Llegó el 8 de diciembre y #MiArbolito arrasa en Twiter: ¿por qué lo armamos?

Diferentes versiones explican la génesis de una de las tradiciones más respetadas del mundo. Las redes sociales le ponen la cuota de humor.

Llegó el 8 de diciembre y #MiArbolito arrasa en Twiter: ¿por qué lo armamos?

Armar en arbolito de Navidad, una tradición que se repite todos los 8 de diciembre en casi todos los hogares argentinos y del mundo.

Este ritual familiar se hace más visible gracias a las nuevas tecnologías y las redes sociales. Miles de usuarios de Twitter han compartido la foto con su árbol navideño bajo el hashtag #MiArbolito hasta convertirlo en lo segundo más comentado del país.

Pero ¿por qué lo armamos y por qué un 8 de diciembre?

Clarin sintetizó diferentes versiones que lo explican. La más conocida dice que en la antigüedad, los germanos pensaban que tanto la Tierra como los Astros pendían de un árbol gigantesco, el Divino Idrasil o Árbol del Universo, cuyas raíces estaban en el infierno y su copa, en el cielo.

Ellos, para celebrar el solsticio de invierno –que se da en esta época en el Hemisferio Norte-, decoraban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor.

Cuando estos pueblos fueron evangelizados, los conversos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo pero cambiándole el significado.

En el año 740 San Bonifacio -el evangelizador de Alemania e Inglaterra- reemplazó el roble por un pino como símbolo de amor eterno de Dios y de vida eterna.

A su vez, la forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad. El árbol fue adornado con manzanas (como símbolo de la tentación cristiana) y velas (la luz del mundo y la gracia divina).

Con el tiempo se comenzó a decorar con bolas y guirnaldas.

Si bien, esta versión es la más difundida, existen otras como la de las comunidades celtas, giriegas, y hasta una que dice que fue Martín Lutero impuso el pino en lugar del roble, como árbol navideño.

Por otra parte, la costumbre de armarlo el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción de María, se adjudica a que el Papa Pío IX en esa fecha de 1854 en su bula Ineffabilis Deus, proclamó que María “por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción”.

No existe una relación directa entre este hecho y el armado del arbolito, pero la costumbre se afianzó con el paso del tiempo.

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