En Alemania se ha reavivado una polémica lingüística con un grupo de más de 70 personajes influyentes que publicaron un llamado en contra del uso de términos con género neutro.
El grupo publicó la carta el miércoles 6 de marzo. En una petición adjunta, afirmaron que estaban respondiendo en parte a una decisión que tomó la ciudad de Hannover recientemente para adoptar de manera oficial prácticas lingüísticas que incluyen el llamado asterisco de género, una marca que invita al lector a elegir el género de la palabra.
“El llamado lenguaje de género neutro se basa, en primer lugar, en un error general; en segundo lugar, produce una abundancia de estructuras lingüísticas absurdas, y, en tercero, no puede sostenerse de forma consistente”, aseguraron los firmantes, entre quienes hay escritores, abogados, periodistas, profesores, lingüistas y un exdirector de la agencia de inteligencia nacional de Alemania.
“Toda esta distorsión de la lengua termina en algo ilegible y difícil de comprender”, afirmó Oliver Baer, director general de Verein Deutsche Sprache, una organización que se describe como dedicada al fomento del uso del alemán y que cuenta con 34.000 miembros aproximadamente, la cual ayudó a escribir la carta y a distribuirla.
Entre los 74 signatarios originales se encuentran HansGeorg Maassen, un exdirector de la agencia de inteligencia nacional que fue acusado de ser demasiado cercano al partido populista de derecha Alternativa para Alemania; Werner Patzelt, uno de los principales expertos de la derecha populista alemana, y Didi Hallervorden, un comediante famoso.
No obstante, puede que estén librando una batalla perdida. Al principio la carta pasó inadvertida, a pesar de la prominencia de algunos de susfirmantes. Una razón podría ser que gran parte de los medios de comunicación del país han utilizado soluciones alternativas como el asterisco de género, al igual que muchos otros sectores de la sociedad alemana.
“Por supuesto que cada quien puede plantear el problema que desee, pero esta cuestión del género neutro ya es vieja. Recuerdo cuando hablamos al respecto en la década de 1980”, narró Annette Trabold, quien trabaja para el Instituto de la Lengua Alemana, un organismo financiado por el Estado que estudia el uso contemporáneo del alemán.
Incluso la decisión de Hanover, anunciada en enero, simplemente oficializó algo que se ha estado haciendo desde 2003, de acuerdo con la portavoz de la ciudad, Annika Schach.
“No estamos reescribiendo el diccionario ni diciendo qué es correcto y qué no lo es… Se trata del estilo”, afirmó en una entrevista.
No obstante, agregó: “Fue muy controvertido y generó mucho debate. Aún estamos trabajando en los correos electrónicos que recibimos (buenos y malos)”.
A diferencia de Francia, donde la Académie Française decide oficialmente los asuntos del idioma, Alemania no tiene una autoridad lingüística nacional, aunque hay un consejo para la ortografía (que tiene su sede en el Instituto para la Lengua Alemana) que establece las normas de escritura en las escuelas y las instituciones oficiales.
Hay muchas asociaciones no gubernamentales que se ocupan del alemán, y con frecuencia se involucra la política. El año pasado, la Sociedad de la Lengua Alemana, otra asociación, votó por coronar a la palabra alemana para “hechos alternativos” como la palabra más fea de ese idioma.
“Es gracioso cómo las personas se alteran actualmente; por supuesto, hay fuerzas conservadoras en nuestra sociedad y estoy segura de que no están contentas con la forma en la que evoluciona la lengua, pero no hay nada que se pueda hacer”, dijo Trabold.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer del año pasado, la persona encargada de la igualdad de oportunidades en el Ministerio de la Familia de Alemania avivó la indignación cuando sugirió que se cambiara la letra del himno nacional para que tuviera género neutro.