Llamativos incendios en edificios públicos

En sólo tres meses se produjeron cuatro incendios en edificios públicos importantes, como la Casa Rosada, el Senado de la Nación, el edificio del Ejército y el Ministerio de Economía. El Gobierno tiene la obligación de informar detalladamente sobre el tem

Llamativos incendios en edificios públicos

En un país donde la gente no puede salir de su sorpresa por el fallo de la Justicia sobre el atentado que destruyó parte de la Fábrica Militar de Río Tercero, matando a siete civiles, no dejan de llamar la atención la sucesión de incendios que se han producido recientemente en distintos edificios públicos de la Nación.

Debe recordarse que, en el caso de la voladura de Río Tercero la Justicia llegó a la conclusión de que “fue programado desde las más altas esferas del poder político del Estado” y que formó parte del “encubrimiento” del contrabando de armas del Ejército a Croacia y Ecuador.

El fallo fue conocido a fines de febrero y dejó a la gente sensibilizada, razón por la cual se pregunta si no resultan extraños los incendios que se han producido en varios edificios públicos de la Capital Federal, incluyendo la Casa Rosada, durante los últimos meses.

El orden cronológico determina que en la madrugada del 2 de febrero un incendio consumió la oficina de licitaciones del Senado de la Nación. El fuego, que se inició en una luminaria del techo de la oficina, provocó la pérdida de información relacionada con llamados a licitaciones que en ese momento estaban en trámite.

Si bien se aclaró que no se trata de documentación más antigua, no debe olvidarse que el titular del Senado, el vicepresidente Amado Boudou, estuvo cuestionado en su momento por los altos costos que tuvieron algunas modificaciones edilicias que realizó a poco de asumir su cargo.

El sábado 21 de febrero hubo un incendio en la Casa Rosada. Afectó al sistema digital de ingresos y egresos de Balcarce 50, perdiéndose buena parte del historial de personas que visitaron la casa, prueba clave para la investigación de la denuncia presentada por el fallecido fiscal Alberto Nisman contra la Presidenta y otros funcionarios, por el presunto encubrimiento de los dirigentes iraníes acusados por el atentado a la AMIA.

El 11 de marzo se prendieron fuego cables y parte del sistema eléctrico del Edificio Libertador, sede de la Jefatura del Ejército y del Ministerio de Defensa de la Nación. El hecho se produjo pocos días después de que el ministro de Defensa debiera responder sobre el robo de un misil y municiones de un regimiento en Córdoba. No hubo información oficial sobre si se perdió documentación en el siniestro.

El hecho más reciente se produjo en los primeros días de este mes en el edificio que ocupa el Ministerio de Economía de la Nación. Según se afirma, se quemaron todas las computadoras que estaban en el salón, donde se guardaba el control de gastos de una oficina dependiente de la secretaría de Hacienda, del ministerio.

Uno de los aspectos se centró en que la denuncia policial fue presentada un día después del siniestro. Tampoco en este caso se dio a conocer si hubo pérdidas en algún tipo de documentación importante.

El sentido común podría hacer pensar que un incendio puede ser fruto de la casualidad; dos, de la mala suerte... pero tres y cuatro ya es mucho. Resulta llamativo que en todos los casos el motivo del siniestro es el mismo: el deplorable mantenimiento del sistema eléctrico o el hecho de que el cableado se realizó hace ya muchos años y es propenso a este tipo de situaciones.

Sea cual fuere la motivación, resultaría saludable para el país y para mantener la confianza de la ciudadanía que el Gobierno realice una profunda investigación sobre lo sucedido, establezca las causas y también las consecuencias, especialmente en lo relacionado a la documentación perdida, y dé a conocer esos resultados por los canales correspondientes.

De lo contrario, de mantenerse la actual situación, como todo lleva a indicar, no resulta extraño que cierta dosis de desconfianza vaya sumándose entre la gente.

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