La actitud asumida por dos docentes que intentaron copiar durante un concurso para aspirar a cargos directivos merece la mayor de las críticas y una sanción ejemplar de parte de las autoridades pertinentes. Lamentablemente esa actitud desleal fue la que trascendió a nivel nacional, empañando una decisión importante en el área educativa, ya que hacía más de ocho años que no se normalizaba la situación.
Afortunadamente la población en general supo comprender que esos dos casos constituyen hechos aislados y que no afectan al resto de más de 3.500 docentes que destinaron horas y días de descanso y de acompañamiento familiar para poder prepararse convenientemente y participar del concurso, más allá del resultado final que alcanzó cada uno durante la prueba.
Si nos atenemos a lo que dispone la Real Academia Española, la "ética" es la ciencia que estudia las acciones humanas en cuanto se relacionan con los fines que determinan su rectitud, asegurando que "toda ética pretende determinar una conducta ideal del hombre".
En la interpretación de los expertos, el tema de la ética en el servicio público está directamente relacionado con la conducta de los funcionarios que ocupan cargos, los que deben actuar conforme a un patrón específico y mostrando valores morales, como la buena fe. Precisamente, la ética en la función pública fue la que resultó seriamente lesionada ante la actitud desleal de parte de los dos concursantes.
La irregularidad detectada y sancionada por las autoridades correspondientes fue, lamentablemente, la que tuvo mayor trascendencia tanto a nivel local como nacional, desplazando una iniciativa importante adoptada por la Dirección General de Escuelas que había decidido convocar a concurso de Jerarquía Directiva 2017, en el que se inscribieron más de 3.500 maestros y profesores para aspirar a los 800 cargos correspondientes a directores y regentes de todos los niveles y modalidades educativas de gestión pública que comprendían los niveles inicial, primaria, secundaria, jóvenes y adultos, centros de capacitación para el trabajo y educación especial.
Desde 2009 que no se realizaba este tipo de evaluaciones, lo que había motivado que un 40 por ciento de los cargos directivos se encontraran cubiertos por suplentes.
El concurso llevó al titular de Educación a afirmar que se trataba de "un día histórico" para la provincia.
Respecto de los "copiones" cabría señalar que la situación también alcanza aspectos morales. Para ratificar lo señalado habría que preguntarse qué hubiera pasado si la irregularidad no era descubierta y esos dos docentes hubieran accedido a un cargo. ¿Con qué autoridad moral podrían haber sancionado a un chico que, hasta por una picardía inocente, copiaba en clases?
Paralelamente, ¿de qué modo podría haber implementado su autoridad por sobre sus pares en las distintas situaciones que podrían plantearse? Y así por el estilo quedaban muchas preguntas por responder, aunque afortunadamente esas situaciones no se plantearán.
Queda entonces por establecer las sanciones que caben a quienes cometieron la irregularidad. Las mismas quedan en manos de la Junta de Disciplina de la Dirección General de Escuelas, organismo que cuenta con los elementos suficientes para actuar en consecuencia. Lo que la ciudadanía tiene derecho a exigir es que las mismas constituyan un ejemplo para evitar que este tipo de situaciones pueda repetirse y porque, además, servirá para homenajear a los más de 3 mil docentes que actuaron lealmente en su intención de acceder a un cargo directivo.
