El área natural protegida Laguna del Diamante, en el departamento de San Carlos, vuelve a ser objeto de estudio, como ya lo fue durante esta temporada en materia arqueológica y geológica. En esta ocasión, personal de la Dirección de Recursos Naturales Renovables, aprovechando la disminución de tránsito de visitantes por el aislamiento preventivo, comenzó una campaña para documentar con cámaras trampa la presencia del gato andino.
Un ejemplar de esta especie fue captado por cámaras trampa durante una investigación reciente en la Reserva Villavicencio. La importancia de haberlo fotografíado tiene que ver con que el felino, que es muy huidizo, no suele mostrarse en presencia de humanos.
"Es un trabajo muy importante que hacemos de manera conjunta, entre la provincia y la Fundación Gato Andino, en cuanto a investigación científica. Buscar aliados te sirve para ahorrar tiempo e información ya recabada. A nosotros esto nos ha favorecido mucho. También estamos monitoreando Reyunos y Malargüe como sitios de interés", contó Adrián Gorrindo, jefe de Fauna de la provincia.
El gato andino es una especie protegida que se encuentra en peligro de extinción a nivel nacional e internacional. Y está dentro del nuevo listado para la declaración de monumentos naturales de la provincia, con lo que se busca fomentar su preservación.
El lugar
Según Gorrindo, el espacio elegido para el estudio cuenta con formaciones rocosas similares a las que se presume utiliza el gato andino para refugiarse y en la zona abunda un roedor conocido como chinchillón, común en su dieta.
"El gato andino (Leopardus jacobita) es un felino solitario de tamaño pequeño, apenas más grande que un gato doméstico, que habita en ambientes áridos desde el centro de Perú hasta Mendoza y Neuquén. Prefiere sitios aisladoscon afloramientos rocosos donde habita el chinchillón", explicó el experto.
Esta dependencia de los roquedales, naturalmente aislados en el paisaje, ha hecho que el gato que la habita sea una especie muy poco conocida en todo el mundo, pero a la vez amenazada de extinción.
"En particular, la población de gatos andinos de Mendoza y del norte de Neuquén aparece como genéticamente única y es fundamental conservarla, ya que puede proveer herramientas para la permanencia a largo plazo de la especie".
Un encuentro fortuito
Si bien en septiembre de 2008 se realizó un avistamiento dentro de la Reserva Natural Villavicencio (RNV), luego confirmado por imágenes de cámaras trampa, era imposible saber por entonces si lo visto era un animal residente o uno dispersante, ya que nunca se volvió a registrar su presencia en la reserva. En 2012, la Alianza Gato Andino (AGA) publicó estudios referentes a la diversidad genética de la especie a escala global.
Pero, el estudio de este animal de montaña nació a raíz de un episodio fortuito de avistamiento de un gato andino en un sitio donde no se había localizado antes. Fue en el marco de una actividad de turismo aventura en Los Reyunos, San Rafael, zona donde no se esperaba encontrarlo. La imagen fue tomada por Axel Yair Ruzo y remitida a la Dirección de Recursos Naturales Renovables.
Los testimonios fotográficos y fílmicos que los testigos casuales acercaron a personal de esta dependencia del gobierno sirvieron de disparadores para dar inicio a un estudio decisivo en pos de actualizar los conocimientos sobre la distribución geográfica de este preciado animal, verdadero ícono del conservacionismo en la región.
Para efectuar este importante relevamiento, el departamento de Fauna de la Dirección de Recursos Naturales Renovables convocó a la AGA. Con ellos también se llevan a cabo medidas de reducción de conflicto en la zona de Malargüe, en colaboración con Wildlife Conservation Society (WCS).
La investigación, finalmente, se realizó durante julio bajo la modalidad de captura de imágenes por cámaras trampa, a cargo de la investigadora Rocío Palacios, coordinadora general de la AGA.
El método consistió en disponer nada menos que 20 cámaras trampa para constatar la aparición del ejemplar gato andino reportado.
Además de uso de la tecnología, se aplicaron otras técnicas, como la colecta de heces frescas de felino pequeño para análisis genético y registro de signos de la comunidad de depredadores en cada sitio.
El estudio se incluyó entrevistas a pobladores locales de Los Reyunos y campañas de capacitación de guardaparques y personal técnico de la Reserva Villavicencio.
Como el tema reviste alto interés ambiental, se considera que esta iniciativa sirve para fortalecer el futuro desarrollo de alianzas estratégicas y posibilidades de colaboración.
Las cámaras trampa
Ahora bien, ¿qué son las cámaras trampa que sirvieron para darle forma a esta investigación?
Adrián Gorrindo explicó cómo funcionan: "Se trata de cámaras fotográficas que tienen incorporado un sensor de movimiento. Cuando este se activa, automáticamente se pueden sacar fotos o filmar al animal", explicó.
Los aparatos fueron colocados en un amplio sector donde se suponía que podía transitar este ejemplar de gato andino. "Es un trabajo muy técnico y delicado. Las cámaras se colocan con cierta sensibilidad y exposición en senderos o corredores de fauna silvestre", señaló agregando que el objetivo es tener más información para realizar trabajos que contribuyan a la preservación de esta especie.
Advertencia
La Dirección de Recursos Naturales Renovables recordó a la población que se encuentra prohibida la caza de animales y que su tenencia y comercialización sin acreditar el origen legal del espécimen está considerado un delito.
Aquellos que se encuentren en presencia o conviviendo con la fauna silvestre deberán interiorizarse del daño que sus acciones pueden causar a estos ejemplares y el riesgo al equilibrio del ecosistema que esto conlleva. Por esta razón, el comercio y tenencia están prohibidos por la normativa en materia de fauna silvestre: Ley Nacional 22421, de adhesión 4602 y 7308, reglamentada por el Decreto 1890/05.