Por Jorge Sosa - Especial para Los Andes
Es sabido que en el mundo abundan las aves carroñeras, es decir, aquellas que se alimentan de otros seres vivos, muertos. Entre las muchas especies que usan este estilo de supervivencia se encuentra el águila real, el cuervo, la urraca, el milano, el buitre y los prestamistas. Ellas no cazan, esperan que cacen otros y se alimentan de lo que queda, es una forma bastante fácil de sacarle beneficios a la vida.
Por eso es que a los grandes prestamistas internacionales se les llama fondos buitre, porque son carroñeros. Prestan plata pero no les interesa que se la devuelvan, buscan que esa deuda destruya al deudor y entonces puedan sacar mucho más partido del que le procuran los intereses. No les importa que por la deuda contraída los países se destruyan, al contrario, les importa sacar provecho de esa destrucción.
Diría el Martín Fierro:
No es bueno pedir prestado
pero si estás muy urgido
entonces hacé el pedido
pero tené esta atención:
debe ser tu obligación
devolver lo recibido
Hace tiempo, tiempos nefastos, nuestro país contrajo deudas para salir de situaciones difíciles de las que nunca salió, es más, esa “contrajez” produjo momentos más difíciles que los que originaron el pedido y deudas mucho más grandes que las primitvas deudas. La estupidez fue cometida, no hay nada más peligroso que ser odontólogo de un tiburón.
En estos momentos se está discutiendo en nuestro país el pago de esa deuda tan tremenda que su monto podía tranquilamente financiar la fundación de un nuevo país que se llame Argentina II. Roberto Lavagna, un economista que se hizo cargo del país en momentos muy difíciles (algunos ha tenido el país), dijo al respecto que el acuerdo del gobierno con los tenedores de bonos es malo y extremadamente caro, pero inevitable. O sea: te van a pelar pero no podés negarles tu cabeza.
Estos señores, tenedores de bonos, son llamados Holdouts, palabra inglesa que se puede traducir, literalmente, como “quedarse afuera”. Pero ellos no se quedan afuera por prudencia, por respeto a los habitantes del rancho, se quedan afuera esperando que se caiga el rancho y quedarse con el aljibe, el horno, el terreno, y los escombros. Son llamados los fondos buitres y aquí viene la relación con las aves carroñeras.
Sin embargo estos buitres están en todos lados. Piadosamente se los llama, en lo cotidiano, prestamistas; y usted puede encontrar a varios de ellos tomando café en la Peatonal mientras esperan la llegada de algún chorlito. Te prestan para que arregles la casa, o te compres un auto, o mejores tu finca, pero su objetivo no es ayudarte, su objetivo es quedarse con tu casa, tu auto y tu finca. Son los miserables de la miseria.
¿Para qué necesitamos pagar las deudas? Pues para volver a endeudarnos. Es, más o menos, como ir al médico y decir: “Doctor, necesito curarme de la tos, porque tengo que resfriarme”. Ojalá que el sacrificio de hoy, porque le va a costar grandes sacrificios al país, no sea para salir de la laguna en la que nos estábamos ahogando para ahogarnos en el océano.
Espero que dentro de muchos años, mi tataranieto no me diga: “Che, tatarabuelo ¿Por qué tenemos que pagar nosotros los platos que rompieron ustedes, ah?”.
Si juntáramos todo lo que ha pagado Latinoamérica en deuda externa, y todo lo que aún tiene que pagar con esa plata, habría pobreza cero en todos sus países.