Me permito hacer algunas reflexiones a propósito de la nota del profesor Héctor Ghiretti, "Crisis de la Justicia y formación jurídica" (Los Andes, 22/7), después de casi cinco décadas de egresar como abogado.
No se le escapa a Ghiretti que la decadencia moral corroe a toda la sociedad y, por cierto, no está exento el "sistema de justicia". Es incontrovertible que los argentinos no somos afectos a cumplir con la ley.
Ghiretti acierta en poner el acento en la formación -principios y valores- universitaria ética que comprenda qué espera la sociedad de los que "abogan". Leyes y reglas abundan, reflejan por su cantidad una muy débil "eticidad", legislando meros "deber ser".
El Código Civil unificado resalta enfáticamente principios y valores, la moral, las buenas costumbres, la buena fe, el abuso de derecho y el fraude a la ley.
La desnaturalización del "proceso judicial -con astucias sin escrúpulos-, con infinidad de recovecos procesales formales, no ayuda a la terminación de las causas en tiempo razonable, garantizando el debido proceso.
La cantidad de causas suma con una desusada carga a los tribunales. Las estadísticas confirman lo que aquí decimos. Son ilustrativas las palabras del presidente de la Corte con motivo del inicio del año judicial 2017 (https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/).
El nuevo Código Procesal en ciernes también hace su aporte, habrá que ver cómo funciona. Es menester abogados leales y probos con iguales magistrados y funcionarios laboriosos.
En todos los casos, los abogados no deben olvidar que son auxiliares de la justicia. Cualquier intento serio de mejorar la administración de justicia debe comenzar desde abajo, es decir, por los abogados. Son ellos los cimientos de esa administración.
Las escuelas de abogacía "facultan" para el ejercicio, pero se necesitan abogados con una visión multidimensional alejada del mero economicismo (intereses unidimensionales) o de la ruptura ética. La enseñanza universitaria (¿cuándo no? debe evitar la simple memorización y propender a la investigación multidimensional para comprender los fundamentos éticos, políticos, históricos y económicos de las leyes e instituciones. En este sentido, Alfredo Orgaz, quien fuera presidente de la Corte de la Nación, quien acuñara el célebre proloquio "cansancio moral", lo expuso con claridad meridiana: "¡Jusfilósofos y juristas deshumanizados más atentos a las lucubraciones logicistas que a las necesidades de la vida!". La formación y sus frutos maduran con lentitud, pero es indispensable comenzar.
Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.