Cada vez que había crecida en el arroyo Yaucha, al sur de San Carlos, las 22 familias de Los Alamitos quedaban totalmente aisladas. Cansados de la situación, estos pobladores hicieron alzar su voz.
Se quejaron, se unieron para lograr recursos, trabajaron en equipo y pidieron ayuda. Días atrás estrenaron su nuevo puente, el que soporta hasta 20 toneladas. Ahora, quieren pelear por un acceso rápido y seguro que los conecte con la remodelada ruta 40.
Todavía no hubo cortes de cintas, pero los vecinos ya aprovechan de la infraestructura. Además de las soluciones diarias que esta obra trae a la cotidianidad de los pobladores, implica también desarrollo. "Ahora se podrán realizar construcciones, ingresarán camiones de Vialidad para mejoras en el barrio y quienes viven de la cría de ganado tendrán cómo trasladar sin problemas a sus animales", apuntó Osvaldo Pagano, el presidente de la unión vecinal de Los Alamitos.
El barrio Los Alamitos es un paraje de enorme belleza, que se originó como una solución habitacional para puesteros, pero luego llegaron nuevas familias a vivir o a levantar casas de fin de semana en el lugar.
Es un oasis rodeado por dos arroyos, en plena zona desértica de San Carlos. Por décadas, este sitio se mantuvo como ‘patria de puesteros’, pero cada vez es mirado con mayor interés por inversores que planifican instalar emprendimientos turísticos o productivos.
Como sucede en otras áreas del Valle de Uco, el avance de los cultivos ha alterado o borrado cauces aluvionales naturales y los pobladores hoy sufren sus consecuencias. Los vecinos se quejan porque cuando llueve “algo más de lo común, la calle se convierte en un río y es imposible transitar en vehículos”.
Se refieren a la vieja ruta 40, hoy conservada como ‘Ruta Escénica’ o camino provincial 110, que conduce desde Pareditas a Las Jaulas. Según Pagano, la solución está en la construcción de un “tramo seguro y rápido”, que conecte este camino sinuoso y de incomparable belleza con la ruta 40 que va al Sosneado, donde hoy se realizan obras de asfaltado y ensanche.
“El camino sería de tres kilómetros y atravesaría lo que hoy son terrenos del Ejército. Hemos tramitado en Buenos Aires la autorización de la entidad que administra estos bienes nacionales para abrir el camino”, expuso Pagano, contando que éste es el siguiente desafío de la Unión Vecinal, además de conducir el agua potable a través de cañerías en el barrio.
Lo cierto es que hay algunos puesteros que exponen sus temores respecto a este avance vial y turístico. El temor radica en que familias que llevan generaciones y generaciones viviendo del ganado en los puestos del lugar, puedan perder las tierras de las que viven ellos y sus animales.
Un desafío en conjunto
La construcción del puente en este paraje sancarlino fue el resultado de un trabajo conjunto. Con sacrificios particulares, las familias del lugar pusieron más de dos mil pesos hace tiempo para que la Unión Vecinal comprara la plataforma de 9 mil kilos, por la que hoy ingresan al barrio. La misma había pertenecido a YPF y su traslado desde Lavalle sólo fue posible gracias a Vialidad provincial.
Un grupo de vecinos pintó la plataforma con antióxido y pidieron a Hidráulica la realización de los planos para la obra. En respuesta al pedido de esta comunidad, que sufría los riesgos de quedar aislada en casos de tormentas y el deterioro permanente de sus vehículos, Hidráulica priorizó la obra dentro de su programa de Emergencia Aluvional. Luego, Infraestructura encaró la obra.
En 90 días, los obreros desviaron el curso del agua unos 15 metros y edificaron las bases, donde luego se ubicó la plataforma. “Ahora tenemos que colocar el alambrado para delimitar el terreno donado como servidumbre de paso, y adecuar y embellecer las entradas y salidas al barrio”, apuntó Pagano.