"Mirá, yo sin la música soy muy infeliz", se dijo a sí misma Lorena Astudillo una vez: le había pasado por al lado a la música hasta los 23 años. Antes estudió psicología, se recibió ("fui pulcra y rápida", nos dice), pero las pasiones siempre seguían resonando en alguna parte. Como un latido, como un golpe de bombo.
A esa edad empezó a estudiar lo que había aprendido ya desde muy chica. Cinco o seis años, quizás, en su propia casa, cuando su papá (vendedor, cantor aficionado, bailarín) agarraba su guitarra y aprendía cada tarde una canción.
"El Cuchi Leguizamón fue la música que escuché de primera mano en mi vida. Yo estaba ahí al lado de mi papá, y escuché por primera vez las duplas de Falú-Dávalos, Leguizamón-Castilla", recuerda al teléfono ella, que hoy pisa nuestra provincia para cantar en "El Cuchi de cámara"; un concierto que se suma también a los festejos de un nuevo aniversario de la Biblioteca San Martín. 195 años, nada menos.
Sigue: "A los 23 ya estaba en una carrera de música, abriendo el mundo y los ojos hacia el jazz, que fue un gran aprendizaje, un aprendizaje maravilloso, porque es la música de la libertad: armonías fabulosas, melodías extraordinarias. Empecé a cantarlo, pero no me iba comunicarme en otro idioma. Y con el Cuchi (Gustavo) Leguizamón fue especial. Viste que cuando uno hace una obra se multidetermina por todos lados...".
-¿Cómo es eso?
-Por un lado me encontraba con mi pasado infantil, por el otro me encontraba con letras maravillosas que me permitían hablar del alma y de la relación del hombre con lo que lo rodea, por el otro me encontraba con armonías extraordinarias, con melodías preciosas. Se juntó todo para mí en la obra del Cuchi, y no me costó nada dejar el jazz, ni un poquito.
Es que sí, la obra de este folclorista (que el próximo 29 de septiembre habría cumplido cien años) es difícil de abarcar y fue también transgresora en la música popular. Era un gran melómano y su forma de componer recibió esos influjos.
O sea: la idea de Lorena Astudillo fue unir dos aguas que, en definitiva, no estaban del todo separadas. "Fue solo juntar puntas que me parecía que se podían unir", asegura.
Hoy la acompañan Marcos Rafael Di Paolo (guitarra), Constanza Meinero (piano), Lucas Homer (contrabajo), Matías Furio (percusión) y un cuarteto de cuerdas mendocino, Cuarteto Cruz del Sur, que forman José Fernandes Pereira Neto (violín I), Magdalena Scattolini (violín II), Alejandro Fiore (viola) y José Luis Di Marco (cello).
También se presentará el joven pianista mendocino Leonardo Pittella Lahoz, con un repertorio que echa raíces en tres territorios: la música clásica, el tango y el folclore. “Música argentina para piano: Ginastera - Piazzolla - Cuchi Leguizamón”, se llama.
Sigue Lorena: “Busqué músicos que también tuvieran ductilidad, gente que se movía en las dos aguas perfectamente. El segundo disco viene casi como una reedición de ese impulso de unir, que es para mí una de las principales funciones del arte. Frente a estas tierras incendiadas y divisoras, de luchas de todos contra todos, de grietas, para mí la música lo que hace es juntar. Esa es su misión secreta”, confiesa.
Grabado a finales del año pasado, y presentado hace muy poco (el 10 de junio) en un repleto concierto en el Centro Cultural Kirchner, “El Cuchi de cámara” llega a la vida de esta cantante después de cinco discos (el primero “Lorena canta al Cuchi”, en 1998), una nominación a los Premios Gardel 2014 como “Mejor álbum artista femenina de folclore” y un Premio Konex como “Mejor cantante femenina de folclore de la última década” en 2015.
-¿Es cierto que vos fuiste la primera intérprete femenina que le dedicó un disco al Cuchi?
-Sí, es verdad, y sin buscarlo... Fui la primera persona sorprendida, ya con el disco en la mano. Quien hacía la prensa se puso a investigar y descubrió que nadie lo había grabado conceptualmente entero hasta ese momento, y fue un gran hallazgo.
-¿Su obra es propensa de ser trabajada con técnicas e instrumentos de la música clásica?
