Llega a Mendoza "Ensayo para una renuncia", una forma de dar vuelta la página con humor

Gerardo Schwartzman llega desde Río Negro con esta divertidísima puesta. Hoy a las 21.30, se presenta en la Mediateca de Godoy Cruz.

Llega a Mendoza "Ensayo para una renuncia", una forma de dar vuelta la página con humor

Gerardo Schwartzman tiene el espíritu propio de un artista autogestivo. Andariego, simpático y comprometido con el oficio, aprovecha cada viaje que se le presenta para hacer de su estadía un periplo por distintos escenarios.

Y luego de participar en la Fiesta Nacional del Teatro con "Gustav", obra dirigida por Gabriel Brizuela que representó a Chubut, se instaló en Mendoza por unos días para presentar su exitosa obra "Ensayo para una renuncia", escrita y dirigida por su amigo y colega Mariano Moruja. Tiene programadas tres funciones: mañana jueves, en la Mediateca de Godoy Cruz; el viernes 2 de junio en la Enkosala y el sábado, en el Centro Cultural Virgen del Pilar en Fray Luis Beltrán.

Una tierna y humana despedida

Porteño radicado hace más de tres décadas en la ciudad de El Bolsón, Schwartzman cultiva una extensa carrera teatral en el sur argentino, con elencos de Río Negro y Chubut.

En diciembre de 2015 estrenó uno de sus últimos espectáculos, luego de casi un año de trabajo junto a su amigo, el músico y actor Mariano Moruja. Él en Río Negro y Mariano en Buenos Aires, tramaron una obra con todos los códigos y convencionalismos del teatro, que lleva más de cien funciones en distintos escenarios de la Argentina.

En “Ensayo para una renuncia”, el protagonista es Pedro, un hombre que quiere renunciar a su trabajo, pero se encuentra en un brete porque estima a su jefe, Ernesto. En esa búsqueda, por consejos de su psicóloga, ensayará la cita de su despedida con un muñeco lo más parecido a su jefe.

-¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar junto a Mariano?

-Somos amigos hace muchos años y decidió escribir la obra para mí. La escribió en Buenos Aires durante tres meses y empezamos un proceso de trabajo, donde él venía al Bolsón a ensayar durante siete meses. Aparte de escribirla la dirigió. La obra es bella, está muy bien. Estoy orgulloso de la obra: es emotiva, es tierna, tiene un humor alucinante. Está muy bien dirigida, tiene una precisión absoluta.

Pedro resulta llamativo desde su apariencia física. Incluso el actor usa su propio pelo para construir este tierno y divertido personaje. “El concepto que Mariano quería darle a Pedro, iba en su peinado. Una vuelta, en que hicimos ensayo en Buenos Aires, visitamos a un peluquero de la Avenida Corrientes; que es el peluquero de todos los teatreros de Buenos Aires, incluso músicos como Pappo o Spinetta. Y él me tiró unos consejos para peinarme y no usar peluca”, cuenta el actor como parte del anecdotario que recoge con la obra.

-¿Cómo se le ocurrió este personaje y la situación?

- Sumado a la paradoja de estos tiempos. Era más lógico escribirla en otra época, como lo fue en la actualidad. El contexto también es válido aclararlo. Fue escrita en otro momento, en el que uno podía darse esa libertad. La idea de encontrar un argumento, una forma de ver en líneas generales, encontrar la paja en el ojo ajeno más que en el propio... De eso se trata.

Pedro, el protagonista, por consejo de su terapeuta intenta buscar alguna forma de contarle a su jefe, Ernesto los motivos por los cuales pretende renunciar. Y la terapeuta le recomienda que cree algún dispositivo, a semejanza de su jefe, con el que pueda ensayar y hablar previamente la situación.

La obra dura 50 minutos y el espectador está en la cocina de Pedro, viendo su intimidad. Eso le da un rasgo de verosimilitud, de ternura, muy particular.

En su tránsito escénico, la obra ganó el primer Festival Nacional de Teatro de la Cámara de General Belgrano (mejor actor y mejor director) y se llevó una mención a mejor labor protagónica masculina en la Fiesta Provincial del Teatro, en Río Negro. Además de presentarse en Buenos Aires, Rosario, Paraná -entre otras ciudades- hizo temporada en en el Centro Cultural Rojas en Capital Federal.

-¿Como actor, qué desafío tuviste con este personaje?

- El desafío fue el humano. Mi vínculo con Mariano viene de 40 años de amistad. Sabíamos que los dos somos obsesivos del laburo y corríamos un riesgo con este proyecto: que ese vínculo maravilloso que tenemos se quebrara por el trabajo. No ocurrió, por suerte. Mariano es un artista con una trayectoria impecable. Premio Konex, músico, director de coros y gestor de actores. Y su forma de abarcar el texto es musical. Él escucha un texto distinto a lo que lo escuchamos nosotros. Tiene marcado el texto como un pentagrama. Más allá de su mirada teatral, estaba su mirada musical, con lo cual me hizo crecer como actor.

-¿Le pusiste tu impronta al personaje?

- No hubo modificación del texto. A mí no me gusta la improvisación de un texto. A veces eso lleva al efectismo para generar una empatía en el público y eso a mí no me gusta. La sensación de subirte a escena y hacer tu trabajo tal cual es impagable. Y al público le va a ir bien. Es como en las comedias livianas, en las que se busca la chicana para generar la risa. Y eso es histrionismo y eso es la antípoda del teatro. Mi impronta tiene que ver con una cuestión de imágenes. Por más que respete el texto, eso es lo que me lleva a que la palabra se instale desde otro lugar.

LA FICHA

ENSAYO PARA UNA RENUNCIA. Texto y dirección: Mariano Maruja. Actúa: Gerardo Schwartzman. Funciones: hoy, a las 21.30, en la Mediateca Manuel Belgrano (Tomba 59, Godoy Cruz). Entrada: $120. Viernes 2 de junio, a las 22, en la Enkosala (Almirante Brown 755, Godoy Cruz). Entrada: $100. Sábado 3 de junio, a las 22, en el Centro Cultural Virgen del Pilar (Panamá y Rufino Ortega, Fray Luis Beltran, Maipú).

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