forma de gobierno y de vida en la sociedad; por ser respetuosa de la voluntad popular, la libertad, los derechos humanos, la igualdad, la paz, y el bien común.

Pero, ¿qué se entiende hoy por democracia?

Su punto de partida es la dignidad de la persona humana y el respeto de sus bienes esenciales: la vida, la libertad, el trabajo y los derechos humanos que de ellos se derivan; la mejor representación política y la mayor participación ciudadana. Para su mejor desarrollo se necesita educar políticamente a los ciudadanos y también a los dirigentes; limitar los mandatos, diferenciar lo que es público de lo que es privado, lo que es de la sociedad civil y de lo que es del Estado y, dentro de éste, las competencias de los distintos niveles, poderes y órganos de gobierno y de la administración.

Que, además, haya plena vigencia de la Constitución y de las leyes, respeto de las instituciones republicanas y cumplimiento de las reglas de ética pública, que aseguren transparencia e impidan la corrupción. Las sociedades deben ser solidarias y fraternales. Los medios de comunicación deben garantizar que la opinión pública esté bien informada y, a través de ellos, se puedan expresar todas las opiniones y debatir las grandes decisiones políticas. Que la inevitable globalización no se limite a lo económico o a lo financiero sino que se profundicen los procesos de integración política y se retome el olvidado ideal de un gobierno mundial que nos permita, alguna vez, superar conflictos, desigualdades y preservar al planeta.

La Democracia del siglo XXI

En el nuevo siglo las democracias, además, necesitan: adecuar la educación, redefinir y distribuir el trabajo, orientar la economía al servicio del hombre, asimilar las nuevas tecnologías y medios de comunicación, limitar el armamentismo (especialmente el nuclear) y cuidar el ambiente.

Los nuevos desafíos que enfrenta la democracia son: los poderosos (de la política, la economía, lo militar, lo mediático, etc.); la crisis de los partidos, vaciado en "espacios" políticos; las reelecciones, que oligarquizan la política; los "círculos rojo", que amurallan y separan a los representantes de los representados; al clientelismo y a las "organizaciones sociales", punteros, piqueteros, lobbistas, etc. que secundan a los que medran con el poder; a las redes y nuevos medios de comunicación, que con frecuencia remplazan la verdad con la post-verdad; al populismo, con su autoritarismo encubierto; a las grietas (políticas, sociales, territoriales, etc.), que se profundizan en la política agonal; las persistentes secuelas de la guerra fría y los intentos de reconciliación, como el que se ensaya en Colombia; las nuevas formas de violencias (bullying, escraches, desaparecidos, atentados terroristas, etc.); la corrupción, la pobreza, el narcotráfico, las discriminaciones, el cambio climático y la incertidumbre del futuro, que compromete la esperanza.

Maritain, el filósofo de la democracia, alguna vez dijo: "La cuestión no es encontrar un nombre nuevo a la democracia sino descubrir su verdadera esencia y realizarla; pasar de la democracia burguesa, desecada por sus hipocresías y por falta de la savia evangélica, a una democracia íntegramente humana; de la democracia frustrada a la democracia real."

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