-Sí, puede perfectamente. Primero, es una obra inabarcable, porque lo que yo tomo es un pedacito mínimo (13 canciones, entre las que contamos a “Juan del monte”, “Balderrama”, “Zamba del laurel”, “La pomeña”), que de ningún modo tiene pretensión de homenaje. Es, como en todo lo que hago, una necesidad personal. Su obra tolera todo, esa es la realidad. Mientras que la respetes en su esencia. Fue un trabajo muy delicado, que tuvo dos años de preparación.
Esa larga preparación se dio en medio de un trabajo orgánico y minucioso junto al arreglador, Patricio Villarejo, quien ya había conocido años atrás en el disco “Ojos de agua” (había hecho arreglo para una canción del Chivo Valladares que le impresionó mucho, y para bien).
"Su obra tolera todo, esa es la realidad. Mientras que la respetes en su esencia. Fue un trabajo muy delicado, que tuvo dos años de preparación", dice Lorena Astudillo refiriéndose al repertorio que aborda de Cuchi Leguizamón.
-Ahí le tomaste confianza.
-Me pareció que era la persona indicada, sí. Hay muchos arregladores que podrían haberlo hecho, pero él me parecía que tenía una dosis de riesgo un poco más grande de lo que sería un arreglo más tradicional. Esto había empezado en mi corazón como un concierto del “Cuchi Sinfónico”, y no me dio bola nadie en ningún lado, no fue convocante, porque no hubo ninguna orquesta que pudiera acompañar. Pero eso fue buenísimo, porque no me dejó alternativa: o dejaba completamente lo académico o armaba un formato que pudiera sostener en forma independiente. Así surgió “El Cuchi de cámara”, y fue mejor, un formato más indicado que el sinfónico.
-Siempre el desafío con este tipo de arreglos es no sacarle la esencia a la música. ¿Costó?
-Claro, al principio quería un cuarteto de cuerdas, pero a los dos temas ya pedía rogando un bombo (risas). Se cae todo. Y el piano no podía faltar, claro. Después pusimos un contrabajo, después se incorporó Marcos Di Paolo (mendocino), que estaba tocando conmigo, aunque no estaba prevista la guitarra en un principio. Fue una cocción lenta, un trabajo a la par.
-Lo presentaron hace poco en el CCK.
-Así es, fue una cosa mucho más grande de lo que imaginaba. Viste que cuando uno está trabajando está metido como en un laboratorio y no ves para afuera. No sabíamos qué repercusión iba a tener, y fue enorme. La Ballena Azul tiene una capacidad para 1.600 personas y a la hora y media no había más localidades. Ahí ves que el trabajo se irradia, y que la figura del Cuchi está por encima de la admiración: es una figura amada.
-¿Y qué comentarios recibieron de ambas partes?
-Mirá qué interesante: no había división. El purista probablemente no haya ido. Además tampoco es una propuesta pretenciosa, es una propuesta popular. La gente nos interrumpe, grita, aplaude los interludios y yo digo: “Señores, esto sigue siendo popular”.
Ventana al pasado
La Biblioteca Pública General San Martín nació gracias al impulso cultural que vivió nuestro país en 1820. Entre los hombres que participaron en sus inicios se destacó la figura del general José de San Martín junto a otros militares de la Independencia y algunos ciudadanos partidarios del pensamiento ilustrado.
En este contexto surgió la necesidad de crear la "Sociedad Biblioteca Mendocina". Su reglamento, sancionado el 11 de marzo de 1822, plasmó el deseo de crear una biblioteca popular que difundiera conocimientos útiles.
Se nombró como primer secretario a Agustín Delgado y el 9 de Julio de 1822 la Biblioteca Mendocina abrió sus puertas a la comunidad.
Actualmente, funciona bajo el ámbito de la Secretaría de Cultura como una institución destinada a democratizar la información y la lectura. Se suman también el dictado de cursos y talleres, muestras y presentaciones de artistas, y otras actividades culturales que se llevan a cabo en la sede del organismo.
Cronograma de actividades en la Biblioteca Pública General San Martín (Remedios Escalada de San Martín 1843): de 10 a 18, Feria de Arte y Diseño; a las 16, Grupo oral A puro cuento, narración para niños; a las 17, Marabunta Teatro presenta "Lo que esconden los sombreros"; de 16 a 18, Encuentro de juguetes coordinado por Adrián Blejman.
La ficha
"El Cuchi de cámara", con Lorena Astudillo y ensamble, en el marco de los festejos por el 195° aniversario de la Biblioteca San Martín. Participa también el pianista Leonardo Pittella Lahoz.
Fecha y hora: Hoy, a las 21.
Lugar: Teatro Independencia (Chile y Espejo).
Entrada: $150, en la boletería o en www.1000tickets.com.ar.