Según números publicados por el diario La Nación hace algunos años, esta enfermedad afecta al 80 por ciento de los argentinos. Se trata de un mal complejo difícil de esquivar y con consecuencias que afectan tanto a nivel emocional como físico.
En los trabajos los empleados reducen su productividad, en las casas las relaciones se deterioran, en la sociedad la calle se vuelve intolerante y peligrosa, todas consecuencias, en gran medida, del estrés desmedido y la falta de conciencia de sus consecuencias. A esto se agrega que cerca del 70 por ciento de los costos del sistema de salud son provocados por enfermedades prevenibles según afirma Eduardo Brunetti, titular de la Consultora Integral Operativa.
Las consecuencias físicas más claras del estrés son las siguientes:
- Lesiones y contracturas en el cuello.
- Fracturas por estrés.
- Lesiones en las manos y articulaciones.
- Daños bucales, faciales y dolores de cabeza.
- Contracturas en la espalda que pueden afectar a los glúteos, piernas, cuello, brazos y aparato óseo.
Estas son sólo algunas de las consecuencias que provoca el estrés y agotamiento mental y físico, con éstas vienen aparejados trastornos del sueño, alimenticios, nerviosos y hasta metabólicos. Para prevenir el estrés es bueno mantener rutinas de ejercicio, una buena alimentación y practicar técnicas de relajación tales como la meditación, la respiración y el yoga.