Sociedad
Para mañana se espera “tiempo bueno” en Mendoza: cuál será la máxima
hace 3 horas
Mañana es 30 de agosto, el día de Santa Rosa de Lima. Más allá de la devoción católica, el penúltimo día del mes se caracteriza por la llegada de tormentas, que dan pie a la transición del invierno a la primavera. ¿Qué hay detrás de este mito religioso y meteorológico tan arraigado en la sociedad?
El ideario popular habla que en el penúltimo día del mes una fuerte e intensa tormenta azota, que puede variar hasta cinco días antes o después. De allí, el fenómeno de Santa Rosa, que coincide con la fecha religiosa en que se conmemora a la primera santa de América Latina. Más allá de cualquier creencia, lo cierto es que el fenómeno meteorológico es común para esta época del año.
Según Diego Araneo, investigador del Programa Regional de Meteorología del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla-Conicet), se trata de la entrada de un anticiclón proveniente del océano Atlántico que viene del Sur (a la altura de la Patagonia). Más precisamente es una masa de aire frío que viene desde el Sur y ocupa todo el país, por lo que el fenómeno no sólo sucede en Mendoza.
En la previa a Santa Rosa, no se registraron tormentas, aunque todo indica que este 30 de agosto sí se producirán. Tanto la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas como el Servicio Meteorológico Nacional coinciden en la probabilidad de lluvias y lloviznas para el Gran Mendoza.
El pronóstico de Contingencias anticipa cielo mayormente nublado con lluvias y lloviznas y vientos moderados del sector sur. Además de nevadas en cordillera, un ingreso de masa de aire polar hará bajar drásticamente la temperatura, ya que la máxima llegará a los 14 grados, bastante lejana a los 26 grados registrados el martes pasado, por ejemplo.
La Patrona de las Américas
En el costado religioso, la historia de Santa Rosa se remonta al Virreinato del Perú de los siglos XVI y XVII. Bautizada originalmente como Isabel Flores de Oliva, la santa más tarde se ganó el título de "Patrona de las Américas". Muchos destacaban su belleza, pero ella era reticente a los pretendientes: cortó su cabello, hizo votos de virginidad y siguió los pasos de su admirada Santa Catalina de Siena al ingresar en la Tercera Orden de Santo Domingo.
Desde entonces se recluyó a una ermita que levantó en una huerta de su casa, donde pasaba horas de rezo y ayuno. Solía atender las necesidades espirituales de los necesitados y también se ocupaba de muchos enfermos que se acercaban a su casa buscando ayuda y atención.
Rosa de Lima murió en 1617, a los 31 años de edad. Cayó gravemente enferma de tuberculosis. Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo), con notable devoción del pueblo peruano y de toda América.
La “Patrona de las Américas” fue canonizada por el papa Clemente X el 12 de abril de 1671.
