Auténtica, alegre, mordaz y siempre con una frase que despierta una carcajada. Lizy Tagliani hoy es una de las figuras más queridas del ambiente del espectáculo y sin dudas vive un momento de gran popularidad. En medio de las emisiones de "El precio justo", el programa de juegos que la tiene como conductora en la pantalla de Telefé (que emite Canal 9 en Mendoza) no abandona el teatro. Ese lugar sagrado en el que despliega toda su gracia y encanto con el público.
"Lizy. Una chica diferente" se llama su último unipersonal con el que vuelve a Mendoza, el viernes próximo, en el Teatro Plaza.
Y si de algo no reniega Tagliani es de su pasado. Al contrario, a sus 48 años tiene una vida de película, digna para una biografía imperdible que le sirve como hilo conductor de su espectáculo, en la que además de hacer uso y abuso de su comicidad, aportando una cuota de esperanza y empuje para aquellos que se dejan vencer por la adversidad.
"Hoy tengo poco tiempo para descansar, pero descanso. Vivir agitada y corriendo forma parte de mi esencia. Siempre corriendo y las vivo naturalmente como parte de vivir. No lo veo como nada extraordinario, sino que lo disfruto y lo llevo para adelante. Para mí no es mejor este momento que cuando tuve mi primera peluquería o cuando terminé el secundario. Es parte de vivir, no soy de las personas que trabajan setenta años para disfrutar los últimos cinco", dice Lizy al teléfono mientras se toma unos minutos para hablar con Estilo.
-Con la fama, ¿cómo te llevas?
-No me desvela nada y famosa siempre fui (ríe). Primero fui el putito del barrio, después la más terrible de la peluquería, la conocida de los boliches. Pero disfruto mucho estar con la gente, charlar, sacarme fotos. Me apasiona, me encanta ser famosa. Sin criticar al resto, muchos actúan y no les importa sacarse fotos con la gente, no los juzgo. Pero para mí el actuar, conducir, trabajar en la radio y recibir el cariño de la gente en la calle, es una consecuencia de mi trabajo.
-Tuviste una infancia muy dura, con muchas carencias, ¿te preocupa el dinero?
-Nada. El dinero ocupa un lugar muy secundario en mi vida. Por suerte ahorré en este último tiempo. Y siempre disfruto de lo que gano, pero sigo comiendo lo mismo, voy a los mismos lugares. Salvo el auto y la casa que tengo, que no podría haberlo hecho en otro momento, lo demás es igual. Vivo como antes, no soy tacaña, pero no me dan ganas de comer cangrejo. Sigo comiendo fideos con manteca, churrasco, por ahí salgo afuera. El dinero no me modificó en nada.
-Pero sos previsora y no despilfarrás el dinero.
-Jamás. No se me da por comprarme diez carteras de las más caras. En eso soy como mi mamá, más allá que ella tenía una realidad muy diferente. Yo compro provisiones, shampoo, desodorante, siempre compro. Total, lavarme la cabeza lo tengo que hacer hasta que me quede pelada. Lo que no me gusta y me angustia es tirar la comida. Por ejemplo, ayer me comí cuatro yogures porque se me vencían y no puedo tirar la comida. Me pone mal, es una falta de respeto.
-Tu espectáculo se llama "Lizy. Una chica diferente" ¿Qué te diferencia del resto?
-Tengo lo mismo que vos tenés de diferente conmigo o con otro. Seguramente tenemos empatía por algunas cosas que pasamos en la vida. Pero somos todos diferentes. Hoy por ser una chica trans no me convierte en diferente, eso es un poco básico y hay miles de chicas trans en el mundo. Pero soy distinta a todos porque construí desde otro lugar.
-¿Cambiarías algo de tu personalidad?
-Lo que cambiaría y ya lo estoy trabajando es la necesidad de ganarle al tiempo. Desde 2011, cuando murió mi mamá, decidí que el tiempo me acompañe y no querer ganarle. Siempre proyectaba. Y cuando quiere, el tiempo te da un cachetazo y comprobás que sos una mínima partícula en este universo.
-¿Te falta algo en la vida?
-Hasta hace muy poco sentía la falta de mi mamá, sobre todo por las cosas que ella pasó. Y me gustaría que ella esté en este momento. Para nosotros fue un lujo construir un muro y tener agua caliente. Compartir con ella lo que tengo ahora. Pero descubrí que ella los vive conmigo de alguna u otra manera. Y si yo no los disfruto pensando en ella, sería muy desagradecida con todo lo que ella hizo por mí.
-Gracias a tu popularidad, la familia de tu papá biológico se contactó con vos. ¿Cómo fue ese momento? ¿Seguís en contacto con ellos?
-Me pasaron cosas muy fuertes, parece una serie de Netflix mi vida, porque tienen unos condimentos que parecen increíbles. Cuando quiero juzgar a alguien por su historia, me pongo a pensar: ¡Pero yo quién soy para decir algo! Con solo mirar mi historia ya tendría que cerrar mi boca. Es una historia que de alguna manera sabía, era como un rompecabezas. Pero la que no sabía era mi hermana, que se enteró de golpe de todo. Y lo que me llamó la atención es que cuando salió a la luz, mis tías de parte de mi mamá todas sabían y nadie me contó. Fue como un gran pacto entre ellas.
-¿Tuviste rencor por esa situación con tu familia?
-Nada. Creo que cada uno a la hora de vivir trata de hacer las cosas lo mejor posible. Y para ellos lo mejor fue eso. Y fui un niño muy feliz siempre. Y culparlos ahora por una decisión que tomaron me parece egoísta.
-¿Hasta cuando continúa "El precio Justo"?
-No sé (ríe). Tengo contrato con el canal durante todo el año e incluso ya estamos hablando para el año que viene. Supongo que como va el programa seguiremos con el mismo formato, yo tengo contrato con el canal. Pero todo puede cambiar.
-¿Cómo te llevas con los tiempos de la televisión y la conducción?
-Me llevo bárbaro. Soy muy camaleónica. Esto de ser metida y observar desde chica, todo se me hace más fácil. De tanto mirar como televidente, después de peinadora, panelista, en el Bailando. No es que me dedique solo a lo mío, porque estoy todo el tiempo mirando. Si hoy me pones en otro rol, lo hago, me animo a hacerlo. Cuando me pusieron delante de una cámara sabía dónde mirar, cómo moverme. Como si fuera Andrea del Boca.
-Es una virtud el ser observadora
-Tal vez. De hecho no estudie peluquería. Y en un mes que estuve mirando aprendí a cortar el pelo, a hacer el color. Y a los tres meses era la encargada de una peluquería. Obviamente, algunas cosas no me animo a hacer. Pero hasta abogada me animo. Soy audaz y vivo a pleno. Si el tren pasa hay que tomarlo, para algún lugar te va a llevar.
Ficha
"Lizy. Una Chica diferente"
Día y hora: viernes 24 de mayo, a las 21.30.
Lugar: teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).
Entradas: $600, $700 y $800. En boletería del teatro, Ficción (Lavalle 54, Ciudad) y www.eventbrite.com