Mendoza tiene bellezas naturales de todo tipo, como para capturar las ansiedades de variedad y aún de aventura de todos aquellos que nos visitan. Veamos dijo la retina: tenemos una de las cordilleras más importantes del mundo. No será tan alta como la del Himalaya, pero ese es un promontorio que queda muy lejos, hasta a los habitantes del Nepal les queda lejos. No tendremos el yeti, pero sí El Futre que es más bajo porque le falta la cabeza, que si no.
Dentro de esta muestra de altitud tenemos el Aconcagua que es el cerro más alto de América a tal punto que para alcanzar su cota máxima los cóndores deben usar tubos de oxígeno. Por la existencia de esta medianera a lo bestia tenemos uno de los pasos montañosos más altos del mundo, con un fleco de autos de veinte kilómetros a ambos lados de la Aduana.
Tenemos ríos. Es cierto que no se los puede comparar con la envergadura del Paraná, por ejemplo, pero son ríos. Tenemos zonas desérticas, moderadas como el secano de Lavalle y con reminiscencias del Sahara en los médanos de El Nihuil. No podemos decir que tenemos selva porque no es cierto, pero sí tenemos a los Bosques Teltecas, donde Tarzán seguramente no podría trasladarse a través del transporte público de lianas, pero en vez de comer bananas podría comer chivitos.
Tenemos muchos lagos, salvo Llancanello y la Laguna del diamante, pocos naturales, pero varios engendrados por las manos del hombre para darse dique. No tenemos un nahuelito como en el Nahuel Huapí, pero como sigamos contaminando las aguas puede en el futuro aparecer un Carrizalcito que puede llegar a ser un “plesiosaurio plesioso”.
Tenemos nieve para practicar deporte de inviernos que son la alegría de los esquiadores y de los traumatólogos. Nieve que sobra como para hacer esos creativos e ingeniosos muñecos que ponen sobre el capot de los autos los que quieren que la gente note que ellos estuvieron en la nieve. Una maravilla.
Tenemos un gran túnel. No será como el Hernandarias en Santa Fe pero tiene lo suyo. Y ahora se viene el túnel que estamos haciendo para unir Cacheuta con Potrerillos dos poblaciones que están a diez kilómetros pero que para acceder a las dos puntas hace falta atravesar cuarenta kilómetros. Pocos casos así en el mundo.
Tenemos un parque que es el más importantes de todos los parques citadinos del país, con una oferta de verde que impresiona a los viajeros y lugares tan atractivos como el parque aborigen, que muy pocos saben dónde está pero está.
Vamos a tener, (faltan pocos días) uno de los aeropuertos más completos de todo el país, con una pista tan grande que van a poder aterrizar cinco o seis aviones al mismo tiempo. Estuvimos a punto de techar la pista pero no nos daba el presupuesto.
Eso sí, debemos reconocerlo: no tenemos mar. Los gobiernos provinciales han hecho todo lo posible para conseguirlo pero no lo han logrado. Sin embargo ahora tenemos playa, porque el Municipio de Luján, ha creado una de las primeras playas de altura sobre un río que a veces es río. Con todas las comodidades que suelen exigir las playas modernas: arena, baños, churrasqueras, sombrillas, reposeras y escenario. Bañeros no, porque no hacen falta, y muy pronto la incorporación de puerto y escollera, y además sin peligro de tsunamis y submarinos enemigos. Una maravilla para contrarrestar el verano intenso que solemos soportar.
Todo esto tiene Mendoza. Diga usted que es uno de los destinos turísticos más caros del país, sino sería muy convenientes para los mendocinos quedarse a pasar las vacaciones en su provincia.