Antes que todo: toda esta nota es un spoiler. Si usted jamás ha visto "Game of Thrones" y piensa hacerlo, no siga leyendo, pues se enterará de sopetón del giro más inesperado y controversial de la serie, ocurrido apenas el domingo pasado en su penúltimo capítulo (hoy, a las 22 por HBO o sus plataformas, terminará GOT, con el sexto capítulo de su octava temporada).
El "plot twist" fue una cachetada a nuestras hipótesis de espectadores. Un desaire a nuestras expectativas de audiencias maniqueas, habituadas a reconocer en toda historia a un bueno y a un malo. Pues sí: el personaje más noble, redentor, justiciero y poderoso... se volvió loco. O eso parece.
Daenerys Targaryen (Emilia Clarke) chamuscó King's Landing, la ciudad que había jurado gobernar, montando sobre su último dragón con vida, Drogon. Destruyó todo. Dejó solo cenizas.
Cuando los fans vieron la sucesión impactante de fuego y destrucción, quedaron estupefactos. Y después escandalizados. De un segundo a otro, Daenerys pasó a ser un personaje espeluznante que mata sin piedad a mujeres y niños inocentes.
¿Pero qué tan cierto hay en eso de que "se volvió loca"? Desde el cuarto episodio tuvimos indicios de que algo había cambiado en la mente de la reina, quien después de ganarle al Rey de la Noche entendió que en Westeros jamás podrá tener ni amor ni gente que le sea fiel y la considere una líder. ¡¡La locura!! Exclamaron muchos, anticipándose a la posibilidad de que ella pudiera terminar loca, tal como su padre.
Pero no nos anticipemos: parece ser que, más que producto de la locura, la decisión de la Madre de Dragones fue premeditada.
Ningún otro personaje de la serie ha soportado tantas frustraciones, muertes, provocaciones y traiciones seguidas. La decisión de quemar King's Landing fue premeditada y hasta parece tener argumentos políticos para defenderla (ya le dijo a Tyrion que su misión es liberar a las futuras generaciones de la tiranía).
Lo cierto es que la decisión de Daenerys ha generado una polarización sin precedentes entre quienes la apoyan y quienes se sintieron decepcionados por la evolución de este personaje.
¿Pero no es ilógico que se ponga en discusión esto justamente en una serie que se ha sostenido en defraudar las expectativas narrativas de sus seguidores? Prácticamente no hay personaje que no haya tenido, en su maduración, momentos de bondad y de maldad: hasta el tibio Jon Snow no dudó en sacrificar a Olly, un niño, por traidor (temporada 6, episodio 3).
Desde siempre supimos que en esta serie podemos encontrar cualquier cosa menos "fan service". Y para comprobarlo basta recordar todos los shocks televisivos que la hicieron famosa.
Pero hay otro punto más que explicaría estos controvertidos desenlaces en la última temporada, y que va más allá de la lógica interna del guion. Los guionistas, David Benioff y D. B. Weiss, han tenido el ingrato trabajo de darle una resolución sorprendente a una historia que creíamos sabida. La muerte del Rey de la Noche a manos de Arya Stark y la destrucción de Daenerys Targaryen respondieron también a una conveniencia narrativa, que fue el factor sorpresa. Y sí, misión cumplida.
Lo que se verá hoy
GOT se ha precipitado en pocos capítulos, para dejarnos el último tramo del relato en el siguiente panorama: Daenerys Targaryen destruyó con su dragón King's Landing. Así, ha alertado a su grupo de consejeros más cercanos, como Jon Snow (su sobrino) y Tyrion Lannister (su Mano). Ambos ven el peligro de que ella termine gobernando lo que quedó de Westeros. Cersei y Jaime Lannister murieron sepultados con la Fortaleza Roja (aunque no hemos visto los cuerpos sin vida, apuntan algunos fans incrédulos).
En el norte, Sansa y todo Winterfell se enterarán en breve de la destrucción de la capital. Todo indica que en último episodio, Arya Stark volverá a tener un gran protagonismo, pues ha sobrevivido la catástrofe estando en la propia ciudad y vivenció el fuego aterrador desde cerca. ¿Sumará a Daenerys a su lista de personas a las que quiere matar?
La mayoría de las teorías sostienen que los días de Daenerys Targaryen, la heroína más poderosa y entrañable que ha dado GOT, están contados. Después de ocho años, este juego moverá sus últimas piezas.
Campaña insólita
El episodio 5 marcó el récord de 12.480.000 de espectadores en Estados Unidos y 18,4 millones de usuarios sintonizados en las plataformas de HBO. Una serie de tal popularidad no puede conformar a todo el mundo.
Tal como ya se hiciera con otra saga, "Star Wars", los fans decepcionados han salido a recolectar firmas para que HBO vuelva a hacer la octava temporada, pero con "guionistas competentes". Argumentan que el desenlace poco se corresponde con lo que se ha venido prometiendo desde las primeras temporadas e incluso desde los libros de George R. R. Martin, de los que la serie ya se ha independizado.
La petición en change.org superó las 350.000 firmas fácilmente.
