No conoce Mendoza, no conoce la montaña, sólo algún buen vino mendocino que tomó en la cena. La popularidad y el debut en el escenario, le brindaron no sólo la oportunidad de tener trabajo, sino de recorrer el país y hacer reír con sus desopilantes historias, a un público que busca divertirse con una mirada espontánea y única.
Esa facilidad para hablar y satirizar su realidad, es la que hoy Lizy Tagliani capitaliza en “Recargada”, su primer espectáculo con el que tuvo una temporada exitosa en Carlos Paz y ahora recala en el Teatro Plaza.
Con esa simpatía y energía apabullante, la peluquera de la farándula se convirtió en la figura más querida del Bailando por un Sueño el año pasado, por su carisma y facilidad de retratar con humor su vida personal.
“Ya me sacaron la venda, estoy con algunos dolores, pero bien, haciendo reposo y cuidándome porque el viernes retomo la gira”, dice al teléfono Lizy Tagliani en pleno viaje a una producción, sobre su estado de salud, luego de una operación de várices, por la que estuvo internada e hizo, de su paso por el hospital, un nuevo capítulo cómico y lo compartió en las redes sociales.
Saliendo de ese trance, debutará esta noche en Godoy Cruz, junto a los bailarines Celeste Muriega y Jorge Moliniers.
-¿Vos escribiste los monólogos?
-Son míos, pero nunca los escribí. Yo empecé a hablar y con el tiempo de tanto hablar los fui aprendiendo de memoria. Después, como tengo bien afianzadas todas las historias, empiezo a buscar en el público qué es lo que les gusta más. Tiene un orden; hablo de mi infancia, de mi juventud, de la llegada a la fama.
Y en el medio vas cambiando, de acuerdo al lugar donde voy. Por ejemplo cuento una anécdota del colectivo y hay pueblos donde no existen líneas de colectivos para tomarse todos los días. Lo lindo es adaptarse, porque no sé si te da gracia que te cuenten algo tan lejano o lo que me pasa.
-La improvisación es una facilidad, que no todos tienen como comediantes...
-Siempre lo he hecho; ahora lo hago arriba del escenario. Estudié teatro y lo aprendí en la peluquería, en un asado con amigos. Siempre tuve una fascinación por contar historias.
De peluquera a diva del humor
Para Lizy, la familia es un pilar fundamental en su vida. Se crió en un hogar humilde y bautizada bajo el nombre de Edgardo Luis Rojas. A los 15 años decidió cambiar su identidad y allí nació Lizy.
En diferentes ocasiones, la mediática hizo pública su difícil infancia y cómo llegó a convertirse en la peluquera de las estrellas. Este oficio le abrió las puertas del espectáculo. Por fuerza del destino o mejor, por su carácter rebelde, la trasladaron de una peluquería de Lomas de Zamora a la Capital porteña.
Allí, conoció a la esposa de Roberto Galán y la convocaron para trabajar con el conductor. Luego, la periodista Connie Ansaldi la llevó a su programa Top Ten y de ahí se instaló en el mundo de los medios hasta convertirse en la estilista de los famosos.
Con su frescura y carácter intrépido, primero conquistó a los famosos y los artistas de televisión, para luego transparentar ese humor en el escenario. Compañera de aire de Santiago del Moro en “Mañana Campestre” por radio Pop, Lizy Tagliani debutó en la calle Corrientes en 2014 con “Mamá quiero ser”. Hasta el año pasado, cuando su paso por el certamen de Marcelo Tinelli la catapultó a la popularidad en la pantalla.
-Contaste una anécdota, que en un momento del Bailando se te subió la fama a la cabeza. ¿Cómo te llevás con la popularidad?
-Me llevo bárbaro. En realidad conté una anécdota. Un día me volví loca y me di cuenta de que ésa no era yo. Es más a modo de anécdota que de realidad. No me veo a esta altura de mi vida creyéndome una diva.
-Con todas las personas que trabajaste, ¿tuviste alguna mala experiencia?
-No. De hecho con Viviana Canosa no fue una mala experiencia, sino que no terminaron bien las cosas. Pero tampoco fue tan terrible. Fue mucho tiempo de mucha felicidad.
