"La historia la escribes tú, negrita", vuela la voz entre los tambores rituales de "Chambacú". Y en el centro de la escena aparece ella, que es un fuego, con la garganta encendida y los pies que parecen deslizarse sobre cera.
Sonia Bazanta Vides nació en el corazón de una isla del río Magdalena llamada Mompós. Cuarta generación de una familia de artistas, desde niña bebió de los dos afluentes de su Caribe natal: lo indígena y lo afro. Su voz se caldeó con los cantos de los cuatro elementos y los temblores de los conflictos latinoamericanos.
La familia de Totó escapó de la población de Talaigua cuando, tras el asesinato del líder liberal José Eliecer Gaitán (esperanza de los desposeídos), se inició en Colombia un período conocido en la historia de ese país como La Violencia.
Los Bazanta-Vides se ocultaron en Bogotá, donde Totó inició su carrera. Desde los 16, con un grupo conformado por sus padres y hermanos, cantó para todas las clases, en escenarios de lo más diversos. Al cabo, se fue notando su talento especial. Incluso Celia Cruz, cuando la oyó, le vaticinó que llegaría a ser "importante".
En 1982, García Márquez la invitó a cantar, cuando le entregaron el Premio Nobel en Estocolmo. El escritor quería celebrar con cumbias y vallenatos, delante de los fracs. E insistía: "la voz de la Momposita es como leer 'Cien años de soledad'". Algunos periodistas se burlaron.
Ciertos columnistas consideraban un despropósito que la solemnidad del premio fuera empañada por la 'Rumba Nobel', idea que compartía el embajador colombiano en Suecia. Pero la muestra folclórica fue un éxito. "Comenzaron a sonar en ese ámbito de deslumbrante elegancia, donde ya se habían escuchado las trompetas anunciando la llegada de los reyes, el golpe seco y profundo de los tambores marcando la cumbia", cuenta Consuelo Araújo, que fue testigo.
Totó lo concibe simplemente como destino: “Los artistas de ahora piensan que uno se hace a través de la propaganda. Nosotros venimos de una familia, una casta de músicos. Y el legado ahora me traspasa. Mis nueve nietos ya también quieren estudiar música. Eso es la comarca”.
La Momposina grabó su primera producción en Francia en el año 1983. Luego se dedicó a estudiar en la universidad de La Sorbona de París y a cantar en las calles, donde verdaderamente se hace el doctorado.
La mujer que parecía salida de Macondo hechizó al músico de rock experimental Peter Gabriel, quien no dudó en hacerla parte de su proyecto Womad (world of music, arts and dance), creado para rescatar los ritmos del mundo.
El resultado del contacto Totó-Peter Gabriel es “La candela viva”, disco publicado en 1993 bajo el sello europeo Real World (también propiedad de Gabriel).
Totó La Momposina y su banda rescatan de la tierra misma un canto plagado de magia, de fantasmas, y de sabor a cultura negra que se expresa a golpes de tambor.
Sabe, pues, estar arriba y abajo del escenario. Conoce el ritual y la gestión. Y combinarlos con la experiencia de su 77 años. "Un poco de allá, un poco para acullá y otro poco para acullallá", define su estilo. Y más que cantar lo que hace es unir culturas ancestrales de influencias africanas e indígenas con coloniales.
"Nosotros venimos de una familia, una casta de músicos. Y el legado ahora me traspasa... Eso es la comarca".
Ritmos calientes
El martes, en el Independencia, sonarán los tambores, la gaita, la chalupa, el bullerenge, el sexteto y hasta el mapalé. Totó estará acompañada de sus músicos y a través de los instrumentos y sonidos tradicionales de su tierra natal, nos invitará a recorrer distintas regiones de su país.
La Berraca Guanábana abrirá el espectáculo. Este grupo, formado por mujeres mendocinas, se dedica desde hace 4 años a la investigación e interpretación de ritmos populares de la costa atlántica colombiana.
La Berreca busca la revalorización de los cantos colectivos, en los que todo el mundo participa bailando y haciendo palmas; sumergiéndose en la magia que las diferentes músicas proponen.
Las integrantes son Vanesa Becerra (voz, maracas y llamador), Natalia Ponce (voz y maracas), Nathaly Morán Palacios (voz y tambora), Mailén Obrador (voz y alegre) y Ana Jesowoicz (bajo).
La ficha
Totó la Momposina y sus tambores en "Tierra que baila".
Día y hora: martes, a las 21.30.
Lugar: Teatro Independencia (Espejo y Chile).
Entradas: $400, $500 y $600. Se pueden adquirir en boletería del teatro.
