Por Natalia Encinas
Arraigado en la identidad cultural local y nacional, el vino se acerca al mundo del arte desde diversas aristas. En esta ocasión recorremos el trabajo de artistas que lo utilizan como material expresivo. El resultado, obras con un aura especial que remite a Mendoza y su vendimia.
Obra de Mema Hanon
Desde tema de inspiración para nuestros artistas hasta sitio para albergar sus obras –hoy, que tantas bodegas locales cuentan con galerías dedicadas al arte-, la cultura del vino es uno de los rasgos que atraviesa a la pintura mendocina. Este vínculo cercano entre vendimia, su paisaje y cultura, con el arte encuentra, además, otras particulares formas de expresión. Es el caso de quienes eligen al vino como técnica y material para llevar a cabo sus obras: artistas que “pintan” con vino.
Sólo basta pensar en los innumerables matices que una copa de vino proyecta para imaginar la atracción que los varietales de la región significan para un artista. La técnica, como material expresivo, guarda sus secretos y arroja sorprendentes resultados que confunden las pinceladas con acuarelas. Sin embargo, al observar detenidamente estas obras, desaparece la duda y emerge la mística del vino como trazo, como material vivo que transporta a un paisaje indiscutidamente mendocino.
Obra de Martín Rodríguez
Con trayectorias, experiencias, obras y recorridos vitales diversos, a los/as artistas Mema Hanon, Martín Rodríguez y Titina Contardi los une la elección del vino como material para su producción artística. A modo de homenaje a una nueva vendimia recorremos sus inspiraciones, algunos secretos tras los trazos y, por supuesto, sus obras. En ellas, nuestro territorio y su bebida más emblemática son protagonistas indiscutidos. Una propuesta diferente para disfrutar, desde otras aristas, de un buen vino mendocino.
FORTUITOS ENCUENTROS
Mema Hanon nació en el sur de nuestra provincia. Artísticamente hablando se define como "hacedora autodidacta, curiosa y creativa, así llegue a construir ranchos de barro y luego plasmarlos en lienzo, donde comienza mi vida en el arte". Este espíritu inquieto la ha llevado a transitar distintas disciplinas artísticas y a experimentar con materiales como el barro para pintar con él.
Al vino, como material y técnica, llegó por casualidad: "me convocaron de una bodega para dar una clase de 'wine painting', lo cual me parecía algo banal, más para vender a los turistas. Los requisitos eran hablar inglés, gustar del vino, saber algo de arte y ser simpática. Cumplí todos los requisitos y desde ese momento descubrí el maravilloso mundo de pintar con vino", recuerda.
Obra de Mema Hanon
En cuanto a la forma en que utiliza a la bebida, Mema explica: "Uso al vino como si fuera acuarela. Dibujo con agua y toco cada mancha con distintos varietales de vino". El resultado son obras sutiles, que reflejan Mendoza y transmiten con delicados trazos la calma de sus paisajes rurales.
"Pintar con vino es muy especial, ya que al ser un material orgánico va mutando, sigue vivo. Por lo tanto con el tiempo se oxida, pasa por distintas etapas: de los colores de vinos nuevos hasta llegar a su estado de oxidación", relata la artista en relación a su experiencia con la técnica.
Quienes quieran acercarse para disfrutar personalmente la obra de la artista, y admirarla de cerca para descubrir esa magia relatada, pueden hacerlo hasta fines de marzo en espacio Killka de Bodega Salentein. Allí Mema Hanon expone, junto a otras dos artistas, en una muestra denominada “Paisajes del vino”.
"EL VINO SIGUE RESPIRANDO"
Casualmente (o no) Martín Rodríguez también es oriundo de San Rafael. Desde allí llegó para radicarse en la zona de la ciudad de Mendoza, donde estudió Diseño Gráfico. Es recién a partir de 2008 que se dedica totalmente a las artes plásticas, "en forma autodidacta, en grafito, óleo sobre lienzo, acuarelas, vino sobre papel y lienzo y murales en acrílico", tal como describe.
CON TRAYECTORIAS, EXPERIENCIAS, OBRAS Y RECORRIDOS VITALES DIVERSOS, A LOS/AS ARTISTAS MEMA HANON, MARTÍN RODRÍGUEZ Y TITINA CONTARDI LOS UNE LA ELECCIÓN DEL VINO COMO MATERIAL PARA SU PRODUCCIÓN ARTÍSTICA.
Obra de Martín Rodríguez
Respecto a cómo llegó particularmente a trabajar artísticamente con esta bebida, explica que "Ya conocía algunos artistas que habían pintado con vino, pero la idea surgió con Susana Balbo. Nos imaginamos toda una serie pintado con sus distintos varietales. Con los años esa idea siguió dando vueltas en mi cabeza hasta que decidí definitivamente empezar a trabajar".
