En la nota anterior, aludíamos a algunos rasgos de estilo del lenguaje jurídico, rasgos que dificultan la comprensión de la lectura de los textos de esa índole. Habíamos mencionado el uso muy criticado por los manuales de normativa del adjetivo 'mismo', con sus variantes de género y número.
Leemos en el Libro de estilo de la Justicia que, en el lenguaje jurídico-administrativo y también en el periodístico, el grupo nominal 'el mismo' aparece muy frecuentemente utilizado como un elemento anafórico. ¿Qué significa 'anafórico'? El término se vincula con 'anáfora', vocablo de origen griego, y se usa como cohesivo, pues establece una relación de identidad entre un elemento gramatical y una palabra o grupo de palabras ya nombrados antes en el discurso. Recupera un concepto sin tener que repetirlo. Las voces que condenan su utilización son muchas o, al menos, aconsejan -en la opinión académica- restringir su uso por arcaico, alejado del habla cotidiana y por ser, a menudo, fuente de ambigüedades en la identificación del referente. El Panhispánico dice: "A pesar de su extensión en el lenguaje administrativo y periodístico, es innecesario y desaconsejable el empleo de 'mismo' como mero elemento anafórico, esto es, como elemento vacío de sentido cuya única función es recuperar otro elemento del discurso ya mencionado". Añade el Libro de estilo de la Justicia: "En este sentido, es preferible sustituirlo por otros anafóricos, como los demostrativos, los posesivos, los relativos o los pronombres personales". Veámoslo en algunos ejemplos: "El ladrón hizo la declaración de culpabilidad ante el comisario; la misma fue incorporada al expediente". Se podría sustituir por "El ladrón hizo la declaración de culpabilidad ante el comisario; ésta (demostrativo) fue incorporada al expediente" o "El ladrón hizo la declaración de culpabilidad ante el comisario, que (relativo) fue incorporada al expediente" o "El ladrón hizo la declaración de culpabilidad ante el comisario; la (pronombre personal) incorporaron al expediente". También, con un sinónimo y un posesivo: "El ladrón hizo la declaración de culpabilidad ante el comisario; su confesión (posesivo 'su', que remite a 'ladrón', más 'confesión', sinónimo de 'declaración') fue incorporada al expediente". Incluso, a veces, puede suprimirse la expresión encabezada por 'el mismo', sin que se produzca alteración del sentido: "Los delitos contra la propiedad aumentaron; el 50% de los mismos queda impune" podría transformarse en "Los delitos contra la propiedad aumentaron; el 50% queda impune".
También el Panhispánico, bajo la entrada 'mismo', nos dice que en México y en el área centroamericana es frecuente, en textos periodísticos o de prosa divulgativa, emplear 'mismo' antes de un 'que', construcción que debe evitarse. Da como ejemplo: "Claro penal sobre Hugo Santana, mismo que transformó Caballero con tiro potente". Corrige este uso por superfluo y aconseja evitarlo; mantiene solamente 'que': "Claro penal sobre Hugo Santana, que transformó Caballero con tiro potente".
También las fuentes académicas señalan que 'mismo', como refuerzo enfático, puede anteponerse o posponerse al sustantivo, a veces como diminutivo ('mismito') o como superlativo ('mismísimo'): "Fue hallado en el mismísimo centro de la droga" y "Yo mismita lo descubrí".
No se acepta como perteneciente a la norma culta el uso de 'mismo' con valor adverbial de "justamente, cabalmente" o de "hasta, incluso", registrado en algunos lugares de España y de América. Da los ejemplos "Con ese vestido parecía mismo una modelo" (preferible, "cabalmente una modelo") y "Mismo los ricos tienen que rendir cuentas a Dios" (preferible, "incluso los ricos"). Se condena también el uso de 'mismamente', usado en el habla popular y coloquial de España, con el valor de "justamente, cabalmente".
Sí es posible usar la locución 'lo mismo' cuando se quiere comparar: la frase toma el valor de "igual" y lleva un segundo término de comparación introducido por la conjunción 'que': "Para mí no es lo mismo, todavía, leer un libro en papel que hacerlo en versión digital". Puede ser equivalente a la construcción 'tanto…como': "Su hombría de bien se percibe lo mismo en situaciones formales que informales" ("tanto en situaciones formales como informales"). Veamos su uso en el refranero, tan proclive a las comparaciones: "Amar no es lo mismo que querer"; "Educar es lo mismo que poner un motor en marcha"; "No es lo mismo parir que criar"; "Querer atar la lengua de los maldicientes es lo mismo que querer poner puertas al campo".
¿Y cuándo escribiremos 'asimismo' y 'así mismo'? Será 'asimismo' cuando equivalga a "también": "Condenaron a los culpables y, asimismo, a los sospechosos". Lo haremos en dos palabras cuando provenga de la unión del adverbio de modo 'así' y del adverbio 'mismo' con valor enfático, con un significado claramente modal: "de la misma manera". El ejemplo del Panhispánico es "¿Representamos una entidad libre y soberana? ¿Sí? Pues así mismo lo haremos sentir". Como aporte personal, debo aclarar que, en muchas oportunidades, los significados de "también" y de "de la misma manera" parecen superponerse: entonces, es preferible la escritura en una sola palabra.
En ninguno de estos dos casos deberemos confundir la escritura con 'a sí mismo', unión de la preposición 'a', el pronombre reflexivo de tercera persona 'sí' y el adjetivo 'mismo': "Cada vez que debe pronunciar un discurso, antes de ponerse frente al público, se infunde ánimo a sí mismo". En este caso, como 'mismo' es un adjetivo, admite variaciones de género y número: "Claudia se felicitaba a sí misma por haberlo enfrentado"; "Los ganadores se habían votado a sí mismos" y "Las mujeres se recriminaban a sí mismas por no haber aprovechado más las ventajas del poder". Y una vez más los refranes: "El conocimiento de sí mismo es condición indispensable para gobernarse a sí mismo" y "El que a los suyos menosprecia, a sí mismo se desprecia".