Los dos choferes peruanos que son juzgados por transportar el mayor cargamento de cocaína detectado en Mendoza declararon que no sabían que llevaban en 221 kilos de droga que fueron encontrados en Uspallata en 2016.
Antonio Collahua y Geremías Lisario López -ambos conductores de la empresa de transporte internacional El Ormeño- fueron los primeros en declarar ayer por la mañana en el debate por contrabando se inició en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2, con los jueces Héctor Fabián Cortés, María Paula Marisi y Alejando Piña.
Los dos declararon desconocer que transportaban clorhidrato de cocaína, ni saber cuándo y dónde fueron cargados los más de 200 panes de estupefaciente.
En tanto que la mayoría de los testigos que ayer desfilaron por la sala de debates de Tribunales Federales indicaron que, cuando la carga fue descubierta los dos peruanos no dijeron nada, ni su rostros reflejaron sorpresa o miedo.
"Una zona negra"
La droga fue detectada el 27 de noviembre de 2016, cuando un colectivo Ormeño SA que había salido el día anterior de Lima, Perú, fue detenido en la ruta internacional, a la altura de Uspallata.
Personal de Gendarmería y Aduana realizaba un procedimiento de rutina cuando un perro adiestrado "marcó" con la pata el compartimiento donde va la rueda de auxilio. Los inspectores decidieron escanear el vehículo y surgió una "zona negra, con mucha densidad".
Así fue como se descubrió que el vehículo tenía un doble fondo, entre el tanque de residuos del baño y el compartimiento de la rueda de auxilio de la unidad, debajo de una chapa sujeta con dos tornillos, con sus bordes recubiertos con espuma de poliuretano.
¿No sabían nada?
Ante las preguntas de la fiscal María Gloria André, los dos choferes imputados y otro que vino a declarar desde su país, explicaron la forma en que trabajaba El Ormeño.
Los tres dijeron que los choferes llegaban al taller de la empresa, se quedaban en la sala de espera hasta que allí le comunicaban el colectivo que debían conducir, el acompañante y el destino final.
"Nosotros no revisamos la unidad, sólo miramos los neumáticos, el agua y el aceite y salimos. Yo tenía que ir a Santiago y cuando llegué me dijeron que fuera a Buenos Aires. Desconozco todo (lo de la droga), yo nunca tuve problemas", afirmó Collahua.
"No tenemos acceso al taller (donde se habría acondicionado los estupefacientes), estamos en la sala de espera, me subo al bus y cargamos combustible. No sé dónde estaba la droga", dijo López.
Después de los imputados declaró personal de Aduana y Gendarmería que realizó el exitoso operativo.
Todos coincidieron en que los dos choferes no hablaron ni expresaron ningún tipo de sentimiento.
"No estaban ni sorprendidos ni tristes. Yo en su caso me pondría mal. Ellos no hicieron nada. A veces los choferes no denotan nada, entonces no podemos saber sí saben o no que llevan la droga. Acá asumieron una actitud pasiva", explicó el Segundo Comandante Matías Pérez, el uniformado que se introdujo debajo del colectivo y encontró la cocaína.