Los chicos del Santo Tomás festejaron el triunfo en el colegio

En esa escuela, más de 60 alumnos del turno tarde vieron el partido en dos aulas y hubo pasión.

Los chicos del Santo Tomás festejaron el triunfo en el colegio
Los chicos del Santo Tomás festejaron el triunfo en el colegio

Un proyector, una pizarra de acrílico, dos parlantes, una notebook para poder ver el partido en Internet (y que de allí salga la imagen que muestra el proyector) y un aula repleta de pasión y emoción. Una vez que se reúnen estos requisitos, hay que multiplicarlo por dos.

¿Listo? Bueno, así vivieron el agónico triunfo de Argentina sobre Suiza por los Octavos de final más de 60 chicos de entre seis y doce años que estudian en el colegio Santo Tomás de Aquino. Se trató de los alumnos del nivel primario de ese establecimiento, quienes se dividieron en dos aulas para vivir minuto a minuto cada jugada, acompañados por sus maestras y maestros, quienes sufrieron, incluso, más que los propios chicos.

“Me gusta mucho ver los partidos con mis amigos en el colegio. Creo que hoy vamos a ganar, no sé cuánto pero ganaremos”, había pronosticado en el entretiempo  con mucha tranquilidad Martín, uno de los más pequeños que permanecían en el aula de abajo junto a sus compañeros de primero y segundo grado.

"¿Cuál va a ser el título de la nota que va a escribir para mañana?", preguntó a su turno un grupito de amigas de sexto grado que, junto a los chicos de tercero, cuarto, quinto y séptimo, veían el partido, aunque en un aula del primer piso,
Cuando el árbitro dio por finalizado el partido, no sin antes sufrir por el cabezazo suizo en el palo y el rebote que no entró de milagro (algunos se lo atribuyen en las redes sociales al Papa Francisco), las clases volvieron a la normalidad en esa escuela citadina. "O lo más normal que se puede", resumió el vicedirector, Santiago Goicoechea.

Todos juntos

Pasadas las 13 de ayer, en los dos cursos la postal era perfecta: chicos sentados uno al lado del otro, abrazados y con sus caras pintadas de celeste y blanco.

Mostrando con mucho orgullo la celeste y blanca, flameando las banderas y con sombreros y moños que combinaban ambos colores, la atmósfera era de fiesta en el curso de los más chiquitos.

El hecho de que la imagen fuera tomada desde una página web le puso un poco más de suspenso al partido (más del que ya tenía de por sí), teniendo en cuenta que en los servidores a los que las maestras recurrían habían demoras para cargarse.

Mientras tanto, en San Pablo el partido se jugaba normalmente. Desde el primer piso se escuchaban algunos gritos que no hacían más que incrementar los nervios.

Cuando la transmisión se normalizaba, los chicos volvían a meterse y cantaban. Como no podía ser de otra manera, no faltó el “Brasil, decime qué se siente...”, hitazo de este Mundial.

“Los chicos vinieron a las 12.30 para ver el partido en la escuela. Vinieron con camisetas, banderas y caras pintadas. Acá pintamos otras y también hicimos los moños con papel crepe para algunas chicas”, contaron Yamila y Eliana, maestras de los chicos.

Un par de interrupciones más en el streaming de la web volvió a poner los pelos de punta de las seños, quienes pidieron una radio para ir siguiendo el partido por ese medio.

En el entretiempo, los chicos aprovecharon para salir al patio y jugar con los gorros, banderas y figuritas.

“Para mí gana Argentina 8 a 0”, dijo Nacho, con muchísimo optimismo. Restaban 45 minutos para ver si Messi y compañía podían hacer todos esos goles.

En el primer piso, en tanto, había un poco más de alumnos. Los chicos de sexto se habían puesto de acuerdo para llevar merienda y almorzar todos juntos.

"Yo creo que ganamos 4 a 0", pronosticó Milagros. "Para mí, 3 a 0", le respondió Ana Clara, ambas alumnas de sexto.
Empezó el segundo tiempo y en el primer piso los chicos más grandes volvieron a acomodarse en sus sillas.

Mientras tanto, algunas seños aprovechaban para completar planillas. Para ello habían acomodado una mesa y sillas en el pasillo, del lado de afuera. “No puedo verlo,, ¡me pongo muy nerviosa!”, repetía una de las seños que entraba y salía del aula.

Entre estos chicos también estaba instalado el “Brasil, decime qué se siente...”, y lo acompañaban con el “Vamos, vamos, Argentina” y el “Cada día te quiero más”.

“Nos gusta mucho ver acá al partido. Lo único feo es que se corta un poco por Internet, pero está bueno”, opinaron tres amigas mientras no despegaban los ojos de la pizarra - pantalla gigante.

En las carteleras de los patios y pasillos de la escuela se veían varios afiches alusivos al Mundial aplicados con las materias curriculares. Así, por ejemplo, había fotos con los estadios donde Argentina está jugando sus partidos y cuadros con las estadísticas de los países que representan a cada continente.

“Los profesores aprovechan para enseñar Matemática o Geografía con los datos del mundial y los chicos se prenden”, explicó el vicedirector.

Cantando, reclamando foules, agarrándose la cabeza cuando los de celeste y blanco desperdiciaban alguna chance y hasta haciendo la ola, los chicos vivieron de forma intensa el partido y celebraron con la jugada maradoniana de Messi (muy parecida a la de Maradona contra Brasil en el '90) y con el gol de Di María (quien se disfrazó de Caniggia).

Claro está que los chicos ni siquiera habían nacido cuando Diego y Cani combinaron esa jugada, hace 24 años pero ya que cantaban sobre esa maniobra (en la que se basa el “Brasil, decime qué se siente...”), vino a la perfección la reconstrucción que hicieron Messi y Di María.

Una tarde sin clases

Más allá de que el Memorándum de la DGE establecía que las clases deberían reanudarse de forma normal una vez culminado el partido, la euforia y los festejos pudieron más y prácticamente no hubo clases en el turno tarde.
Por un lado, el empate en los 90 minutos obligó a que el partido se estirara 30 minutos más, que fue lo que tomó el suplementario.

Lógicamente, esta situación alteró el calendario, ya que hubo que aplazar aún más el reinicio del dictado regular. Si a esta situación se le suma la euforia que se desató con el agónico gol de Di María, casi ni quedó tiempo para las clases. En las calles mendocinas se vio a varios grupos de adolescentes festejando la clasificación a cuartos. ¡Que se repita el sábado!

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