¡Cómo no voy a declarar públicamente mi admiración por las mujeres si son lo que más me gusta en la vida! Voy a tratar de dejar de lado la seria inclinación que tengo por las mujeres para tratar de ser absolutamente imparcial. No sé por qué hay un día internacional de la mujer y no hay un día internacional del hombre. A lo mejor es porque la mujer es igual que el hombre salvo por una pequeña diferencia. Sí, reconozcámoslo muchachos, en la mayoría de los casos es una pequeña diferencia.
La mujer fue creada a partir de una costilla del hombre, por eso es que se dice que la mujer vive a costilla del hombre, menos mal, si la hubiese creado a partir del estómago del hombre hubiera sido tal vez linda pero seguramente llena de gastritis y flatulencias. La mujer vivió durante mucho tiempo discriminada. Hubo una época en que la mujer fuera de la cocina se sentía una exiliada.
Después, poco a poco fue adquiriendo igualdad con los hombres, aunque hay muchas que no quieren igualdad con los hombres: no están dispuestas a descender un escalón. Así me decía una femilista, que es una feminista que se pasa de lista. En cambio femenemista era la Cecilia Bolocco. De todas maneras el hombre la necesita a la mujer imperiosamente.
Detrás de un hombre exitoso hay siempre una mujer echándole en cara que existe otro hombre más exitoso que él. Todo esto se comprende en el matrimonio. Que viene de madre, de mujer, matrimonio, que es por lo que las parejas se casan, del hombre sería padre, patrimonio, que es por los que las parejas se separan. Fútbol es con lo que toda mujer se casa sin saberlo.
A veces me pregunto ¿por qué hay mujeres que despiertan a sus maridos para preguntarles si están despiertos? Pero bueno, la mujer se casa para compartir. Compartir significa que él la convenza a ella de hacer lo que él quiere. Es que hay sensibles diferencias entre una mujer y un hombre.
Por ejemplo: al hombre lo engordan las pastas, el pan, el vino, a las mujeres la hacen gordas un vestido, un pantalón, una blusa. Los mejores 20 años en la vida de una mujer es entre los 23 y los treinta años. Otra diferencia es que los hombres siempre quieren ser los últimos en la vida de una mujer, las mujeres, en cambio, quieren serlas últimas en la vida de un hombre.
La mujer es madre y no hay nada superior a una madre, salvo una madre superiora. La mujer es suegra, la vapuleada suegra. Es mentira eso que dicen de que las suegras existen porque el diablo no puede estar en todos lados. La mujer es madre, una madre es aquella que le dice a su hijo que se ponga el pullover cuando ella tiene frío. La mujer es esposa. Sabe íntimamente que el secreto de un matrimonio feliz es perdonarse mutuamente el hecho de haberse casado. Si no fuera por el matrimonio la mujer pasaría por la vida creyendo que no cometió ningún error. Porque para muchos hombres el matrimonio es la manera más cara de tener camisas limpias.
En fin, que el verdadero amor ocurre cuando una mujer te quiere incluso después de conocerte. Ayer celebramos el día internacional de la mujer, ojalá que este año sirva para que muchos millones de mujeres que viven discriminadas, apartadas injustamente de la vida, aún en nuestro país, aún en nuestra provincia, tal vez muchas que me estén leyendo ahora, reciban no una tajada de respeto, sino todo el respeto que se merecen.
Por lo demás, no se preocupen, como dice una amiga mía: la mujer que no tiene suerte con los hombres, no sabe la suerte que tiene. No me cabe duda de la importancia de lo femenino, la tierra es femenina, la patria es femenina, la esperanza es femenina, la paz es femenina, la ternura. Todavía no me explico porque el amor es masculino seguramente debe ser un error de apreciación.
Femenina también es la poesía y la inspiración, y hasta la copla que describe, esa inspiración, por ejemplo aquella que dice: No hay forma más confortable De las formas del querer Que poder reconfortarse En brazos de una mujer.