Todo le cuesta horrores a Independiente Rivadavia. Suma más puntos por insistidor que por convicciones, le ha dado mayores beneficios la pelota aérea que cuando la juega al ras del piso, y se ilusiona con la tabla de posiciones aunque padece la de los promedios.
De eso se trata la Lepra. El cielo y el infierno le reservan un lugar. Y por eso se entusiasma y casi a la vez se consterna. Pero sobre todas las cosas, sufre.
El gozo, el desahogo, la Lepra lo ha sabido encontrar en los últimos diez minutos de los encuentros, lapso en el que venció a Ferro, Boca Unidos, Santamarina y Nueva Chicago, y en el que también se las ingenió para arrebatarles un empate a Flandria y San Martín de Tucumán.
Sí, bastante. Es decir, 10 de las 24 unidades, Independiente las sumó en el epílogo de los encuentros (casi el 42%) marcando en ese tramo final 8 de los 17 goles que gritó en la actual competencia (47%).
Con Ferro, Flandria y el Santo tucumano lo empezó perdiendo. Al Verde se lo dio vuelta mientras que al Canario y a San Martín se lo empató.
Goles que suman puntos. Los tantos que marcó en el epílogo no fueron para decorar resultados. Cada unidad que ha sumado Independiente la ha sudado hasta el último minuto. Ya sabían en el Parque que este torneo iba a ser para sufrirlo porque el promedio le ponía la soga al cuello.
Esta Lepra le va aflojando el nudo a la soga. De a poco.