La canciller (jefa de Gobierno) de Alemania) Angela Merkel, destacó recientemente el valor de la prensa crítica, en especial cuando se pone el foco en los regímenes que se inclinan hacia el totalitarismo al apartarse de los preceptos democráticos. Se entiende que cualquier presión gubernamental para silenciar a la prensa constituye un modo totalitario de ejercer el poder. Por ello, en democracia -dijo- se requiere proyectar distintas perspectivas de la realidad y diversidad de opiniones.
Agregó la primera mandataria alemana que, en ese marco, la tarea periodística es fundamental para que la ciudadanía pueda discernir entre la información veraz y la que definió como “mentiras”, es decir, la difusión de noticias falsas que cada vez más circulan a través de redes sociales y medios no profesionales.
Merkel no dudó en su mensaje en señalar que los periodistas “deben poder confrontar a un gobierno y a todos los actores políticos con una perspectiva crítica”. Estas fuertes reflexiones fueron vertidas con motivo de los 75 años de prensa libre en Alemania a partir de la caída del nazismo.
La firme defensa y puesta en valor de la prensa independiente, no habitual en hombres y mujeres de Estado de semejante jerarquía, la realizó la canciller de Alemania cuando en su alocución pasó a referirse ya a los efectos del coronavirus. Desde su punto de vista negó que los medios críticos ofrezcan a diario una versión sesgada de la realidad, como acusan muchos, apuntando, por el contrario, que los avances de la ciencia llegan cada vez a más personas por el aporte de la oferta mediática creíble, “tanto pública como privada”.
Esta enfática defensa del periodismo libre por parte de una reconocida líder política de la Unión Europea no sólo debe interpretarse como un justo respaldo a medios y comunicadores en general. Es, fundamentalmente, una fuerte advertencia a la generalidad de políticos de todos los países. En especial a los que pertenecen a democracias consolidadas, para que nada induzca a buscar en la prensa libre el origen o los efectos necesarios del disenso.
Lo expuesto se mueve en sintonía con los preceptos de las Naciones Unidas sobre la libertad de prensa, al expresar que un periodismo libre, pluralista e independiente “es un componente esencial de toda sociedad democrática”.
El desempeño despojado de presiones del poder u otros intereses sectoriales convierte a la prensa en garantía de independencia. Así, el periodismo se ejerce con parámetros éticos y apego al profesionalismo. Es indudable que son los medios los que deben ayudar a identificar y difundir los asuntos que forman parte de la agenda social para que sean parte del debate público.
Vivimos en una época dificultosa para la labor periodística por la abundancia de información engañosa que, como señalábamos, proviene especialmente de quienes se valen de las redes sociales o improvisados sitios de internet para generar confusión. Irresponsabilidad o mala intención son los disparadores.
Es por todo esto que el reconocimiento y la confianza surgida desde el Estado conducido por dirigentes probos reivindica a los medios verdaderamente profesionales.