En un mes nos matamos pero no lo tomo como una experiencia horrible sino como un momento en el que no coincidimos, pero pasamos muchas cosas lindas. Yo me llevo bien con todas las personas en general. Y si con alguien no tengo onda, trato de mantenerme lo más alejada posible, para no generar ninguna tensión, ni crispaso.
-¿Te considerás una persona transparente, en un ambiente complicado como es el espectáculo?
-Yo creo que en algún punto, todos buscan los que les hace bien. A mí hay cosas que ni me preocupan. Mi mamá siempre decía: “Bañadita y con la ropa limpia. Si está rota no importa, pero limpia y bañada”.
Entonces a mí no me importa eso de si voy a un programa y ponerme el mismo vestido. Si me critican no me importa nada. Si puedo ir a comer al restaurante de mejor onda, voy; si no, voy al de siempre. No me quita el sueño pertenecer al ambiente. Por eso siempre digo que la familia es muy importante. Me acuerdo que de chica siempre me pasaba. Todos mis amigos iban a un lugar y yo quería lo mismo.
-Es la primera vez que venís a Mendoza y es tu primera gira nacional...
-Es la primera vez que voy a Mendoza. No conozco. Conozco todos los lugares por la gira. No conocía la Argentina, ni ninguna otra parte del mundo. Todo lo que conocí es por trabajo. Antes no tenía la plata para ir a conocer. Y cuando empecé a tener trabajo, no hay tiempo (ríe).
Es increíble lo que te da la vida. Cada lugar tiene una sensación distinta, te deja una sensación en el cuerpo. De hecho todo me parece lindo. Mi primera casa eran cuatro ladrillos con una chapa arriba. Así que todo me parece bello. Por ejemplo, fui a Salta y me encantó, porque hay una carga espiritual muy fuerte. Hay una cosa milagrosa en el aire.
-¿Qué respuesta recibís del público?
-El público me agradece mucho, porque se ríe mucho con mis historias. Es cero careta, porque les hago acordar cosas que todos vivimos en general. Todo el mundo me agradece la risa, la forma que tengo de contar las cosas. Todo lo lindo que tiene el espectáculo, pero hago hincapié en la familia, en los valores que tenemos.
-¿Te definís como una comediante?
-La verdad es que no sabría qué título ponerme, porque no sé qué diablos soy (ríe). En el ambiente no digo: “Yo soy cantante, yo soy actriz...”. Ahora soy Lizy. Me gusta todo lo que hago, pero no puedo definir qué me gusta más.
-Además del teatro, ¿tenés otros proyectos?
-Tengo muchas propuestas de trabajo. Estoy cerrando una gira, preparando un espectáculo para la temporada que viene. Hago radio con Santiago del Moro. Pero tampoco estoy pendiente. Si se corta, estoy agradecida del momento que viví.
Y si me retiro, me gustaría hacerlo de la misma manera que empecé. De una manera sana. No me gustaría irme del medio y que digan: encontraron a Lizy con 6 kilos de cocaína. Haber pasado algo tan lindo e irme de mala manera.
-Cris Miró en su momento, Florencia de la V, son algunas travestis que marcaron un camino en el espectáculo. En la actualidad, ¿sentís cierta discriminación hacia el género?
-Yo no creo en la discriminación cien por ciento. Todos somos todos, discriminamos, somos lindos, feos, altos, gordos, negros, blancos.
No me gusta ponerme en un lugar. Hay algunos lugares donde uno pasa a ser la discriminada y en otro la discriminadora, a veces sin quererlo. También soy una trava vieja, no me voy a reír de la trava.
No tengo esa percepción de buscar cada palabra, para que le guste al otro. Si alguien me dice Luis, no pienso en que lo hizo a propósito. Al igual el que me dice Verónica.
Ficha
Lizy Tagliani en "Recargada"
Actúan: Celeste Muriega y Jorge Moliniers.
Día y hora: hoy, a las 21.30.
Lugar: Teatro Plaza (Colón 27).
Entradas: $ 300 (platea Alta) y $ 350 (platea baja). En boletería del teatro (teléfono: 413-3255), Musimundo Mendoza (San Martín 1549, Ciudad) Musimundo Godoy Cruz (Shopping Portal de Los Andes. Venta telefónica: 476-9100) y www.tuentrada.com
