Lo que Warhol nos dejó

La cabeza brillante del desarrollo del pop art, Andrew Warhola, más conocido como Andy Warhol, cambió lo que nosotros entendemos por "arte".

Lo que Warhol nos dejó
Lo que Warhol nos dejó

Julio de 1962. Un exdibujante publicitario decide hacer una muestra de pinturas con motivos de latas de sopa Campbell en su primera exposición individual, realizada en la Ferus Gallery de Los Ángeles. Un año más tarde, se pregunta en una entrevista:

"¿Pero por qué habría yo de ser original?". No ve necesidad alguna de crear algo nuevo: "Sólo me gusta ver que las cosas sean usadas y reusadas".

Y, en sintonía con las nociones entonces vigentes, como la de erradicar la división entre arte y vida, dice: "Sólo me gustan las cosas ordinarias. Cuando las pinto, no las trato de hacer extraordinarias. A mí me gusta el arte mecánico. Si alguien falsificara mi arte, no lo podría identificar".

Warhol era, en sí mismo, una criatura contradictoria. Su viaje fue veloz y glamoroso. El punto es que su obra encarna tensiones que aún nos atraviesan: ¿qué pasa cuando la práctica de un artista se basa de manera sistemática en la manipulación del mercado?  

Quizá podemos vislumbrar lo que Warhol proponía: más bien un espacio de juego libre dentro de los confines acomodaticios del arte. El arte como una plaza de juegos para decir ‘qué pasaría si...’. El arte como uno de los únicos lugares disponibles en nuestra cultura que permite este tipo de experimentos. Al construir la máquina perfecta y echarla a andar, la obra se crea a sí misma.

¿Dónde está el autor?

Warhol también cruzó los límites al hacer que otros escribieran sus libros, que figuran claro bajo su autoría. Hasta inventó un nuevo género literario: la novela como transcripción en crudo de decenas de casetes. Sus "Diarios", de hecho, fueron dictados por teléfono a su asistente (la ultrapaciente Pat Hackett), quien se encargó de transcribir con rigor el minuto a minuto de una vida.

Perloff dice que Warhol es el ejemplo del genio no-original, "capaz de crear un cuerpo de trabajo profundamente original al aislar, reformular, reciclar, devolver y repetir al infinito ideas e imágenes que no eran suyas y que, sin embargo, al terminar de trabajarlas, se habían vuelto por completo warholeanas".

 ¿Dónde hay autor? Eso que planteaba Barthes, Warhol lo respondió dictando y forjando su imagen irreal. En el retrato que hace de su vida, es puro glamour. Fiestas en la Factory rodeado de jóvenes a los que hacía creer superestrellas y quienes, salvo Lou Reed, terminaron estrellados. "Es un descarado libro de ficción, posando como autobiografía", añora Goldshmith.

Él, que decía no leer, también publicó "a: una novela". Usó los mismos procedimientos: procesos mecánicos, gesto modernista y obsesiva atención al detalle cotidiano. Incluso conquistó el cine experimental con una técnica parecida: puso su cámara sobre un trípode y la dejó grabar... grabar... "Sleep" son seis horas de un hombre durmiendo.

“Empire” es una toma fija de ocho horas del Empire State. Sus primeras películas, como sus experimentos literarios, hicieron su efecto en el espectador y el lector. Aburrirlo, inquietarlo y, por lo tanto, desubicarlo. “La falta de narrativa permite que la mente se aleje de la obra de arte: esa fue la manera en que Warhol redirigió al espectador fuera del arte y hacia la vida”.

Las cápsulas del tiempo 

Durante la mayor parte de su carrera como artista, Andy conservaba en su estudio cajas de cartón abiertas donde tiraba cosas: joyas, pedazos de escenografía, envolturas de hamburguesas, fotos autografiadas por celebridades, sus propias pelucas. Al llenarlas, las sellaba y las firmaba. Así, se convertían en una obra de arte.

Después de su muerte, las cajas fueron a parar al Museo Walhol, en Pittsburgh. Los encargados del Museo han tenido que hacer un trabajo inaudito: catalogar, clasificar y preservar el contenido de cientos de esas cajas. Proféticamente, Warhol anticipó los procedimientos de Internet. Ante el exceso de información, lo que queda es editar (catalogar, preservar, reusar). Su obra ha de leerse como la noción de texto de Barthes: "El texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura".

