Loris Karius sufrió una conmoción cerebral previa a sus bloopers en la final de Champions

El arquero alemán había recibido un golpe del defensor español Sergio Ramos. Los resultados médicos.

Loris Karius sufrió una conmoción cerebral previa a sus bloopers en la final de Champions
Loris Karius sufrió una conmoción cerebral previa a sus bloopers en la final de Champions

El arquero alemán del Liverpool, Loris Karius, quedó marcado de por vida por dos bloopers decisivos en la última final de Champions League frente al Real Madrid. Una teoría en Internet sugería que el culpable había sido Sergio Ramos, por un golpe al uno previo a sus errores. Ahora, una prueba médica podría confirmar dicha sospecha.

Doctores de los Estados Unidos, donde el arquero se realizó las pruebas de TAC cerebral (tomografía) estimaron que sufrió una conmoción cerebral durante el partido, que podría haber influido en su actuación.

“Después de revisar atentamente el video del partido y su historial detallado -que incluye un informe con sus síntomas después del contacto-, y de ser realizados exámenes médicos y métricos, hemos concluido que el Sr. Karius sufrió una conmoción cerebral durante el partido del 26 de mayo”, informaron el Massachusetts General Hospital y el Spaulding Rehabilitation Hospital en un comunicado.

Karius fue sometido a exámenes el 31 de mayo, luego de un choque con el defensor español Sergio Ramos, por los doctores Ross Zafonte, experto en golpes sufridos por deportistas, sobre todo de la NFL de fútbol americano, y Lenore Herget, que señalaron que "durante la evaluación, el Sr. Karius presentaba signos de disfunción visual espacial que habrían ocurrido inmediatamente después del evento (...) Es posible que esos déficits hubieran afectado su actuación", añadió.

El arquero alemán fue objeto de numerosas críticas luego de errar en dos de los tres goles del Real Madrid: el primero llegó dos minutos después del golpe con Ramos, cuando le entregó el balón al delantero francés Karim Benzema (51), mientras que en el tercero no llegó a despejar con los puños un disparo lejano y aparentemente inofensivo del galés Gareth Bale a los 83.

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