Los 75 años de un negocio nacido del amor a los libros

En 1940, el español Eugenio García Santos, que provenía de una familia de libreros, abrió un negocio del rubro en Mendoza. Hoy, su nieta Pilar continúa el legado familiar.

Los 75 años de un negocio nacido del amor a los libros

“Si usted puede instalar una librería en esta ciudad, trataré de ayudarle por todos los medios lícitos a mi alcance. Lo animo, pues,  a radicarse en Mendoza”. Así estimulaba en setiembre de 1939 el doctor Edmundo Correas, rector fundador de la Universidad Nacional de Cuyo, al español Eugenio García Santos, quien residía en Buenos Aires, a abrir una librería en la capital mendocina.

El hispano asumió el reto e inauguró un negocio que inicialmente se llamó De la Universidad. De esos tiempos se cumplen en estos días 75 años ininterrumpidos vendiendo libros.

Eugenio procedía de una familia de editores y libreros que se instaló con establecimiento propio en Buenos Aires, el que debieron cerrar en 1938 por las dificultades del momento, agravadas por la guerra mundial que se avecinaba.

Acompañado por su hijo Antonio, un joven veinteañero por entonces, los García Santos se establecen en Mendoza y en setiembre de 1940 estrenan el comercio en Rivadavia 55, bajo la protección de la Virgen del Carmen, de la que eran fieles devotos.

Eugenio murió en 1982, a los 97 años, y Antonio, ávido lector, desarrolló una vida al frente del negocio como continuador del oficio familiar. En 1950 le puso el nombre del clan y los lectores lo despidieron en 2010.

Una legión de clientes lo recuerda como un hombre cordial, muy informado, amigo de escritores, “un Gildo D’Accurzio de los libros”, lo compararía un narrador por asociación con el célebre imprentero, también ya fallecido. La posta fue asumida por su hija Pilar, con 34 años de experiencia en el ramo.

La librería tuvo tres locales en su extensa trayectoria: la ya señalada, al lado de lo que luego fue la Unión Obrera Metalúrgica (UOM); luego se mudó a Rivadavia 52; y desde hace más de 20 años funciona en San Martín 921, edificio que cobija entre 30.000 y 40.000 ejemplares. Nunca dejó de atender en 75 años de actividad.

Pilar y sus colaboradores sostienen el negocio con el estilo tradicional de los buenos libreros: el diálogo con el comprador, al que orientan si éste no llega con objetivos específicos y un título determinado.

La actual dueña se interesó en el mundo de los libros siendo muy chica, casi una niña. Llegó a trabajar junto a su abuelo Eugenio, aunque se formó al lado de su progenitor. De ellos aprendió que había dos tipos de profesionales en el rubro: los libreros, que tienen un conocimiento sobre el producto que comercializan, y los despachantes de libros, que simplemente los venden.
Una continuación del hogar

“La librería para mí y mis hermanos era una continuación del hogar. Estábamos en casa, y luego veníamos al negocio a dar una mano, especialmente para las fiestas de fin de año”, contó Pilar.

García Santos atravesó los avatares políticos, sociales y económicos de las diferentes épocas, como la crisis de 2001-2002, sin cerrar nunca sus puertas.

Clásica en su diseño interior, ofrece una vistosa vidriera y madera en anaqueles, mostrador y mesones. Si bien el primer objetivo es vender libros, que surten alrededor de 60 editoriales, la casa ha sido sede para diversas actividades culturales, cursos y tertulias literarias, como la celebrada en 1965 con la presentación del libro “Minotauroamor”, de Abelardo Arias, que reunió en una misma mesa al dueño, Eugenio García Santos, su hijo Antonio, al autor  de la obra y a sus colegas Ricardo Tudela, Iverna Codina, Américo Cali y Graciela Maturo.

Otros encuentros que vienen a la memoria de Pilar son las exposiciones de célebres artistas plásticos, como la organizada en una ocasión con el xilografista Víctor Delhez, y las visitas esporádicas del artista de Tunuyán, radicado en Córdoba, Carlos Alonso, quien una vez hizo un hallazgo en la sede de calle Rivadavia: encontró un libro de Lorenzo Domínguez, quien había sido uno de sus maestros.

Siguiendo otra habitual modalidad de estos negocios, muchos autores llevan sus obras en forma directa para la venta, lo que ha ocurrido con Jorge Enrique Oviedo, Juan Draghi Lucero y Juan Guillermo Milia, ex profesor de Geografía Política y ex director de la Biblioteca Central de la UNCuyo. Este último, de 79 años, no solo fue proveedor de volúmenes y asiduo comprador; también fue empleado. Lo cuenta así: “A los 18 años, en el verano del ‘38-’39, le pedí empleo a don Eugenio y estuve trabajando algunos meses, pero me tuve que ir porque quería empezar mis estudios universitarios; él me necesitaba jornada completa”.

Clientes y amigos de la casa han sido, entre otros, Rodolfo Braceli, Rolando Concatti, Luis Villalba, Jaime Correas y Carlos Levy, así como Antonio Di Benedetto, Susana Bombal, Mauricio Pro, el eminente filósofo Arturo Roig, el filólogo Juan Corominas y Claudio Sánchez Albornoz, destacado medievalista, que fue presidente de la República Española en el exilio. Él le recriminaba a don Eugenio ser monárquico después de haber vivido en una república; el viejo librero le contestaba: “Debe ser por eso, don Claudio, debe ser por eso”.

Benito Marianetti y Ángel Bustelo también recalaban en las dos últimas sedes de la librería. “Hablaban de todo con papá, pero no de política porque estaban en polos opuestos”, evocó Pilar.

Alguna vez García Santos recibió las imprevistas visitas de presidentes, uno de ellos Patricio Aylwin, de Chile, y el restante Julio María Sanguinetti, de Uruguay, quienes se encontraban en Mendoza para recibir distinciones honoríficas. Lo propio hizo en dos ocasiones el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal.

Otra particularidad, propia de los comercios de extensa trayectoria, es que García Santos atendió a cuatro generaciones de varias familias. Tal el caso de Rodolfo Corominas Segura, gobernador de Mendoza (1938-41), a quien continuaron en esa práctica sus hijos, nietos y bisnietos.

Pilar García Santos y sus empleados apuestan hoy “a continuar apuntalando la tarea, siguiendo los pasos de los antepasados, quienes en Madrid, Buenos Aires y en esta ciudad fueron el nexo entre los autores, para que sus obras llegasen a ese inmenso público de lectores, ansiosos de conocimiento o por el puro placer de leer buenos libros”.

HITOS EN EL TIEMPO

1939: Eugenio García Santos es invitado por Edmundo Correas a instalar una librería en la ciudad.
1940: se inaugura la Librería de la Universidad.
1950: Antonio García Santos le pone el nombre de la familia al negocio.
2010: muere don Antonio, alma máter del establecimiento.
2010. Pilar García se hace cargo de la conducción de la librería.
2015: 75° aniversario.

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