En una famosa entrevista de 1962, Warhol declaró: "La razón por la cual pinto de esta forma es que quiero ser una máquina y siento que lo que sea que yo haga como una máquina es lo que yo quiero hacer". Su manera de adoptar identidades cambiantes, su apología de la contradicción, su libertad de usar palabras e ideas de otros, su inquebrantable impulso de documentar los aspectos crudos de la cultura son algunas de las razones por las que su obra sigue siendo inspiradora.

El fin del arte y después

El período posterior al modernismo fue llamado posmodernismo. Arthur Danto, en cambio, propuso el concepto “poshistórico” para nombrar el período posterior a las cajas de Warhol, dando a entender que la historia del arte había terminado, y que aunque obviamente los artistas seguirían creando, ya no era posible continuar con el mismo desarrollo narrativo que había sido usado hasta ese momento.

De ahí en más cualquiera podía ser artista (una propuesta planteada por el propio Warhol en sus pinturas con espacios numerados para rellenar con colores).

Danto escribió: "deberíamos pensar en el arte después del fin del arte, como si estuviéramos emergiendo desde la era del arte a otra cosa, cuya forma y estructura resta ser entendida". Todo esto está en "Después del fin del arte", el libro del '96 en el que expone su teoría.

En 1964, Warhol exhibió sus Cajas Brillo en la Stable Gallery. Danto fue. “Era una de las galerías más bonitas de Nueva York, aunque al entrar uno creía haber cometido un error, pues aquello parecía un almacén de supermercado”, recuerda. Las cajas de Andy eran exactamente iguales a las exhibidas en cualquier góndola.

Las del mercado eran de cartón, Warhol las hizo hacer de madera. Unas contenían en su interior lo que la caja anunciaba, estropajos; las otras estaban vacías.

Podrían haber contenido el mismo producto y las cajas seguirían provocando el impacto que causaron en el propio Danto. No había forma de hacer visible la diferencia entre las cajas "reales" y la "obra".

Hacer del arte algo indiscernible de lo real es el aporte fundamental que Danto atribuye a Andy Warhol. Y no se trata de que ya no haya diferencia entre arte y realidad; las diferencias siguen existiendo, pero son invisibles.

Las Cajas Brillo no significan lo mismo que las cajas en el supermercado: "La explicación de que un significado encarnado es lo que convierte un objeto en una obra de arte sirve tanto para la obra de David como para la de Warhol.... Son las propiedades invisibles las que convierten algo en arte", escribe en "Sueños despiertos", el primero y más extenso de los textos incluidos en "Qué es el arte".

Las Cajas Brillo implican para Danto un acontecimiento decisivo, incluso una auténtica revelación del estatus ontológico del arte. La radical (y hasta ridícula) indiferenciación entre arte y realidad en la escultura de Warhol es el punto final de 2.500 años de debates, búsquedas y querellas a propósito del arte entendido como “imitación”.

El pequeño Andy

Fue el tercer hijo de un matrimonio eslovaco que emigró a Estados Unidos. Sus padres -Andrej y Julia Warhola- provenían de Miková, una ciudad pequeña que pertenecía al Imperio Austrohúngaro y hoy al distrito de Stropkov, en el noroeste de Eslovaquia.

En 1914 Andrej Warhola emigró a Estados Unidos para trabajar en las minas de carbón. Su pareja llegó siete años después con sus dos hijos mayores. Mientras cursaba tercero de primaria, Andy empezó a sufrir el mal de San Vito.

Esta enfermedad provoca una afección del sistema nervioso que causa movimientos incontrolados de las extremidades y desórdenes en la pigmentación de la piel.

Desde entonces fue hipocondríaco y desarrolló pavor a médicos y hospitales. Pasó buena parte de su infancia postrado en una cama y se convirtió en un freak entre sus compañeros de clase, desarrollando una fijación hacia su madre.

Aislado, Andy dibujaba, escuchaba radio y coleccionaba imágenes de estrellas de cine que colocaba alrededor de su cuarto.

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