Todos hemos escuchado hablar de lo mucho que cambia la vida de una pareja cuando llega el primer hijo, pero sólo llegamos a comprender el sentido de la afirmación cuando nos encontramos en esa situación.
Dentro de esos cambios y del proceso de readaptación, bien pueden aparecer algunos celos en la pareja. Ese sentimiento a veces incluso se abre paso durante el embarazo, cuando la mujer vive algo totalmente nuevo y está muy centrada en sí misma. Durante esa fase, su pareja puede llegar a sentirse descuidada.
En la mayoría de los casos, los hombres reconocen que los celos son irracionales e injustos hacia su compañera, que también está viviendo una fase de cambios muy importantes.
Lo primordial en estas situaciones es hablar lo más posible, porque los celos también pueden ser un síntoma de la inseguridad que generan esos cambios en los dos.
Si bien es difícil prevenir los cambios, para la pareja puede ser muy útil ir a un curso que les dé herramientas para estar mejor preparados. ¿Cómo cambiarán nuestros roles? ¿Qué nos espera?
Los hombres que se anticipan un poco a esta situación suelen resolverla mejor y, a su vez, también es bueno que las mujeres estén atentas e incluyan a su pareja siempre que puedan en las tareas cotidianas, porque cuanto más tiempo pase el padre con su hijo, mayor será su sensación de ser una pieza fundamental en el rompecabezas y menores serán esas sensaciones tan extrañas de celos indefinidos.
La especialista Gabriela Aigner opina que si una madre está las 24 horas del día pensando en su hijo, sus parejas tienen derecho de pedirles que el asunto tenga un límite.
"Una familia feliz necesita de padres felices. Es importante que la pareja como tal sepa generarse sus propios espacios", advierte.
Todos suelen recomendar que la pareja se reserve al menos una noche por semana para salir sin su retoño.