El ex alcalde de Ciudad de México Andrés Manuel López Obrador se convertirá hoy en presidente de México, la segunda mayor economía de América Latina después de Brasil, con un proyecto nacionalista, de centro-izquierda y con acento social.
López Obrador, de 65 años, recibirá la banda presidencial que porta desde 2012 Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro) en el Palacio Legislativo de San Lázaro para un solo periodo de seis años.
En la ceremonia estarán los jefes de Estado de varios países, entre ellos el rey Felipe VI de España. Estados Unidos enviará al vicepresidente Mike Pence y a la hija del presidente Donald Trump, Ivanka.
La convicción del próximo presidente es que las políticas neoliberales de los pasados 30 años y la corrupción son la causa del empobrecimiento de millones de mexicanos y de la actual crisis de inseguridad y violencia, con unos 29.000 asesinatos anuales y 35.000 desaparecidos.
"Que se acabe la historia trágica, horrenda, de corrupción, de impunidad, que se acabe la política antipopular, entreguista, y que comencemos una etapa nueva, que ya inicie una nueva historia", dijo el fundador del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
López Obrador, que gobernará hasta 2024, ganó la presidencia en julio pasado con amplio apoyo. Fue su tercer intento después de 2006 y 2012. Obtuvo el 53 por ciento de los votos y desde el comienzo de la legislatura en septiembre ya tiene la mayoría en ambas Cámaras del Congreso.
Esperanza y dudas
No obstante, entre sus votantes hay una mezcla de esperanza y dudas después de la larga transición de cinco meses en la que ya tomó algunas decisiones, como anunciar la cancelación del proyecto para un nuevo aeropuerto en Ciudad de México a partir del resultado de una consulta popular informal.
"Estoy un poco expectante, porque todavía ni siquiera toma posesión del cargo y ya está tomando decisiones que siento que nos están empezando a afectar", dijo Montserrat Yáñez, de 31 años. "Siento que está prometiendo mucho", añadió esta analista de negocios, quien votó por López Obrador. "Yo esperaría un poco más de mesura".
El México que recibe López Obrador es un país de 123 millones de habitantes con una economía estable, pero con problemas de crimen organizado, modesto crecimiento económico –un dos por ciento anual– y mucha desigualdad.
López Obrador quiere desmontar varias de las reformas estructurales y proyectos de su antecesor, como la apertura del sector energético al capital privado o una reforma educativa que considera "neoliberal".
A cambio quiere una economía centrada en el mercado interno, desarrollar el sureste pobre con programas de infraestructura como el Tren Maya, dar becas a jóvenes y una pensión universal a ancianos y acabar con la corrupción, haciendo borrón y cuenta nueva.
Como parte de su proyecto, que bautizó como la "cuarta transformación", después de la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, López Obrador busca también impulsar una democracia participativa y recuperar valores éticos en México.
Entre sus desafíos está la relación con Trump, sobre todo en temas migratorios y fronterizos, y generar confianza en los mercados.
La anunciada cancelación del aeropuerto –un proyecto de 13.300 millones de dólares–, así como algunas propuestas de su bloque legislativo en materia financiera y bancaria impactaron en las últimas semanas en la Bolsa y en el peso mexicano.
"Estoy bastante preocupado", dijo Adrián Ramírez, 33 años, gerente de proyectos en una empresa, quien no votó por López Obrador.
"Lo que pasó con el aeropuerto nos repercute demasiado. Como tiene la mayor parte de las Cámaras y éstas entraron en función antes que él, muchas de sus acciones ya están repercutiendo. Me preocupa mucho el tema de las simulaciones de democracia que hace", cuestionó.
Formado en una fila para buscar trabajo frente a unas oficinas en la Zona Rosa de Ciudad de México, un ex chofer particular que prefirió no dar su nombre, desempleado desde hace dos meses, dijo que ahora sólo resta esperar a que las cosas realmente cambien.
"Siempre hay promesas, no sabemos si cumplen o no cumplen", afirmó. "Sólo queda esperar a ver si sale el Robin Hood mexicano y en realidad nos ayude".
En lo que va de 2018, México registró 24 mil asesinatos
Este año, la tasa de asesinatos en México se disparó. Ocurrieron 24.000 muertes violentas, aunque distintos organismos elevan la cifra a 29.000.
Además, se registran unos 35.000 desaparecidos por año. Acapulco es considerada una de las ciudades más peligrosas del mundo.
Con 123 millones de habitantes y una economía relativamente estable (crece al 2 por ciento anual), López Obrador centrará su gobierno en tratar de revertir las cifras negras que provienen del crimen.