Río de Janeiro fue la sede elegida por los hinchas argentinos para instalarse en Brasil. Desde las playas de Copacabana, casi en su totalidad, los hinchas organizaron sus viajes a Belo Horizonte y luego a Porto Alegre.
Para el vocabulario normal de la tribuna, la mayoría de los hinchas eran el “hincha común”, el que deja la vida por los colores de su camiseta y, por ende, por la camiseta de la Selección argentina.
Sin embargo, y principalmente en los últimos días, aterrizaron en distintos puntos de Brasil muchos “barras bravas” de distintos puntos de la Argentina. Hasta el momento, se produjeron incidentes aislados pero, hoy, la alerta es máxima.
En las distintas playas de Copacabana e Ipanema se pudieron observar distintos grupos identificados con los colores, por ejemplo, de Laferrere, Huracán de Parque Patricios, Independiente de Avellaneda, Tigre, Morón, entre otros.
La carta de presentación de muchos barras argentinos fue en Porto Alegre. La invasión fue masiva. Esto provocó que la llegada de la gente al estadio del Internazionale se pareciera casi en absoluto a cualquier ingreso de un estadio de nuestro país. Vallas, vendedores ambulantes, policías, corridas, empujones, reventa, etc.
No falta menos. Esto provocó que muchos de los hinchas que no tenían sus tickets, idearan distintas artimañas para poder ingresar al estadio. Entonces entraron en acción en una plaza aledaña al estadio.
La primera víctima fue un nigeriano, quien tenía no menos de 20 de tickets en su poder.
Mientras los argentinos le consultaban el valor de los “cartones” llegó el arrebato. Un hincha golpeó de atrás al nigeriano y no menos de 10 hinchas le quitaron todos su boletos.
Se produjeron varias corridas y llegó la Policía casi de inmediato. Saldo: el hincha nigeriano quedó detenido y los hinchas argentinos se mezclaron entre la multitudinaria cola de hinchas comunes que querían ingresar al estadio.
Idéntica situación sucedió con un hincha brasileño, cuyas imágenes recorrieron el mundo a través de un video que se publicó por TN. Quien tenga entradas para revender es el punto a atacar por los hinchas.
Otra modalidad de los barras para adoptar entradas a la fuerza es la siguiente: para ingresar al estadio, mínimo se pasan tres controles. Sin embargo, no se revisan tickets. Sólo bolsos y cacheos. Esto permite que se llegue hasta la puerta de ingreso con una entrada de partidos anteriores.
Los cartones son idénticos. Sólo varía el sello magnético y el nombre de los equipos. Pero es la misma tipografía. Así los barras ganan varios metros.
Cuando la gente muestra su ticket del partido actual, los hinchas empiezan a empujar, se las arrebatan de las manos. Las principales víctimas son mujeres.
Este accionar obviamente provocó corridas, gritos y desesperación entre todos los hinchas comunes que empiezan a cuidarse entre sí.
Por otra parte, la relación entre hinchas argentinos y brasileños llegó a su punto límite. Tolerancia cero. Sin embargo, los barras bravas argentinos entablaron relaciones con sus pares brasileños y han recibido todo tipo de hospitalidad: desde alojamiento, transporte, comidas y una que otra entrada.
La barra principal de Talleres de Córdoba, desde que llegó a Brasil, se instaló en Buzios y solamente bajó a Río de Janeiro el día del partido.
Lo mismo sucedió en Belo Horizonte, donde los principales jefes de la barra del Corinthians, a pesar de pertenecer a la Ciudad de San Pablo, trabajaron en las remodelaciones del Mineirao y ahora trabajan como boleteros.
Muchos hinchas argentinos en el partido contra Irán en Belo Horizonte, fueron citados a las 8.30 en un determinado acceso y a cambio de 400 reales (2 mil pesos) recibían una chaqueta naranja de la organización e ingresaban al estadio sin problemas. El pago, como en la Argentina, se realizaba dentro del campo de juego. Una logística admirable que no deja de ser lamentable.
Ahora, Argentina se mudará a San Pablo. Desde el último jueves, cada vez son menos las camisetas de Argentina que se ven en las calles de Río de Janeiro.
La comunidad argentina se ha trasladado hacia San Pablo. Es una ciudad que tiene la misma cantidad de habitantes que Argentina, es decir, 40 millones de habitantes.
Desde la Policía Federal han organizado (como en Río o Belo Horizonte), un lugar determinado para albergar a la mayoría de los argentinos que lleguen en auto particular, ómnibus, motorhome o minibuses. Sin embargo, la falta de entradas para la mayoría de argentinos será el mayor inconveniente a solucionar por todos.