Los precios del petróleo en el mercado internacional registraron en las últimas horas desplomes históricos y empujó al Gobierno nacional hacia una nueva encrucijada en medio del delicado camino que recorre para tratar de resolver en los próximos días la crisis de la deuda. Ahora, tras la profunda devaluación del crudo, todas las miradas apuntan hacia los precios, la recaudación, Vaca Muerta y hasta comenzó a circular el rumor sobre el eventual retorno del "barril criollo".
El barril de Brent, que surge de las extracciones en el Mar del Norte y representa la referencia para la Argentina, perdió más de 20 por ciento de su valor desde el viernes pasado. Y en las primeras negociaciones de este lunes, se ofrecía a 36,13 dólares para su entrega en mayo.
El derrape que dejó los precios en su mínimo desde la Guerra del Golfo (1991) se produjo apenas después de las frustradas conversaciones entre los líderes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para restringir las ventas de barriles y así forzar aumentos.
Ese commodity es uno de los cuatro componentes que definen los precios en el mercado interno, pero es la referencia de mayor peso porque representa un 70 por ciento del costo final en los surtidores.
Los otros elementos que se toman en cuenta son el precio del dólar oficial, que actualmente se encuentra contenido por los estrictos controles cambiarios y por el impuesto del 30 por ciento; el costo de los biocombustibles, porque las compañías que operan en la Argentina están obligadas a cortar el gasoil con un 10 por ciento de biodiésel y las naftas con un 12 por ciento de bioetanol; y finalmente, los impuestos, donde las principales actualizaciones se mantienen en suspenso.
De consolidarse esa contracción, también debería reflejarse en los precios de los surtidores en el mercado local. Al respecto, el presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina, Gabriel Bornoroni, explicó a este diario que “debería bajar el precio, pero habría que esperar unos días para ver si esto se consolida”.
“Algunos están diciendo que la baja podría ser mayor”, manifestó. Y ensayó un cálculo con el que consideró que, “si el crudo Brent pasó de U$S63 a U$S36, tranquilamente los precios locales pueden bajar un 10 por ciento”.
Pero en las petroleras se mueven, aún, con cierta cautela y siguen con extrema atención los movimientos en la Casa Rosada. Apenas acotan que “así como los combustibles no aumentan inmediatamente después de un salto en el crudo, tampoco bajan inmediatamente después de una caída”.
“A fines de 2019 y a principios de este año hubo un aumento importante del crudo y no se trasladó a precio. Luego el petróleo se equilibró y los precios se mantuvieron. Habrá que seguir de cerca lo que sucede ahora con esta brusca caída”, se limitan a decir.
Pero la situación crucial que afronta la Argentina exige analizar las variables más allá de su relación directa: así como una baja en los valores de los combustibles genera entusiasmo en medio de los esfuerzos para reactivar el consumo y domar a la inflación, también atenta contra dos elementos fundamentales para el Gobierno nacional: la recaudación y la promoción de Vaca Muerta, la gran esperanza energética.
“Los impuestos representan el 45% o un poco más de los combustibles y en el caso de Vaca Muerta, si el precio del barril está por debajo de los 50 dólares, el proyecto no es rentable. Con estos números estamos en el abismo absoluto”, explicó Bornoroni.
Y en las petroleras agregan que “además de frenarse muy fuerte la actividad en Vaca Muerta, la contraparte es que también ello podría generar desabastecimientos de gas en el verano”.
Ante este dilema, en el sector no descartan que el Gobierno pueda desempolvar una vieja medida que se aplicó durante el gobierno de Cristina Fernández y para intervenir con mayor fuerza en el mercado doméstico con la definición de los precios a través del denominado “barril criollo”. De esta manera, la administración de Alberto Fernández podría instalar valores que estén por encima de los devaluados números del Brent.
“Hay que ver qué hacen y cómo interpretan esto”, acotan desde las petroleras para luego reiterar que aguardan señales del Poder Ejecutivo.