Marcus Guimarães es brasileño, pero con un creciente clima de Mundial de fútbol en su país camina por Río de Janeiro con la camiseta del eterno rival: la albiceleste de Argentina. Más que un acto de simpatía, lo de Guimarães es una suerte de abjuración del seleccionado brasileño. “Voy a hinchar por Argentina porque Brasil organizó muy mal la competición”, explicó. Con 18 años, este estudiante de historia dio su apoyo a una página de Facebook donde los cariocas alientan por un triunfo argentino en una eventual final ante Brasil el 13 de julio. Esta convocatoria reunía 16.200 respaldos hasta el viernes. No es el talento de Messi que los entusiasma, sino un comentario hecho por el alcalde de Río hace un año.
“Si Argentina le gana a Brasil, en la final, me mato”, bromeó Eduardo Paes en declaraciones al diario británico The Guardian. “Ya tienen a Messi y al Papa. No pueden tenerlo todo”. Muchos de sus críticos han decidido responderle también con humor, y así fue como creció toda una hinchada virtual por el Apocalipsis deportivo brasileño. Vamos juntos, vamos…”, invita la página en internet, símbolo peculiar del descontento en Brasil con el gran costo del Mundial en un país con enormes problemas de servicios públicos.
Bromas y lealtades
Quien creó la página de Facebook para cariocas hinchas de Argentina es Diedro Barros, un periodista de 30 años que se define como socialista y se declara “muy sorprendido” por el apoyo a su propuesta. “La creé como una broma. No esperaba que la página tuviese tanta repercusión”, dijo y anticipó que el "hincha brasileño de verdad" terminaría alentando a su país.
Barros sostiene que él hará fuerza para que Argentina llegue a la final, pero si el último juego es realmente con Brasil sabe que su corazón se teñirá de amarillo y verde. En la página de la red social hay desde quienes comentan que por primera vez quieren que Brasil pierda hasta algunos como Jorge Azevedo, que opina que “alentar contra la selección es una cabronada” aunque comparta la rabia con los políticos.
También hay argentinos que se ríen de la situación y brasileños que les responden, o uno que anuncia una promoción de cervezas para quienes vayan a su bar de Río con la casaca albiceleste. Ver brasileños vistiendo la camiseta argentina es bastante frecuente en estos días, aunque muchos lo hacen por mera simpatía por el país vecino, sin otras connotaciones.
Es el caso de Moacir Oliveira, un analista de sistemas de 31 años que siente gratitud por los argentinos desde que la moto en que viajaba por ese país se rompió y lo auxilió gente que le invitó a un asado
Río se ha llenado de camisetas albicelestes en los últimos días. Pero los cariocas que los vestían desde antes avisan que llevar los colores del mayor rival futbolístico de Brasil puede deparar sorpresas.
Fútbol y política
La falta de apoyo de los brasileños a su propia Selección supone un reto hasta para el gobierno de Dilma Rousseff, que apela a la pasión nacional por el fútbol y la Verdeamarela. La presidenta de Brasil recordó hace unos días cuando estaba presa en 1970 por pertenecer a una guerrilla de izquierda y muchos cuestionaban si alentar por Brasil en el Mundial de ese año favorecería a la dictadura militar que reprimía y torturaba. Pero ella negó haberse planteado tal duda. Rechazó las críticas a la Copa y sostuvo que buena parte de la inversión pública trascenderá el evento y será un legado para el país.
Sin embargo, tres de cada cinco brasileños creen que el Mundial le quita dinero a servicios públicos como salud y educación, según una encuesta del Centro de Investigaciones Pew. Otro sondeo de Unicarioca reveló que sólo 55% de los habitantes de Río alentarían a Brasil, mientras 22% no quiere que el país gane y al 23% restante no les gusta del fútbol. Un tercer estudio realizado en 19 países por la empresa YouGov, publicado en el blog Upshot del diario The New York Times, encontró que el primer país por el que los brasileños iban a alentar en contra en el Mundial era Argentina (34%) y el segundo… el propio Brasil (6%)
De todos esos críticos, un caso especial son quienes esperan que Argentina alce la Copa en el Maracaná porque creen que es lo peor que podría pasarle a Brasil: haber gastado más de US$11.000 millones para que gocen sus archirrivales. Diferentes analistas estiman que si la Seleção fracasa en su objetivo de ganar el Mundial en casa, como ya le ocurrió en 1950 al perder la final con Uruguay, la crispación social podría aumentar.
Allan Modesto, un brasileño profesor de castellano en escuelas municipales y estatales de Río, fue a una reciente protesta callejera de su gremio con la camiseta celeste de Uruguay, el país por el que alentará en el Mundial. “No queremos que Brasil gane la Copa", señaló. "Si no pasa Uruguay, que pase Argentina porque el alcalde de esta ciudad nos prometió un suicidio si Argentina gana”.