Para mí Nicolino fue uno de los más grandes que ha tenido el boxeo argentino y el más grande de Mendoza, sin dudas.
He visto sus peleas, principalmente por el título del mundo y cuando lo ganó en Japón frente a Paul Fuji. La verdad, era extraordinario.
Lo que Locche hacía sobre un ring era único. Era un show sobre el ring que no creo que alguien más lo pueda llegar a hacer.
Considero que con Nicolino se identifica el boxeo mendocino, porque con él se caracterizaba muy bien eso de "el arte de pegar y no dejarse pegar". Contragolpeaba y lo hacía con su cintura cuando atacaba y con su visteo cuando esquivaba los golpes.
Soy un admirador de Nicolino Locche, aunque soy lo contrario de lo que él era. Soy más peleador. Igualmente todos los boxeadores mendocinos tenemos algo del Intocable: trabajamos la mano izquierda en punta y contragolpeamos.
Él tenía mucho de eso, más allá de que no era un pegador. Él marcó la tendencia de trabajar con la mano izquierda en punta y retrocedía pegando. Es decir, contragolpeando como hacemos todos los púgiles mendocinos.
Veo que es común que se retroceda pegando, pero él le agregaba eso del visteo y cintura y lo hacía exquisito, intocable.
En lo personal siempre me encantó lo de Locche y creo que es el máximo ídolo del deporte de nuestra provincia y uno de los más queridos en la historia del boxeo mundial.
Cuando fui a pelear a México por el título del mundo (minimosca), una persona se acercó y me dijo: "Eres de la provincia de Mendoza, la del Gran Nicolino Locche". Eso me pareció hermoso, re lindo.
Lo conocí en el viejo estadio Polimeni de Las Heras una vez que lo invitaron para homenajearlo. Durante el acto, en una pantalla gigante pasaron varias de sus peleas por el título mundial. Pasé y lo saludé, y fue la única vez que lo vi personalmente.
"Locche marcó la tendencia”
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