El pasado 14 de mayo, la música argentina tuvo un hito federal, con la entrega de los Premios Gardel, que otorga la Capif (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), en Mendoza. Los nominados y los ganadores quedaron contentos, la impecable producción musical del evento conquistó, y una pregunta quedó flotando en el aire: ¿entregar un premio en una provincia que se encuentra a más de mil kilómetros de la capital del país logró federalizar de alguna forma la música? Para muchos sí.
Lo cierto es que ese día los artistas y discográficas montaron un campamento que se levantó al día siguiente, y el quehacer musical siguió funcionando como siempre. El federalismo, en realidad, se pelea en pequeñas batallas cotidianas. Algunas de ellas se dan en la radio, otras en Spotify, y ya muy pocas en las bateas: ¿quiénes llenan teatros? ¿tienen posibilidades reales de dar a conocer su música en la Capital porteña quienes producen desde el llamado Interior? Ninguna respuesta es única, ni sencilla.
Es que internet, como en casi todo ámbito, también vino a alterar las reglas de la difusión en la música. Y más que alterar, vino a atomizar el consumo y a quitarle una cuota de poder a las discográficas, quienes antaño (¡solo 15 años!) se encargaban de curar lo que se daba a conocer. Ahora cualquier músico puede montar una industria en base a sí mismo, y el ejemplo más clarito es Paulo Londra.
¿No se extiende hoy la idea de que lograr el éxito solo depende de la perseverancia, el talento y la capacidad emprendedora de uno? Pues así abundan muchos ejemplos de artistas que se hicieron desde las redes y plataformas como YouTube y Spotify, que es donde consumen las nuevas generaciones. En estos casos, las posibilidades de triunfar son igualitas, al menos en el acceso a producir, en Buenos Aires que en Jujuy.
De entrada, lo que salta a la vista es un hecho fácilmente constatable: el género más escuchado hoy en día es el trap, y en él abundan artistas sub 30 (¡a veces sub 20!) que levantan reproducciones de YouTube o Spotify de a millones.
Estepreámbulo viene a caso del último fenómeno de la música argentina: Nicki Nicole, que de la noche a la mañana se convirtió en la artista codiciada de los oídos traperos. Presentémosla: es rosarina y tiene escasos 19. Poco se sabe de su vida, en realidad. Y poco valdría una biografía, pues lo que la presenta es su música. Aunque ni tanto tampoco, porque se ganó el rótulo de la mayor promesa del trap argentino con solo ¡dos canciones! O una: "Wapo Traketero", que subió a YouTube el 25 abril, y escaló a más de 18 millones de reproducciones. Su segunda canción, "Años luz", llegó a las 10 millones en dos semanas, aunque son plays ganados por la curiosidad de sus seguidores, que quisieron conocer un poco más de qué va la chica.
"Wapo Traketero" es una canción pegadiza, buena lírica y mucho flow, como se dice en la jerga a "tener onda". Nicki, por su parte, tiene una voz de excepción, con un dejo de soul nasal y, lo que es más importante, reconocible con los ojos cerrados. "Años luz", en cambio, muestra un costado más minimalista y poético.
El caso de Nicki es parecido al del propio Paulo Londra, un cordobés de 21 años que fue juntando un puñado de éxitos en estas plataformas hasta llegar muy lejos, en los primeros puestos de los rankings latinoamericanos. Ya consagrado reunió material suficiente para pactar con una discográfica (Warner Music) y lanzar el álbum "Homerun", que no es más que una formalidad en su carrera, porque el triunfo lo tiene ganado en otros lugares, no en las bateas.
Ambos son hoy los artistas más escuchados del trap argentino, ese género que -según Dante Spinetta- tiene todo el potencial para venderse en el mercado anglosajón y ser una música que nos identifique en el norte. Ambos rondan los 20 años, y ambos son, que quede claro, del interior.
Hay otros casos parecidos al de ellos, pero con diferencias sustanciales, pues son del Interior pero debieron hacerse un lugar en la escena porteña para empezar a irradiar su música de forma federal. Una es Cazzu (Julieta Cazzuchelli), trapera feminista, que nació en Jujuy pero previo a triunfar hizo de todo: estudió cine, hizo cumbia y después rap. Ella se hizo desde cero. De una forma similar, pero mucho menos masiva, es el caso de la santafesina Marilina Bertoldi, Gardel de Oro este año, que se fue a Buenos Aires apenas terminado el secundario y es una de las que siguen pensando que el rock es el lenguaje para clavar la crítica.
Un caso especial es el que tiene a Mendoza como protagonista.
Desde cuyo al país
Hay músicos mendocinos que ya hacen giras nacionales y son parte de este movimiento llamado Manso Indie. No es que lleven el rótulo como estandarte, pues es un término acuñado por la prensa y los seguidores: pero es explicativo.
La existencia del indie cordillerano ya no es noticia, aunque sí el hecho de que, a un par de años de nacido, no se ha desinflado sino que sigue efervescente y ya va, según algunos, por su segunda generación.
Una banda pionera fue Mi Amigo Invencible, una fuerza con aire a veces psicodélicos y a veces introspectivos, que se armó de un público en cada porción del país. Eso sí: para lograr visibilidad debió mudarse a Buenos Aires. Otros músicos de esa camada decidieron quedarse.
Distinto es el caso de las otras bandas (posteriores) del Manso Indie, como Perras on the Beach y Usted Señalemelo, que han despegado sin cortar el cordón con la provincia. El caso de Usted Señalemelo va más allá, pues actúa por distintos puntos de Latinoamérica con éxito de convocatoria. Les han llovido elogios pesados. Como este: "Creo que Argentina está lista para volver a romper todo. Ojalá pase. Me pasa con Usted Señálemelo. Son grosos, para mí en rock es la mejor banda de América Latina", dijo Dante Spinetta.
