Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
A medida que avanza la campaña electoral, los candidatos deslizan nuevas ideas y afinan las propuestas pero solo a nivel de títulos. Los argentinos, cansados de promesas incumplidas, miran con desconfianza a todos, salvo los militantes que no tiene que preguntarse nada.
Cuando se analizan las propuestas, surgen ciertas contradicciones entre promesas que serían incompatibles entre sí. Es decir, si se cumple con una no se puede cumplir la otra. La otra duda es cuánto tiempo los argentinos deberán esperar para que se concreten dichas promesas.
Es bueno repasar discursos y tratar de encontrar respuestas.
Daniel Scioli: trata en todo momento de transmitir confianza. Dice que todo lo hará despacio, en forma gradual. Promete que no habrá ajustes para combatir la inflación y que no hará una mega devaluación sino que promoverá las exportaciones para que entren dólares genuinos y llegarán muchas inversiones.
Nos preguntamos ¿cómo? En principio, se reconoce que una de las causas del déficit fiscal son los subsidios a las tarifas de servicios públicos y el déficit, a su vez, causa principal de la inflación. Así, si no piensan bajar el gasto ¿seguirán los subsidios? Y en ese caso ¿seguirán emitiendo y generando inflación?
Hay una realidad. Scioli promete mejorar la competitividad para bajar la inflación y lo único que puede ajustar sería el precio del petróleo, que en Argentina se paga a 77 dólares y en el mundo vale entre 40 y 45 dólares. Eso permitiría bajar el valor de los combustibles un 20% y debería impactar en forma positiva en los costos del transporte. El el combustible es un componente importante pero no el único y el efecto sería marginal.
Por los dichos del candidato del Frente para la Victoria, él no piensa ajustar nada. Miguel Bein, el economista que lo asesora, dijo que “ningún gobierno baja el gasto”. Con estas palabras uno puede suponer que no podrán bajar la inflación ya que con estas distorsiones será muy difícil recuperar la productividad de la economía.
Respecto del dólar dijo que no hará ninguna mega devaluación, pero Julián Domínguez, quien sería su ministro de Industria, dijo que el tipo de cambio debe ser el que facilite la competitividad. A su vez, el mismo candidato dice que entrarán muchos dólares por exportaciones y por inversiones. Pero debe quedar claro que con el tipo de cambio oficial es imposible que las ventas externas aumenten, y mucho menos que lleguen inversiones.
Es muy probable que Scioli no quiera contradecir el discurso de Cristina, que en un acto el miércoles pasado, teniéndolo al lado, le recordó que no se debe cambiar nada y que hay que seguir transitando el camino que ella deja y él responde que cambiará lo que deba cambiar, mantendrá lo que deba mantener y corregirá lo que haya que corregir. Realmente poca claridad y es posible que esté motivado por llegar sin peleas internas a las elecciones.
Mauricio Macri: empezó con un discurso de grandes cambios y cuando advirtió la resistencia de la sociedad, apaciguó sus palabras y cambió los economistas que hablaban por otros más razonables. El discurso actual dice que bajará la inflación, pero no dice cómo ni en cuánto tiempo, pero nadie frena este proceso de la noche a la mañana.
Macri promete muchas obras (igual que Scioli) y las fuentes de financiamiento serían las mismas (BID, Banco Mundial), pero el secreto está en aumentar las inversiones y recuperar las exportaciones para lo cual es importante la corrección del tipo de cambio. Macri no dice cómo hará pero sus voceros aseguran que no habrá política de shock.
Esto significaría que no habría un ajuste en términos tradicionales, pero no se sabe por dónde vendrán las correcciones. Respecto del tipo de cambio no dijo cuánto debe valer el dólar pero si ha dicho que debe haber un único mercado cambios administrado por el Estado para evitar fuertes variaciones especulativas.
Sergio Massa: el candidato de UNA es el que se animó a hacer más propuestas y sus economista de referencia, con Roberto Lavagna a la cabeza, son muy críticos de las políticas oficiales, de la inflación y reconocen que hay un atraso en el tipo de cambio, pero prometen hacer correcciones graduales para, en un plazo de entre 90 y 180 días, poder levantar el cepo cambiario.
Una de las más controvertidas propuestas es la de pagar el 82% móvil a los jubilados, asegurando que los recursos existen y está el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que se creó con los bonos y acciones que tenían en su poder las AFJP. Según Massa, estos recursos generan 150.000 millones de rentabilidad anual para pagarles a los jubilados.
En realidad, esos fondos son indisponibles ya que son producto de ganancias ficticias de las empresas que no los pueden distribuir. Por otra parte, llegar a esto contradice la propuesta de recrear el federalismo, porque implicaría no devolverle a las provincias el 15% de la masa coparticipable que se les viene reteniendo para financiar al Anses.
Como se puede apreciar, detrás de cada promesa hay una duda y no se sabe si podrá aclararlas antes de las elecciones. Si no es así, otra vez habrá que apostar y elegir presidente por el método del ensayo y el error.