A veces uno se imagina al papa como un rey, un monarca que "gobierna" sobre 1.200 millones de católicos y tiene su propio reino en el Vaticano, con todo el poder para dictar a sus fieles los mandatos que deben seguir. Franciso llegó a la "Cátedra de San Pedro", el trono de la Iglesia católica, tras la renuncia de su antecesor, Benedicto XVI, y prometió una renovación de la Iglesia.
Pero incluso un papa tan popular como Francisco choca con los límites de su mandato cinco años después de llegar al poder: para algunos el argentino de 81 años es demasiado moderno, para otros incluso un populista. En cambio, otros creen que no ha cumplido sus promesas.