En cuanto a la forma en que trabaja con él, devela algunos secretos de su técnica: "Al vino lo reduzco con calor hasta lograr una pasta, así puedo utilizarlo como si fuese acuarela, diluyéndolo con agua según el tono que desee. Al lograr esa "pasta" las posibilidades son infinitas, podés lograr distintos planos y tonos como se te ocurran. Antes de "sellarlo" con barnices especiales en la obra el vino va envejeciendo y tomando miles de tonalidades, sigue respirando".
Su obra refleja paisajes locales, donde son protagonistas imponentes los cielos, de esos que en Mendoza enmarcan hileras de viñas que se recortan junto a la cordillera. "Cuando pienso en vino no puedo dejar de imaginarme los paisajes, la naturaleza y sus climas que año tras año inexorablemente hacen el milagro. No puedo dejar de imaginarme las líneas de los viñedos perfectas, donde casi siempre el punto de fuga termina en el corazón de Los Andes. Y siento su calma, sus silencios, su paciencia. Y me hace vivir, quiera o no, un instante santo. Mi trabajo consiste en copiar esos instantes en imágenes", explica.
Obra de Titina Contardi
Desde el año 2010 Martín es artista estable de Galerías Zurbarán. En Mendoza, su obra puede disfrutarse actualmente en distintos espacios y galerías de bodegas: Bodega Viña Cobos, Finca Adalgisa, Bodegas Villafañe y Guzmán y Conalbi Grimberg casa vinícola. Una buena excusa para hacer turismo local por bodegas y disfrutar de buen arte mendocino.
HERENCIA DE VIÑEDOS Y HONOR AL MALBEC
El recorrido vital de Titina Contardi permite explicar su trayectoria en el arte. Contardi egresó de la UNCuyo, donde estudió Artes Plásticas con destacados maestros, entre los que menciona a Alberto Musso, Eliana Molineli y Drago Brajak. "Luego residí en New York durante tres años estudiando la técnica de la acuarela con un maestro budista, reuniendo aspectos técnicos y filosóficos profundamente reveladores, descubriendo posibilidades de la acuarela oriental, desconocidas para mí hasta ese momento. Esta vivencia fue un punto de inflexión en mi carrera ya que desde entonces la acuarela se transformó en mi lenguaje principal de expresión, aunque continué experimentando otras técnicas, como el acrílico y el oleo. También he trabajado en proyectos interdisciplinarios, pintando en vivo, con borra y acrílico, para distintos eventos", relata.
SÓLO BASTA PENSAR EN LOS INNUMERABLES MATICES QUE UNA COPA DE VINO PROYECTA PARA IMAGINAR LA ATRACCIÓN QUE LOS VARIETALES DE LA REGIÓN SIGNIFICAN PARA UN ARTISTA.
Su vínculo con el vino es parte de la herencia familiar y cultura. "Llego a incluir el vino en mis obras por algo que tiene que ver más con la tradición, familiar y de mi pueblo, ya que siempre estuve rodeada de historias de viñedos. Desde mis abuelos, que plantaron la viña de don Emiliano Guiñazú, hasta hoy, hemos recorrido un camino dentro del trabajo de la tierra y es en mis obras en las que se funde todo mi imaginario, las experiencias y mi amor por este pueblo", comparte la artista.
Obra de Martín Rodríguez
En cuanto a su forma de trabajo con la bebida, explica que "La técnica consiste en utilizar borra de vino, es decir, una técnica mixta donde se fusionan el sedimento espeso que se va generando a partir de la decantación del vino, que tiene un color característico, junto a la acuarela, sobre papel de algodón importado, que por la textura de su grano, enriquece mucho mas el trabajo. He trabajado también con los filtros de vino, reciclándolos, a modo de estuches y todo tipo de trabajo artesanal, respetando su color y textura original. En realidad, siento que el vino es quien me utiliza, como artesano de bajando la tierra y los paisajes que lo rodean, en ese aura de trabajo matutino que tanto me ha inspirado", explica. Y agrega: "También trabajo desde la imagen del tango, interpretando milongas, instrumentos y sensualidad, en esa atmosfera arrabalera intensificada por el misterio de la borra de vino, opaca, y la luminosidad de la acuarela, explotando todas sus posibilidades expresivas en función de mis búsquedas plásticas, donde la borra se desliza, como un telón de fondo, se despliega el color y ese contrapunto, que se da en la música, acontece en la magia de lo inesperado, propio de la acuarela. Figuras de luz, sombras de vino".
Contardi cuenta que se encuentra actualmente elaborando una serie inspirada en los diversos varietales, "sus aromas y reminiscencias frutales y florales, buscando una conjunción que despierte los sentidos de quienes disfrutan el vino desde el placer de lo perdurable en el cuerpo". Nuevas y prometedoras experiencias para quienes disfrutan de ésta, nuestra bebida más característica.