La tesina o el seminario que debe aprobar Sergio Arias para recibirse como entrenador de B Nacional es sumar puntos en condición de visitante. El Lobo no parece haber sufrido el cambio de categoría en el Víctor Legrotaglie, donde supo reducir a su mínima expresión a planteles importantes y a equipos de fuste.
Sólo Atlético Tucumán e Independiente supieron sumar de a tres en la cancha de Gimnasia aunque lo más curioso es que el único que se las ingenió para superarlo en el juego colectivo fue Chacarita, que paradójicamente se volvió con las manos vacías a San Martín por desaciertos arbitrales.
Al resto, Gimnasia superó o igualó. Y muy de a ratos fue superado por algún adversario. Ayer fue Estudiantes de San Luis el que tuvo que sufrir esta versión feroz del Lobo. El Verde, que le había ganado los últimos cuatro partidos al Mensana, ayer fue un equipo del Argentino B en el Legrotaglie.
Y no precisamente por la falta de jerarquía de sus individualidades. Todo lo contrario, el Verde quizá supera en ese aspecto a Gimnasia. Sino porque el Lobo es intratable en su guarida.
En casa, Gimnasia se pone cómodo. Se suelta, juega más limpio en sus ideas, gana en confianza y aparecen ráfagas de buen juego. Ojo, sólo ráfagas. Oga y Amaya cada vez que se juntaban le ponían un poco de luz a la nublada tarde. Tampoco Gimnasia se esfuerza demasiado en ser aquel del Argentino B.
Entendió que debe vestirse de overol y sacar adelante esta difícil empresa que será mantenerse en la categoría. Sabe que no le sobra ni para los chupetines. Oga ya lo había admitido tiempo atrás y ayer lo hizo público su propio entrenador.
Sabe que jugando al cien por ciento, hoy no le alcanza. Debe dar un poco más de sus reales posibilidades y no dejar lugar de la camiseta sin embarrar. De aquel Gimnasia que le sobraba jerarquía para el Argentino B pasó a éste que entendió que no debe ponerse colorado y darle de punta para arriba. Así, la casa está en orden.