Los choferes de Uber vivieron un primer día auspicioso

Juan Eduardo y Marcelo contaron su experiencia en el día en que la aplicación de transporte comenzó a funcionar legalmente en Mendoza.

Los choferes de Uber vivieron un primer día auspicioso
Los choferes de Uber vivieron un primer día auspicioso

Juan Eduardo, a sus 45 años, nunca imaginó que iba a trabajar como chofer. Es técnico en refrigeración y de eso vivió bastante tranquilo hasta no hace mucho. "Pero las cosas empeoraron de a poco. No me quedó más remedio y cuando salió lo de Uber no lo dudé. Y acá estoy, en calidad de chofer", dice el hombre, que está separado, vive en Villa Nueva, tiene un hijo y maneja un Renault Sandero modelo 2013.


    José Gutiérrez / Los Andes
José Gutiérrez / Los Andes

De jeans, con remera blanca y su cabeza cubierta con poco pelo, Juan es uno de los choferes de Uber que ayer debutó formalmente en la provincia. Dice que no tiene "cultura de chofer" pero a su vez conduce con soltura. Hace sus primeras armas y sus primeros billetes.

"Antes me quedaba en casa por horas, un poco angustiado por la situación. Pero me decidí y por las horas que llevo hasta ahora (ayer a las 17), no estoy arrepentido".

Marcelo David, de 47 años, luce más seguro en su primer día como chofer de la firma Uber. Está sonriente a bordo de su impecable Citroën C3 Aircross modelo 2015, que está hecho una pinturita.


     José Gutiérrez / Los Andes
José Gutiérrez / Los Andes

Hijo directo de las llamadas "reestructuraciones de las empresas", Marcelo perdió su trabajo después de 25 años en una conocida embotelladora de agua mineral.

"Era técnico en control de calidad, pero hubo una reestructuración y de un día para otro quedé sin trabajo a los 46 años de edad. Empapelé los postes de la ciudad en busca de trabajo, mandé mil currículums, me metí en todas las páginas webs para conseguir algo y no tuve suerte", dice, aferrado al volante de su coche.


Contento por el primer día. Marcelo David hizo más de 10 viajes en sus primeras siete horas. | José Gutiérrez / Los Andes
Contento por el primer día. Marcelo David hizo más de 10 viajes en sus primeras siete horas. | José Gutiérrez / Los Andes

"Lo que yo quería era trabajar; el trabajo dignifica, dicen. Tengo una hija que está en el preuniversitario de Medicina y necesita de mi apoyo; de una obra social y de una seguridad que ahora le puedo dar", enumera el hombre que hasta no hace demasiado cobraba los tres mil pesos mensuales del fondo de desempleo y que vive con su esposa e hija en Las Heras.

El primer traslado de Juan Eduardo tuvo lugar ni bien prendió la aplicación de su teléfono. "A las 11.03 tuve un viaje desde la zona del Shopping hasta Godoy Cruz y, por suerte, no hubo problemas", cuenta, y le sale su primer tic de chofer: habla mirando por el espejo retrovisor.

Juan confiesa que tiene "un poco de temor" a las reacciones que puedan venir desde taxistas y remiseros: "Por suerte no tenemos nada que nos identifique pero he visto en Buenos Aires algunos ataques. De todas maneras, hay que tener en cuenta que en Mendoza la empresa está legalmente instalada y eso da un poco de tranquilidad".


    José Gutiérrez / Los Andes
José Gutiérrez / Los Andes

A las 15, tal vez por la ansiedad del primer día, Juan dice que no ha comido: "No tengo hambre", completa el hombre, que a fin de año deberá cambiar el modelo del auto porque Uber permite a los choferes que usen vehículos particulares con cinco años de antigüedad como máximo.

"Eso lo voy a ver porque estoy en esto más que nada por la necesidad de trabajar. Tengo la idea de que es algo provisorio, y que cuando cambie la economía voy a volver a trabajar en lo mío, que es la refrigeración".

A las siete horas de su primer día de trabajo, Marcelo David llevaba "más de diez viajes; lo que hace mil pesos y pico", saca cuentas, ganado por el entusiasmo. "Hoy estuve ansioso a la mañana, como todos en su primer día de trabajo. Lo bueno es que acá sos tu propio patrón, ya que cuando no querés viajes, te desconectás de la aplicación y no aparecés".


    José Gutiérrez / Los Andes
José Gutiérrez / Los Andes

Tan lejos llega el entusiasmo de Marcelo que asegura que si volviera a tener un trabajo como el de antes no dejaría a Uber: "Seguro que lo haría en mis horas libres o los fines de semana". El trabajo también le ha llevado paz a su matrimonio: "Mi esposa está contenta; básicamente porque no me tiene todo el día en la casa", suelta con una risa.

El primer viaje del ex empleado de la embotelladora fue a las 11.04: "Desde la Sexta Sección hasta la Universidad de Congreso. Espero que nos hermanemos con los taxistas y que sepan comprender que trabajo necesitamos todos y que el sol sale para todos", termina el hombre, quien es muy factible que en poco tiempo, sea condecorado por los usuarios de Uber como uno de mejores choferes de la empresa. Actitud y ganas no le faltan.

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