Cuenta en la vida, muchísimo más, lo que sale, no lo que se planea. Y como en el fútbol eso es muy sabido... conviene ocultarlo para que del fútbol puedan hacer su negocio demasiados aspirantes a vivir con el fútbol.
El derecho al desorden es un derecho válido del caos. Es un derecho natural del desquicio como estilo de vida. Es el derecho del antiderecho. Y caos, desquicio y antiderecho son normales en las cuestiones futbolísticas de nuestro país. Dicen que los límites del disparate jamás son cubiertos por nuestra imaginación, porque siempre aparece uno que te lo desinfla.
El fútbol y su mercantilización han convertido al deporte en una actividad que lejos de captar más seguidores los va alejando. Se juega más fuera de la cancha que dentro de ella. Se legisla o se bajan líneas para que ciertas camisetas tengan un peso específico más grande que el de otras a la hora de estar en un campo de juego.
Ya no importa aquel viejo axioma deportivo que rezaba que “lo importante no es ganar, sino competir”. Hoy en realidad podría decirse “compite, que del resultado nos encargamos nosotros (léase los dirigentes)”.
Este fútbol que quiso demostrar al mundo que estaba en un etapa de "desintoxicación", después de toda la corrupción que había rodeado a Blatter y compañía en el mundo y a Grondona y sus seguidores en Argentina, poco ha cambiado.
En el medio hay sueños, hay pasiones, hay vidas. Hay chicos que fueron a buscar forjar un futuro y se encontraron con una red de pedófilo inecrupulosos que les arruinaron la juventud y dirigentes que dicen no saber nada al respecto, lo que es creíble porque los dirigentes están más preocupados en diseñar planes para enterrar lo deportivo.
Esta semana, la Juventus sufrió un robo a mano armada en su partido de la Champions frente a Real Madrid. El fútbol había recibido un soplo de aire fresco con la remontada de la Roma frente a Barcelona, un resultado que para muchos era una quimera y todos estábamos felices disfrutando de que se había dejado que se respetara la esencia del juego. Esa que cada tanto nos demuestra que los futbolistas son humanos. Pero el negocio se derrumbaba si al otro día Real Madrid era eliminado y entonces apareció un penal inexistente y a otra cosa mariposa. Para demostrar que nada está librado al azar en esta industria, Roma publicó por error unas informaciones sobre el duelo contra el Liverpool, válido para las semifinales de la Liga de Campeones, antes de que se celebrara el sorteo oficial, que terminó dando el mismo emparejamiento.
Y en el ámbito local, el Consejo Federal del Fútbol Argentino, esos dirigentes que dicen representar al Interior pero que lo viven maltratando con la inclusión o la desaparición de certámenes, tomó la decisión de dar por ganado a Central Córdoba de Santiago del Estero su partido contra Estudiantes de Río IV, más allá de que el árbitro había dado por finalizado con empate.
Los argumentos son la invasión de cancha que hicieron los hinchas cordobeses. Lo llamativo es que el premio para los santiagueños no vino acompañado de un castigo para los riocuartenses, a quienes apenas se le puso una multa.
Por una situación similar, esta temporada se le había dado perdido el partido a Atlético Paraná y empatado a All Boys, un partido en el que ambos igualaban 0 a 0 cuando se suspendió y que es correspondiente a la B Nacional. En otras ocasiones, el Tribunal decidió que se jugaran los minutos restantes como cuando Los Andes le ganaba a Guillermo Brown de Puerto Madryn 2 a 1 y ese resultado dejaba a Gimnasia en la B Nacional, pero la reanudación hizo que los de Madryn empataran en apenas siete minutos y jugaran un desempate contra el Lobo mendocino.
El empate dejaba a Central Córdoba con un pie afuera de la lucha por el ascenso y el fallo lo devolvió a la pelea. Es que ahora tiene los mismos puntos que Gimnasia, al que tiene que visitar el lunes.
Más allá de la legalidad o no de lo que decidieron, lo llamativo es que dos personas tomaron la decisión y una es el santiagueño Antonio Raed, hermano del vicepresidente de la AFA Guillermo Raed y de la misma provincia de Pablo Toviggino, presidente del Consejo. Demasiadas desprolijidades o casualidades. Usted póngale el nombre que quiera.
Tampoco llamó la atención que justo horas después de que saliera el fallo, Chiqui Tapia (presidente de la AFA) llegaba a Santiago del Estero y anunciaba que será una de las sedes del eventual mundial de Argentina, Uruguay y Paraguay para el 2030. Así, sin descaro, se manejan. Con impunidad. No dejan nada librado al azar. "No dan puntada sin hilo", como decían las abuelas.
Quizá sería más fácil que los certámenes se jueguen en una consola de play. Allí no habrá hinchas que le den posibilidad a los dirigentes de manipular resultados, no hay árbitros que puedan "interpretar" mal alguna jugada y triunfa el más hábil, el más bicho. "El fútbol es para vivos", aseguran muchos con un pensamiento tan arcaico como los que siguen creyendo que las mujeres están para lavar los platos.
Por lo pronto, al fútbol “lo están golpeando todo el tiempo, lo vuelven, vuelven a golpear, le siguen pegando bajo”, como dice Charly García y espantan a los honestos. Se van a dar cuenta el día que se queden solos o se despierten entre rejas, sí como le pasó a todos los del FIFAGate. Es una saludable posibilidad.