En la madrugada del 24 de agosto de 2013 y como brutal cierre de una discusión de pareja, Cristian Miranda atacó a Inés Díaz, a quien acuchilló por la espalda y le perforó el bazo y el páncreas.
El caso ocurrió en una finca de San Martín y la mujer terminó en el hospital Perrupato, donde fue operada de urgencia. En los últimos días esta historia llegó a juicio, y tanto la víctima de aquel ataque como el resto de su familia, buscaron minimizar la gravedad de la puñalada lanzada por Miranda y hasta pidieron al tribunal que se lo perdonara: "Solo fue un rasguño", llegó a decir la mamá de la mujer, en un intento de defensa.
Finalmente ayer se conoció la sentencia, dictada por el juez Salvador Arnal, a cargo de la Primera Cámara del Crimen, y Miranda fue condenado a una pena de diez años de cárcel, en uno de los primeros casos de intento de femicidio que llega a juicio en el Este.
"Reconocer la violencia de género es una cuestión cultural y lejos de escandalizar y provocar rechazo, en algunos ámbitos se la acepta, se la naturaliza y es normal entonces que el hombre tenga derechos sobre su mujer, que pueda gritarle, humillarla, golpearla o incluso, como ocurrió en este caso, intentar matarla", comentó el fiscal Oscar Sívori, que en su alegato pidió una pena de 12 años de cárcel:
"Lamentablemente cuando la violencia de género se naturaliza, ocurre lo que vimos en el debate, que la víctima pida que el acusado sea dejado en libertad, porque supuestamente es un buen hombre".
El hecho ocurrió en el distrito de Tres Porteñas, en la finca Salvarredi, donde Miranda y su pareja vivían junto a los cuatro hijos de la mujer; también residían allí el contratista de la propiedad, Emilio Miranda, y su esposa, los padres del condenado.
La hirió por la espalda
El 23 de agosto de 2013, la familia había estado festejando el cumpleaños de una de las hijas de Inés, pero ya de madrugada, y con varias copas de más, Cristian Miranda comenzó a discutir con su pareja, la golpeó y en un momento dado, cuando ella estaba cambiando los pañales de su bebé, tomó un cuchillo de 20 centímetros de hoja y la hirió por la espalda.
La hija mayor de Inés, una chica de 16 años, salió a pedir auxilio a la casa donde dormían Emilio Miranda y su mujer, que a esa altura habían escuchado los gritos de la pareja. Pero en lugar de llamar a la Policía, a quien avisaron fue al dueño de la finca, que llegó al lugar, cargó a la mujer herida en su camioneta y la llevó hasta el hospital Perrupato, donde fue operada y quedó internada durante algunos días.
Durante la etapa de instrucción, tanto la madre del atacante como la hija mayor de Inés contaron lo que había ocurrido; la chica relató los golpes que vio y el momento en que Miranda tomó el cuchillo con que atacó a su madre.
Sin embargo, a la hora del juicio toda la familia buscó aliviar la situación del acusado, algunos minimizaron el ataque, hablaron de "un rasguño", cuando en realidad la herida alcanzó los 14 centímetros de profundidad y pidieron que Cristian Miranda fuese dejado en libertad.
Esto desembocó en un pedido del fiscal de compulsa por falso testimonio contra Luciana Tamara Díaz, la hija de la víctima que durante el juicio insistió en haber olvidado todo lo ocurrido aquella noche, compulsa que fue confirmada por el tribunal.
El defensor pidió la absolución del acusado y argumentó que el hombre había estado borracho esa noche y que no quiso matar a su pareja. Sin embargo, apoyado en los elementos reunidos durante la investigación, y en las pericias psicológicas que confirmaban una naturalización de la violencia dentro de esa casa, el juez Arnal condenó a Miranda a 10 años por el delito de homicidio agravado por la relación de convivencia y femicidio en grado de tentativa.