El barrio López Rivas es uno de los conglomerados antiguos y tradicionales del sur del distrito General Gutiérrez (Maipú), donde moran aproximadamente 100 familias, conformando una población de unas 500 personas.
Está cerca de la estación terminal del Metrotranvía, y de la ex bodega Giol y de la emblemática bodega López, fundada en 1898 por un gran benefactor de la zona.
Los bisnietos del pionero español conducen el establecimiento (cuarta generación). Uno de ellos, Eduardo López, aclaró que "el barrio no lo hicimos nosotros; la firma solo vendió el terreno, que en aquellos tiempos eran viñedos. El nombre se lo puso el particular que compró el predio, loteó y levantó las primeras casas". De la misma forma se llaman una calle y la plaza del lugar.
Otros equipamientos son la parroquia San José Obrero, que administran los sacerdotes del Movimiento de la Palabra de Dios, con Pablo Javier Ricco como párroco, y la escuela primaria 1-157 Leopoldo Zuloaga, ya centenaria, donde se instruyen 504 niños, procedentes de conglomerados cercanos. Considerada urbano marginal y con jornada extendida, tiene un gran compromiso social y educativo con la población infantil que llega a sus aulas. La directora es Graciela Garis.
A pocas cuadras al sur y desde 1923 está emplazado una de las instituciones de la Liga Mendocina de Fútbol, Gutiérrez Sport Club, con portón de ingreso por Adolfo Calle y Barrera.
Su primer antecedente lo constituyó el Centro Deportivo General Gutiérrez, fundado el 17 de junio de 1923 por iniciativa del maestro de la escuela Nº 58 General Gutiérrez, Emilio Palero. A sus equipos y seguidores se los conoce con los apodos de El Cele, El Perro o los Celestes. El clásico rival es el Club Deportivo Maipú.
Actualmente milita en el Torneo Federal A de la AFA. En 1945 se construyó el estadio actual en un predio donado por la Municipalidad de Maipú, del loteo López Rivas, según puntualiza la historiadora Rosa Gladys Bianchi, en el libro "Historia que son historias en suelo maipucino".
Hogar de iniciador de Soeva
Sorprendida en la vereda de su hogar, Silvia Funes Espinasse (42) describe al López Rivas como "modesto, pero muy querible. Me crié con mis abuelos, Eugenio Ángel Espinasse, ex jefe de protocolo y turismo de la desaparecida Giol, y Ana Racconto, tía del ex vicegobernador de Mendoza, Cristian Racconto. "En esta casa cumplieron 68 años de casados", relató. Espinasse fue el iniciador de Soeva, uno de los sindicatos con que cuenta el trabajador vitivinícola.
En diagonal al domicilio de Silvia y haciendo esquina, se encuentra una vieja propiedad, que supo ser sede la escuela Zuloaga y de la comisaría 29a. Esta última es otro hito en la vecindad, con sede actual en Padre Vásquez y Vicente Fidel López. La comunidad aprecia su servicio, pero lamenta que las calles que la rodean estén abarrotadas de autos judicializados o chocados.
Dos personas -María Ignacia Trubiano (57) y Oscar Di Francisco (65)- son las encargadas de contar sobre los pobladores referentes y negocios históricos.
"No puede dejar de nombrar a los Zafarana, una de las carnicerías más antiguas, al "fotógrafo "Negro" Arce, los Sillero, al viverista Humberto Trubiano y su esposa Guerina Catracchia, cuyo hogar, tras morir la pareja, fue destinado a un servicio social, aplicado a amparar mujeres víctimas de la violencia de género", describieron los "guías".
El propio Di Francisco (65) es una "institución" en el rubro bicicletería. "Hace 30 años que estoy en el oficio, que aprendí de mi tío Luis "Tranquilo" Di Francisco", dice el hombre acompañado por su hijo Pablo 37, transportista.
En las inmediaciones de la bicicletería reside uno de los decanos lugareños, Pedro Pascual Rossi (88), ex jefe de mantenimiento del frigorífico Vildoza. "Este fue mi primer techo, donde críamos con mi señora nuestros 4 hijos”, comenta el hombre, parado al lado de su antiguo Ford Falcon modelo 1971.
La lista de personas que hicieron la historia menuda, como siempre ocurre en los conglomerados antiguos, es muy larga y pueden haber olvidos. En en ese listado hay que sumar a don Humberto Bianchinelli y su tintorería. Se trata del papá de los dirigentes políticos maipucinos, Olga y Carlos Bianchinelli. La nómina continua con doña Josefa María "Chicha" Lana, quien curó el empacho a muchos niños del lugar; los carteros Riquelme; el carpintero Hugo Rodríguez; el taxista Germán Solís; el bar, casi una pulpería, de Dominga Daud, y el tornero al que todos recurrían, Bernardino "Cholo" Cozzoli, evocado con mucho cariño por su nieta, Luciana Arizu (25).
