Después de dos remolonas décadas en las que se dedicó a revivir mitos como "Sherlock Holmes" y (hace poco, su mayor éxito de taquilla) "Aladdin", Guy Ritchie vuelve a las calles y mafiosos que lo hicieron célebre.
Concebidas inmediatamente antes de la larga relación con Madonna que extendió su nombre a los tabloides de chimentos, "Juegos, trampas y dos armas humeantes" (1998) y "Snatch: cerdos y diamantes" (2000) gestaron un fenómeno que le debió bastante a la fiebre que habían desatado "Tiempos violentos" (1994) y "Trainspotting" (1996).
Con diálogos gamberros a todo trapo, violencia zigzagueante y desvergonzados efectismos visuales, aquellos dos filmes todavía le granjean un aura de culto a Ritchie a pesar del salto mainstream.
El inglés parece querer reclamar su sello propio con "Los caballeros", combo de actores famosos y trama de simpleza clandestina que llega esta semana: Mickey Pearson (Matthew McConaughey) es un expatriado estadounidense instalado en Londres que construyó un imperio en base a la venta de marihuana, del que ahora se pretende desprender. Su objetivo: pasarse a una vida más tranquila y retirada con su mujer Rosalind (Michelle Dockery).
Por supuesto, salir así nomás del mundo del hampa no le será fácil, y tendrá que lidiar, entre otros, con su rival gangsteril Dry Eye (Henry Golding) y el periodista Fletcher (Hugh Grant), con asistencia de su mano derecha Ray (Charlie Hunnam). Colin Farrell y Jeremy Strong completan el elenco esencial.
Hunnan, que ya había trabajado con Ritchie en “El rey Arturo” (2017, otro mito aggiornado por el realizador), cuenta que fue en aquel rodaje de tonos medievales que se forjó el caldo criminal de “Los caballeros”: Ritchie le había estado preguntando misteriosamente por la industria médica de marihuana en California, curiosidad que devino tema central del nuevo filme.
Aunque "El rey Arturo" amagó con una serie de secuelas que nunca llegaron, el actor de la serie "Sons of Anarchy" retorna con un papel destacado en el que se sintió tranquilo porque la acción, a grandes rasgos, es más verbal que otra cosa.
“Tengo casi 40, así que no practicar mucha actividad física en un filme es un beneficio -le dijo Hunnan a Entertainment Weekly, según cuenta La Voz del Interior-. Es entretenido actuar armado con el diálogo de Ritchie. Nadie escribe diálogos como él. Hay un par de escenas en las que el lenguaje vernáculo de Ritchie realmente me libera. Para mí es tan divertido tirar insultos y frases rápidas como dar puñetazos”.
Por más elogioso que sea Hunnan, lo cierto es que hubo rispideces en el rodaje ocasionadas por la tendencia a la improvisación de Ritchie, que reescribía los diálogos en plena escena sin recurrir a ensayos. Las idas y vueltas fueron arduas para McConaughey y Grant (también voz en off del filme), quienes felizmente entraron en sintonía con la verborragia de Ritchie.
"Al principio se había vuelto todo deprimente, pero en cierta forma Ritchie tenía razón, a la cámara le gusta lo que es nuevo, fresco y no preensayado", reconoció McConaughey a Metro.
“Interpreto a un gánster, no a un astronauta o un abogado. La jerga es específica. Acá el habla se parece más a un riff, a una rima, a una música; y se asocia a la prepotencia individual y a la dinámica de poder, no está atado a un lenguaje profesional”, completó.
Grant fue igual de esclarecedor: "Todo rodaje da miedo pero particularmente los de Guy, porque no sabés cuándo va a tirar de la alfombra bajo tus pies y te va a dar tres páginas nuevas de diálogo. En mi caso pasó que me susurró al pasar, 'Che, estás una octava arriba'. Le pregunté cuándo había empezado a hacer eso, y me contestó 'Puede que desde hace varios días'. ¡Es tremendo!".
Por si no fuera poco, Grant ya estaba de por sí una nota más allá de sus cándidos roles acostumbrados. Ritchie lo pondera: “Hugh es mejor actor de lo que piensa. Él no me ha dicho nada al respecto, pero confío inmensamente en su habilidad, inteligencia y en los papeles que asume. Hugh le da vueltas a las cosas de manera sofisticada”.
“Me encanta observarlo y trabajar con él, me gustaría que actuara más seguido”, apuntó el director, que parece querer continuar el espíritu de los viejos tiempos: en su próximo filme, ya terminado de rodar, vuelve a trabajar con Jason Statham, que debutó en “Juegos, trampas y dos armas humeantes” y repitió en “Snatch” y la malograda “Revolver”.
Es el ascendente británico-malayo Henry Golding ("Locamente millonarios") el que lo ve todo con ojos nuevos: él era adolescente cuando los filmes de Ritchie hicieron su estridente irrupción. "Es muy loco, solía quedarme despierto hasta tarde con mis amigos, veíamos 'Snatch' después de una fiesta y nos partíamos de risa hasta el final. No sé cuántas veces vi sus filmes, y ahora estoy trabajando con él", celebra el actor de 33 años al Toronto Sun.
Y hace una defensa de la incorrección de Ritchie desde su condición millennial: "La película incluye cierto racismo o sexismo. Sería engañoso decir que no. Pero hay que ponerle un poco de pimienta. Es entretenimiento. No es un filme racista. Los personajes están buscando matarse, se supone que la cosa tiene que ponerse fea. Podemos hablar del tema hasta hartarnos, pero lo cierto es que la película no es para cualquiera (risas).
Es todo lo que puedo decir. Pero si no sos alguien muy sensible, entonces vas a pasar el mejor momento de tu vida”, concluye.
Los Miserables
El director Ladj Ly se basó en un cortometraje suyo del mismo título para filmar su opera prima, "Los miserables", que toma del clásico de Víctor Hugo más que el título. Este francoafricano nacido en Mali vivió en carne propia los disturbios de 2005, cuando jóvenes de los suburbios se enfrentaron con la policía y construyó un drama basado en esa experiencia para retratar una Francia en ebullición.
Todo transcurre durante el primer día de un policía provinciano en un grupo anticrimen de París que debe lidiar con los líderes de un barrio periférico y una rebelión de adolescentes.
“Unidos”, lo nuevo de Pixar
En este filme de Dan Scanlon ("Monsters University"), Tom Holland y Chris Pratt le dan voz a los hermanos Lightfoot, dos elfos que han crecido sin padre y tienen la oportunidad de revivirlo mágicamente. Viven en el suburbio de una ciudad habitada por seres fantásticos -gnomos, elfos, centauros, cíclopes, hadas, minotauros, sirenas- que se han incorporado a la sociedad olvidándose un poco de su magia.
A 25 años de inaugurar con "Toy Story" una revolución en la animación digital, Pixar estrena esta película que explora cómo aunque la ciencia y la tecnología pueden eclipsar la magia, la emoción sigue viva. El filme combina un proyecto muy personal de parte del director Dan Scanlon e introduce al primer personaje gay en la historia de la animación.
"Te hace llorar y te hace reír, es lo que mi mamá siempre me dijo que le provocó Steven Spielberg con 'ET'", dijo Pratt, quien le pone la voz al hermano mayor de la dupla protagónica.