Nombrar el apellido Oldrá en Godoy Cruz es hablar de historia grande. De triunfos y ascensos. De amor y sentimiento por los colores Bodegueros. Es hacer referencia a uno de los máximos ídolos que tiene el Tomba. El tipo que lleva marcado el escudo del club en el pecho, vaya donde vaya sin importar el transcurrir del tiempo.
El Gato es sinónimo de fútbol en la institución que lo acunó desde niño y acompañó su crecimiento hasta convertirse en lo que es hoy, viendo, también, cómo sus hijos que siguieron sus pasos vistiendo una camiseta que los une hasta la médula.
Pasaron Daniel (28 años) y Agustín (19) pero al final terminaron eligiendo otro destino, y quien hoy continúa llevando el apellido en cada cancha es Alexander (categoría 91).
“Poné también que está Giuliana. Si no, se va a enojar”, le dicen a este periodista padre e hijo con una sonrisa, sobre una de las integrantes mujeres de la familia.
La charla no podía darse en otro lugar que no fuera el Gambarte, téstigo de inolvidables tardes de fútbol para ambos. Mientras los Oldrá miran el partido de inferiores (Godoy Cruz- Arsenal) en la parte más alta de la popular Este, se largan a contar a MAS Deportes una novela imperdible que los tiene como actores principales.
-Daniel, ¿cómo vivís que el apellido Oldrá, a través de tu hijo, siga vigente en una cancha de fútbol?
-La verdad es que de chiquitos hemos sido muy futboleros. Mis hijos nacieron con una pelota bajo el brazo y hoy Alexander sigue jugando. Yo lo único que hice en mi vida es estar dentro de una cancha de fútbol, no sé otra cosa. La realidad es que todo lo que me pasó fue en una cancha. Me pone feliz que él siga jugando y se sostenga en el fútbol, porque es lo más lindo que hay. Para mí es importante que disfrute.
-Son muchos años de fútbol y de entrenamientos, donde seguramente te acompañaba en el club.
-Sí, seguro. Siendo chicos todos se criaron en el club, viniendo a disfrutar lo que era Godoy Cruz. Era y es nuestra segunda casa. Tengo 50 años y cuarenta estuve metido en el club. Ellos y el Tomba son parte de mi vida. En la actualidad, a Alexander le gusta ver a los chicos de inferiores, mirar fútbol y saber todo lo que pasa en la institución.
Alexander mira y no deja de sorprenderse por las palabras del viejo, e inmediatamente se le viene a la cabeza el enorme cariño incondicional que le ha demsotrado la gente a Daniel.
"Yo lo vi jugar muy poco, porque era chico. Pero venía al club y sentía el cariño de la gente en forma constante. Es un símbolo de Godoy Cruz. Sé que los hinchas lo aman. Yo por supuesto siempre lo apoyé en todo", cuenta el hoy futbolista de Municipal de Godoy Cruz.
-¿Recordás esos días de prácticas y partidos junto a él?
-Sí, recuerdo que estaba Alberto Garro como técnico y me acuerdo de todos sus compañeros. Tenía 8 años y era pasapelotas en el Gambarte. Siempre estuve con él en el club y sin dudas fueron momentos muy lindos.
-Se te infla el pecho cuando escuchás todo lo que dicen los hinchas de Godoy Cruz.
-La verdad que sí. Es muy lindo que hablen tan bien de tu papá y que lo quieran tanto, y más como es el fútbol. Tengo muchos amigos que lo tienen como ídolo, al igual que los hinchas. Estoy orgulloso de él. Además sabe mucho y te hace ver el fútbol de una manera distinta.
-En el club todo saben cómo es...¿Y en la casa?
-Es medio complicado en la casa. Lo único que hacemos es hablar de fútbol, y su señora se enoja porque ve todo el día fútbol, pero somos así, lo vivimos de esa manera. Todos los hermanos somos iguales. Yo soy fanático y él nos enseña bastante. Estar en el fútbol junto a él es lo mejor.
El Gato no puede evitar emocionarse cuando escucha las palabras de Alexander, por tanta admiración y demostración de amor.
-Daniel, ¿lo fuiste llevando vos hacia el fútbol o se dio solo?
-Uno como padre quiere que nuestos hijos hagan lo que nos gusta. El más grande empezó con el tenis, hizo natación y de grande le dio por el fútbol, era buen jugador pero lamentablemente era grande. Yo nunca les exigí nada. Lo importante es que hagan lo que sientan. Alexander fue el que más encaró la formación como futbolista de inferiores y sigue mis pasos. El más chico empezó también, pero dejó.
