La sociedad que anhelo y que busco junto con mi esposa y mis hijos es una sociedad que pueda crecer en paz.
Esta paz tal vez pueda ser asociada a la inacción o al dejar que las cosas sigan el curso que ya traen sin interrumpirlo. Pero nosotros creemos firmemente que esto se logra por medio de la verdad, de cumplir nuestra palabra, esto nos aleja de todo tipo de mentiras y traiciones, de pequeñas acciones negativas que van generando un efecto dominó muy amplio y un entorno hostil para que pueda florecer el amor.
Nuestra familia practica hace 27 años la disciplina milenaria de las Arte Marciales Orientales, precisamente el Kung Fu, que tiene como lema “El amor es armonía aun en desacuerdo”, a esto le llamamos “paz”, a convivir y lograr cosas con los distintos.
En nuestro caso particular, este sentimiento nos llevó a tener la voluntad de poder refugiar a familias sirias que tenían la necesidad de escapar de la guerra, teniendo que lidiar en este proceso con enormes diferencias culturales, pero priorizando el objetivo final por encima de los tropiezos.
Tal vez, no sea tan habitual asociar nuestra conducta de cumplir nuestra palabra con todo lo demás, pero así es como por ejemplo un país recibe inversión extranjera, porque cumple sus compromisos y genera confianza; de esta forma, un individuo que cumple su palabra recibe poco a poco la confianza de todo su entorno, colaborando, asumiendo compromisos cada vez más grandes, cada vez más significativos y valiosos.
Si nos olvidáramos por un momento del mundo, del entorno de cada uno, podríamos resumir que todo se trata de respetarnos a nosotros mismos; es la forma en que lo individual se va transformando en colectivo; es la forma que elegimos para vivir.