La pandemia de coronavirus enfrenta al periodismo y a Los Andes a desafíos que nadie imaginó. A lo largo de sus 136 años de vida, sus páginas han reflejado guerras, golpes de Estado, terremotos, inundaciones, violencia cívica, emergencias sociales y económicas, entre otros sinsabores y calamidades. Pero nada ha sacudido tanto las rutinas de la Redacción como ahora.
Estas mismas líneas se escriben desde el comedor de una casa y no sobre los escritorios del tradicional edificio de la avenida San Martín, esa calle tan profundamente mendocina donde cada día transitan miles de personas y ayer lucía mustia, silenciosa y vacía, casi igual que en las películas que anticipan el futuro menos deseado.
Para que el lector y la audiencia comprendan, se trabaja con un doble objetivo. Por un lado proteger a nuestra gente, la de cada día. Esa que saludamos con un beso, un abrazo o un apretón de manos. Exponerla lo menos posible al encuentro social y el contacto entre compañeros de trabajo. Por el otro, garantizar que la comunidad esté debidamente informada, en cumplimiento del rol social que, antes que nada, le corresponde a un medio de comunicación. Mucho más si esa comunidad le otorga la mayor de su confianza y credibilidad.
La tecnología como aliada
El aislamiento de periodistas, editores, fotógrafos y otros integrantes de la cadena de producción editorial es posible gracias a los maravillosos recursos que hoy nos ofrece la tecnología. Trabajar desde la casa con una computadora, un celular, una conexión a internet permite desarrollar algunas -no todas- las tareas que garantiza la llegada al público con la noticia chequeada, confirmada, con la seriedad que la situación exige. Lejos de la falsedad e inmediatez irracional e irresponsable que se difunden a través de las redes sociales. El periodismo, en esta hora más que nunca, no es un hobby ni un pasatiempo.
La misma metodología del teletrabajo ponen en práctica otras áreas de la empresa, como administración, circulación, comercial, marketing, recursos humanos, sistemas, etc. con el propósito de cuidar a su gente y asegurarnos de que los contenidos de Los Andes se publiquen en tiempo y forma en cualquiera de las plataformas: el diario y sus suplementos impresos, la computadora, el celular, la tableta, etc.
Hay otros recaudos que los mendocinos deben saber de su diario. La rotativa tiene el suficiente grado de automatización como para que no se manipulen directamente ninguno de sus insumos (papel, tinta, aceites, etc.), hasta que cada ejemplar salga de la planta impresora. A su vez, se trabaja codo con los distribuidores y canillitas para sumar todas las medidas de protección que sean necesarias.
Cabe destacar finalmente que por su naturaleza de servicio social, la tarea periodística, en todas sus formatos, es una de las actividades exceptuadas en el decreto de aislamiento social dispuesto por la Presidencia de la Nación el jueves pasado, paraatenuar los efectos de la pandemia.
Aun así, también ponemos el máximo esfuerzo para que esta mala noticia termine cuanto antes.