Todos somos futboleros. Tenemos tres televisores y en los tres hay partidos.
Llevar sobre la espalda el apellido Oldrá no fue sencillo para el hijo del medio cuando vestía la casaca tombina, aunque no se arrepiente del paso por la Bodega y continuar con la dinastía.
"Cuando entrenaba era medio complicado. Había que hacer todo bien porque si te equivocabas decían que jugabas por ser hijo de él. Pero yo me tomaba todo con tranquilidad. Me hubiera gustado llegar a algo más, pero se dieron así las cosas. Es obvio que llevar el apellido Oldrá en Godoy Cruz es pesado, pero me encantó jugar en el club", reconoce Alexander.
-¿Entendiste la decisión de que te fueras del club?.
-Y…era más chico. La verdad es que no jugué lo que tenía que jugar. No creo que haya sido por él, sino porque no me sentía cómodo en el lugar que ocupaba. Tendría que haber jugado más partidos y no tuve rodaje. Con Alberto Salomón en el Tombita fue donde mayor continuidad encontré. Después cambié de aire.
-Más allá de cualquier cosa que haya pasado, para vos Daniel debe ser un orgullo que haya vestido la camiseta de Godoy Cruz.
-Por supuesto. Yo entendía su situación al cargar con el apellido Oldrá, porque no sabía si jugaba por él o porque tenía al padre acá. Son muchas cosas que generan incertidumbre, por eso siempre dije que debía buscar otro horizonte para probarse y sentirse cómodo.
No es fácil ser el hijo de Oldrá en Godoy Cruz, pese a que nunca me metí en nada. Fui honesto de principio a fin. Si jugaba era por el entrenador de turno. Lo que logró lo hizo por sí mismo.
La sangre tombina es algo que en los Oldrá se llevará por siempre. Un legado que trascenderá las futuras generaciones. ¿O no?
“Yo soy fanático de Godoy Cruz, lo sigo a él de chico y lo seguiré haciendo", confía Alexander.
“Es la familia y el sentimiento que tenemos como hinchas. Hemos vivido todo alrededor de Godoy Cruz. Por momentos se disfruta y por momentos no tanto, pero es nuestra vida. Somos felices en lo que hacemos”, cierra el Gato. Y sí. Si esto no es amor…
Daniel y la decisión más dura de la vida
Hay cosas que la gente no sabe y que el Gato nunca dijo públicamente; y una es la determinación que tuvo que tomar sobre dos de sus hijos: decirles que no podían seguir en Godoy Cruz y que debían buscarse club.
"Fue una de las cosas más duras que me pasaron en la vida", aclara Daniel, en este caso en relación a Alexander.
¿Por qué? "No estaba en condiciones de jugar en primera. La decisión fue mía, porque era el encargado del fútbol en el club. Llega el momento de firmar el primer contrato y, por más que sea tu hijo, hay que ser sincero. Yo siempre pienso que los méritos en el fútbol son del jugador. Podría haberlo ayudado pero sabía que iba a llegar a cierto lugar e iba a sufrir más de la cuenta. Si no estaba capacitado para jugar… Y no es porque no tenga las condiciones. Pero bueno, son momentos para tomar decisiones y hay que hacerlo. Esto es muy cruel y por ahí la gente no lo sabe, ni tampoco los dirigentes. Si yo le miento a él que es mi hijo, me traiciono y también lo hago con los hinchas y el club que es parte de mi vida y de mi historia", se abre el ex futbolista.
Y agrega: "Uno siempre sueña que a los hijos les vaya bien y triunfen y piensa que son los mejores, pero hay decisiones que se deben tomar. Él por ahí también habrá pensado que su padre no lo ayudó pero uno está para guiarlo y decirle la verdad".
Alexander y papá… ¿Futura dupla técnica?
Mientras viste la camiseta de Municipal de Godoy Cruz, Alexander también inició el camino de entrenador. Hoy es el actual conductor del equipo de fútbol femenino de Leonardo Murialdo.
“Me encanta esa función. Pero no es fácil estar del otro lado como DT. Tenés un grupo a cargo y debés tomar decisiones de las cuales no todos están de acuerdo. Creo que en poco tiempo voy a hacer el curso y veremos si el viejo se prende para que hagamos dupla…jaja”.
¿Qué dirá el Gato? ¿Se dará el gusto de dirigir con su hijo?