Desde su repentina aparición en el Bailando, para Lizy todo fue felicidad y bonanza, y esto parece agradarle a quien parece se convertirá en uno de los personajes televisivos del año.
"Todavía no me acostumbré a la fama, pero sí descubrí que me encanta ser conocida, me gusta la caricia del otro. Y no puedo soportar que no me reconozcan. El otro día fui a cargar nafta y el hombre no me decía nada, así que solita le dije lo cansada que estaba después del duelo en el Bailando", dice entre medio de una risas en Córdoba: durante el verano hará temporada en Carlos Paz.
“No tengo ninguna convicción política. Mi convicción de transexual es individual. Hasta mis 20 años no conocía otra chica así, pensaba que era la única. No tengo la conciencia de los derechos de la trans. Más allá de las leyes yo sería trans en Irak, aunque dure cinco minutos viva.
Si puedo ser útil lo haré, pero no llevo la bandera de un sector. Yo no quiero victimizarme por ser travesti, querer ponerme tetitas o pintarme las uñas no me convierte en víctima. Victima es alguien que le pegan un tiro cuando quiere entrar a su casa o no tiene para darle de comer a sus hijos”, confiesa