A sólo 10 años de cárcel había sido condenado Gustavo Calderón Polo por matar a su mujer, en 2011. Estuvo preso hasta 2017, salió en libertad, violó a su hija y ahora la Justicia lo condenó a 15 años de prisión por abuso sexual.
Paradójicamente, este verdadero depredador de mujeres fue condenado ahora a una pena más alta por un delito menor. Esta es la segunda condena que recibe por atacar a mujeres de su propia familia.
El 21 de julio de 2009, asesinó a su pareja Fernanda Toledo, en Tupungato. La ahorcó con un cable y denunció que la mujer se había querido suicidar.
Este mediodía el juez penal Eduardo Marterarena condenó a Gustavo Horacio Calderón Polo, alias "Guchi", a 15 años de prisión por el delito de abuso sexual agravado por acceso carnal y por el vínculo.
El juez siguió el pedido de la investigadora del caso, al fiscal de Violencia de Género Mónica Fernández Poblet, quien durante los alegatos había solicitado la misma pena.
En tanto que los defensores oficiales que asistieron a Calderón habían pedido la absolución, ya que para ellos padre e hija mantenían una relación romántica.
En cambio para la fiscal el abuso sexual quedó probado durante el debate: el ADN del imputado que fue encontrado en la ropa de la víctima.
También tuvo en cuenta la violencia del hecho: la mujer tenía lesiones en los brazos y en la cara, además de las que mostró la pericia ginecológica.
En un primer momento la víctima del abuso sexual declaró que había sido agredida por su padre. Pero luego dio vuelta su testimonio y sostuvo que las relaciones habían sido consentidas. En muchos casos de abusos contra mujeres, las amenazas posteriores producen este tipo de cambios.
En 2009 mató a su mujer
Calderón mató a Fernanda brutalmente: la ahorcó frente a sus propios hijos, en una casa en construcción, en Tupungato.
Calderón trabajaba en esa obra y hasta allí llegó Fernanda con sus dos hijos de 2 y 3 años.
Después de la cena comenzó una discusión y Calderón la ahorcó con un cable , la colgó en una viga y esperó hasta el otro día que llegaran sus compañeros de trabajo y les dijo que se había querido suicidar.
Dos años después fue condenado por homicidio simple, en un juicio abreviado homologado por la Segunda Cámara del Crimen, en 2011.
Por esa época todavía no existía la figura de “femicidio”, ni siquiera el caso pudo haberse agravado "por el vínculo", ya que la antigua ley solamente aceptaba esa figura jurídica para parejas legalmente casadas.
Se trató de un fallo polémico: los parientes de la víctima protestaron en los pasillos de tribunales y fueron unos de los primeros en organizar actos en favor de la implementación del femicidio.